El presidente Danilo Medina sabe que su popularidad como gobernante es importante en su propósito de alcanzar su repostulación, pero no suficiente para consumar ese propósito, pues quiérase o no, el Partido de la Liberación Dominicana (PLD) va a cumplir tres periodos en el poder y eso algún desgaste ha provocado a ese partido.
Se agrega el evidente deterioro del Bloque Progresista, un instrumento electoral que giraba más en torno al proyecto presidencial del presidente Leonel Fernández que al propio PLD.
Por eso es sabia la decisión de atraerse al Partido Revolucionario Dominicano (PRD), un partido que tras sucesivas divisiones ha comenzado a registrar una evidente baja en la simpatía, pero que por sus raíces históricas mantienen un alto porcentaje de lealtad de dominicano que ven en el más lo simbólico que los incidentes.
Con el pacto anunciado, se verificará un hecho inaudito en elecciones nacionales, un aspirante a la presidencia, en este caso Danilo Medina, aparecerá en los dos primeros lugares de la boleta, y probablemente en el tercero y el cuarto, pues no está claro que el Partido Reformista Social Cristiano (PRSC) concurra con candidato presidencial propio a esos comicios, y de MODA, se conoce que ya firmó un acuerdo electoral con el PLD, aunque de esto se ha hablado poco.
Medina, que no es dado a confiarse en estas lides, tiene una vocación de sumar la mayor cantidad de fuerzas políticas en torno a su candidatura, a los fines de crear una coalición que garantice sin que haya dudas su reelección presidencial.
Es previsible que su opositor lo sea el economista Luis Abinader, abanderado del Partido Revolucionario Moderno (PRM), y quien podría canalizar el sentimiento opositor, y quien no puede ser subestimado tomando en cuenta que es una figura sin rastros en la administración pública y de una familia estimada en la sociedad dominicana, elemento este que pesa mucho.
Pero lo obvio es que el presidente Medina apunta a sumar a todas las fuerzas posibles, y Abinader habrá entonces de tratar de ir detrás de aquellos que se nieguen a apoyar la reelección, para lo cual habrá de convencer de que como gobernante sería confiable a la diversidad de criterios y opiniones que se debaten en la esfera crítica a los gobiernos del PLD.
Mientras tanto, para el ingeniero Miguel Vargas Maldonado, este acuerdo ha venido a ser una especie de "salva vida", en medio de las turbulencias que ha vivido su partido, que al decir de muchos estaba condenado a sobrevivir o desaparecer. El presidente del PRD ha optado por sobrevivir. En su discurso dejó entrever que actuaba bajo esa premisa.