El culipandeo ha tenido en la inmensa historia humana muchísimos exponentes. Desde la China de las dinastías y el Egipto de los faraones, la Grecia de los grandes repúblicos y la Roma de los césares, hasta nuestros días, abundan los políticos culipandeantes. Pero las crónicas de tan largo pasado no registran un ejemplo tan sorpresivo, inusitado e inesperado de culipandeo a tan corto plazo cómo el del León de Villa Juana, llamado también El Señor de los Vientos, a quien le bastaron tres escasos días (de lunes a jueves) para pasar de firme guachimán de la Constitución a manso cordero de la reelección. (¿Quién lo explica?).