El asesinato más curioso del mundo acaba de producirse en República Dominicana, un país que, según su Policía, está habitado por personas que no piensan (¡y puede que tenga razón!). Se trata del caso de un tal Job, peligroso presidiario (sí, tras barrotes, en una celda, vigilado día y noche), desde donde dirigía la banda que asesinó al periodista Blas Olivo. Y sucede que numerosos policías fueron a visitar al individuo que estaba tras barrotes, en una celda, vigilado día y noche…y éste ¡los recibió a tiro! Lógico: murió en intercambio de disparos tras barrotes, en una celda. Sabía demasiado. Pero ya no podrá hablar.