Todo aquel que sienta respeto por sí mismo debería renunciar del Partido de la Liberación Dominicana (PLD), del Partido Revolucionario Dominicano (PRD), y del Partido Reformista Social Cristiano (PRSC), tres organizaciones tradicionales que hace tiempo perdieron su razón de existir.
Todo aquel que sienta algún amor por sus hijos, sus padres, sus amigos y demás relacionados cercanos, debe abandonar su militancia o simpatía por esos partidos porque han descendido al nivel más bajo de la podredumbre política.
Todo aquel que siente fervor patriótico debe sentirse avergonzado de cómo esos tres partidos y sus respectivas cúpulas se han burlado del pensamiento y la acción de los hombres y mujeres que han dado lo mejor de sí, incluso sus vidas, para que la República Dominicana “libre e independiente” dentro de un marco civilizado de justicia, libertad y equidad.
El que no lo haga es porque no siente respeto por sí mismo, porque no le importa su futuro ni el de sus hijos y demás familiares, es porque no siente ningún amor por la patria que lo vio nacer. Es como para sentir vergüenza ajena.
Lo que hemos visto en los últimos años en el espectro político nacional no tiene precedentes: Corrupción al más alto nivel gubernamental acompañado de impunidad y complicidad, narcotráfico y micro tráfico en todo el territorio, crimen organizado por el bajo mundo con la participación de militares y policías de todos los rangos, atracos y robos en todas las esquinas del tal manera que nadie está seguro en ningún lugar; endeudamiento externo irresponsable y desbordado, caos, anarquía, irrespeto por doquier.
Todo eso ocurre mientras los líderes del PLD, PRD y PRSC se roban el país. No le han puesto un motor fuera de borda a la isla porque tendrían que arrastrar al vecino pueblo haitiano, que al igual que el nuestro, se muere de hambre y de sed.
Despojar la sociedad dominicana de todos los valores éticos, morales, patrióticos, etc., comenzó en el año 1996 cuando el PLD (Danilo Medina y Leonel Fernández) con la ayuda de expertos nacionales e internacionales, diseñó el modelo que hoy nos hunde en un vertedero político cada vez más putrefacto y hediendo.
El dinero del presupuesto nacional y los múltiples préstamos han servido para la compra de dirigentes, del PLD, l PRD, PRSC y una buena parte de los partidos o grupos pequeños aliados al gobierno.
¡Qué caros le han salido al pueblo esos partidos y agrupaciones políticas! Entre todos se han robado durante los últimos 15 años –lo dijo el Banco Mundial y el Banco Interamericano de Desarrollo, junto con otras entidades internacionales- entre el 4 y el 5 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB).
Si esa inmensa, e incalculable fortuna se hubiera invertido en salud, educación, agricultura, vivienda, energía eléctrica, etc., el país estaría en un proceso de desarrollo con equidad y prosperidad. Pero esos señores, corrompidos hasta la médula, solo actúan en beneficio propio. El país no les importa. La gente, menos.
Este país lamentablemente va hacia ningún lado, contrario a otros que avanzan, lenta, pero sostenidamente. Con una Constitución convertida en un pedazo de papel de inodoro, con un sistema judicial corrompido y maleado, con un Congreso prostituido y un Poder Ejecutivo que patrocina todos esos males, ningún país puede progresar.
La brecha que separa la República Dominicana de los países desarrollados en términos de salud, ciencia, tecnología y educación, es cada vez más insuperable. Pero a Danilo Medina, Leonel Fernández, Miguel Vargas, Quique Antún, Reinaldo Pared Pérez, Milton Ray Guevara, Mariano Germán, entre otros, no les preocupa.
No les importa el colapso moral. Al contrario, han invertido miles de millones de pesos para quebrar el orgullo de ser dominicano, en la enajenación cultural; han invertido millones de pesos envileciendo al pueblo a través del clientelismo y el paternalismo maldito que convierte a los humildes en mendigos y pordioseros.
Todo aquel con un poco de respeto por sí mismo y por su país, tiene el deber y la obligación de luchar, del modo que sea, para cambiar el rumbo de la nación antes de que sea demasiado tarde. La dictadura se fortalece. La encarna Danilo Medina.