Con Danilo Medina con el camino abierto para optar por un segundo mandato, queda definida la elección presidencial, a las elecciones generales del año próximo se concurrirá a definir la composición del Congreso y los municipios, y la oposición se habrá enterado con retraso que de eso se trataba.
Las perspectivas de un frente opositor vigoroso se cifraban en que el Partido de la Liberación Dominicana, impedido por la Constitución de presentar su mejor candidato, concurriría con su carta más arriesgada, lo que alimentaría su percepción de derrota y alentaría las de victoria de la oposición.
Si los estrategas del Partido Revolucionario Moderno hubiesen adivinado que el enfrentamiento seria con Danilo Medina, no desechan el documento de unidad suscripto por legisladores de ese partido y del Revolucionario Dominicano, que de haber concitado otra acogida, hubiera dejado a la oposición en condiciones de sacar mejor provecho de los niveles de elecciones municipales y congresuales.
En el cuadro que se ha configurado hasta el momento los alcaldes y los senadores seguirán correspondiendo a la coalición PLD-PRD-PRSC, y ni un solo para los que no estén en esa boleta, distinto al caso de los diputados, de los cuales si puede ganar un grupo importante el Partido Revolucionario Moderno.
Si los líderes del PRM no hubiesen desdeñado la posibilidad de un acuerdo con el PRD, habrían creado un terreno más hostil para un entendimiento de ese partido con el PLD, pero creyeron que les sobraba tiempo y que un PRD disminuido no tendría otra opción que la de una sumatoria incondicional.
En el panorama actual al PRM le será difícil conseguir candidatos a senadores con recursos y liderazgo, porque saben que no tienen chance de triunfo, serán rellenos para conseguir diputados. Lo mismo con los alcaldes.
Jamás pensaron que el PRD tenía otro camino, y lo adoptó: madrugar en un entendimiento con el PLD que le permitiera conservar las alcaldías que domina y ampliar su matrícula de diputados. El PRD se toma una pausa como opositor, y una vez pasadas las elecciones se aleja y retoma su batalla por la segunda posición en el escenario político nacional.
Definida la elección presidencial, la senatorial y la municipal, al PRM le queda una batalla, la que librará con la Alianza País, de Guillermo Moreno por copar el vacío opositor que ha dejado el Partido Revolucionario Dominicano.
Como Guillermo Moreno y Luis Abinader persiguen lo mismo, convertirse en cabeza de la oposición, será difícil que se presenten en una fórmula unificada, el PRM proyecta mayor fortaleza por ser un desprendimiento importante del PRD y el refugio natural de los perredeistas que rechazan el acuerdo con el PLD, pero los partidos de Abinader y Moreno, tienen características similares, organizaciones que aun no han estampado una marca ampliamente conocida con candidatos que construyen un perfil futuro.
Al serles difícil articular una propuesta que se proyecte triunfadora, tendrán límites para recaudar los cuantiosos recursos que demanda una campaña presidencial que pudiera ser impactante.
Ambos tendrán que ser implacables tratando de mermar el respaldo del candidato principal, a ver si le tumban el respaldo que exhibe entre los votantes que no son de su partido, que de manera consistente lo señalan como la mejor opción.
Lo que se definirá en la campaña no es quien será el próximo presidente, sino el porcentaje con el que ganará Danilo Medina, y quien ganará el liderazgo opositor, ¿ Abinader o Moreno?