Washington, 4 jun (PL) Cleveland Cavaliers y Golden State Warrios se enfrentan desde hoy por el título de la NBA en una final que marca el fin de las grandes dinastías, o quizás el comienzo de otras.
Aunque ambos conjuntos están liderados por los mejores jugadores del momento en la Asociación Nacional de Baloncesto (NBA), se trata sin dudas de dos franquicias consideradas, hasta ahora, menores.
Sin embargo, LeBron James (El Rey) y Stephen Curry (El Príncipe) sublimaron su versatilidad, potencia y puntería para ayudar a dejar en el camino a otros conjuntos de mayor pedigrí, como San Antonio Spurs, campeones defensores.
Amén de nacer en la ciudad de Akron, Ohio, LeBron y Curry tienen en común su capacidad de liderazgo, sangre fría para pedir el balón a la hora cero, y hacer con valga la pena el pase.
Otros duelos interesantes de la final serán entre los brasileños Anderson Varejao (Cavs) y Leandrinho Barbosa (Warriors), y entre el australiano Andrew Bogut (Golden State) y sus compatriotas Mathew Dellavedova y Kyrie Irving (Claveland).
Las segundas figuras también atraen la atención, sobre todo si desempeñaron roles protagónicos en antiguos equipos o son dados a la espectacularidad, como Andrew Igoudala y J.R. Smith.
Visto así, Golden State tiene a su favor la segunda mancuerna de los Splash Brothers, Klay Thompson, un canastero letal desde el arco perimetral que también sabe atacar el aro, y es difícil de defender.
En cuanto historia, el nombre Warriors también pesa: cuando esta franquicia nació, en Philadelphia, ganó la campaña fundacional de la Asociación de Baloncesto de América, que se fusionó en 1949 con la Liga Nacional de Baloncesto para dar paso a la NBA.
Ya como los Golden State Warriors se coronaron en las temporadas 1955-1956 y 1974-1975, y sucumbieron en las finales de 1948, 1964 y 1967, pero desde entonces se han quedado cortos en play offs.
Tras archivar el mejor registro de la campaña regular (67-15), los Warriors se coronaron en el Oeste al eliminar a New Orleans Pelicans (4-0), a Memphis Grizzlies (4-2) y a Houston Rockets (4-1).
A su vez, Cleveland (53-29) se impuso en el Este tras una campaña de menos a más, con un LeBron que regresó como el Hijo Pródigo, tras ser denostado en su Ohio natal por irse al Miami Heat.
Si en Miami armó un tridente letal con Dwyane Wade y Chris Bosh, de regreso a casa el Rey unió fuerzas con el prolífico base Irving y el internacional Kevin Love, fuera por el resto del año por lesión.
Fundada en 1970, esta franquicia nunca ha conquistado el añorado trofeo Larry O’Brien, pues en 2007 perdieron la única final que han disputado, lo cual impulsó a LeBron a buscar nuevos aires.
Si bien los pronósticos generales inclinan la balanza a favor del equipo californiano, lo cierto es que James llega a su quinta final consecutiva, la sexta de su carrera, y lo hace con más madurez.
Sus números en esta post-temporada son tan impresionantes como su liderazgo en cancha: 27.6 puntos, 10.4 rebotes, 8.3 asistencias y 1.3 tapones, pero si falla él, nadie ocupa su lugar en Cleveland.
Como sea, el mundo del baloncesto mira hoy hacia la ciudad de Oackland, donde Golden State recibirá a los Cleveland Cavaliers para comenzar a dirimir quién, finalmente, es el verdadero rey de la NBA.
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