El rostro del legendario guerrillero Ernesto–Che-Guevara es uno de los más publicitados en el mundo, inclusive por el propio capitalismo que combatió con las armas en Cuba y tierras suramericanas. Este valiente hombre no nació en Estados Unidos ni Europa, era argentino, de las entrañas de nuestra América Morena.
Habría que ver si las empresas internacionales que han promovido sus productos con el rostro del carismático líder revolucionario han redistribuido sus ganancias a los descendientes de Guevara.
En Alemania, la Mercedes Benz llegó a promover su línea automovilística con la famosa fotografía que captó Alberto Korda al rostro del Che en 1960 en La Habana. También, perfumería francesa apelaron a esa imagen para vender sus productos e igual lo hicieron productores de bebidas alcohólicas y de artículos para el hogar.
Es decir, que el marketing se unió al histórico revolucionario en una causa bien definida y rentable: vender.
Ahora la explotación en Latinoamérica adquiere otra dimensión traspasando los linderos de los recursos naturales a ultrajes sexuales como ha ocurrido con los cascos azules instalados por la ONU en Haití.
Mientras se apliquen las debidas sanciones, decenas de infelices haitianas fueron violadas sexualmente a cambio de celulares, dineros y hasta insignias militares. Penoso caso que recrea la histórica explotación de que ha sido víctima este Continente desde aquellos aciagos momentos del “intercambio” de oro de los indígenas por espejitos amarillentos de los europeos.
Por igual, las propias mujeres indígenas fueron violadas y maltratadas por los colonizadores que vinieron a América a “civilizarnos”.
Ahora que ya no contamos con la presencia física del celebrado escritor uruguayo Eduardo Galeano, genial creador de “Las Venas Abiertas de América Latina” donde narra la explotación del imperio colonial en tierra latinoamericana, es de esperarse que el reciente caso haitiano no quede impune.
Los Explotados de Siempre
Muchos creen que la pobreza en Haití es cosa reciente, y se sumergen en analizar solo la destrucción dejada por el sismo del 2010. Pero olvidan que por más de medio siglo la familia Duvalier saqueó, estranguló, asesinó y explotó inmisericordemente al vecino país y posteriormente las élites económicas y políticas que les sucedieron en el poder prosiguieron el mismo comportamiento dejándole apenas las piedras y el polvo a los más empobrecidos que habitan ese territorio.
Ni siquiera fueron capaces de dotar de los documentos de identidad a su población, y ese drama se percibe entre los que residen en República Dominicana que han tratado de aplicar para acogerse al Plan de Regularización de Extranjeros.
El Estado dominicano ha hecho todo un esfuerzo por encima de sus posibilidades económicas para regularizar el estatus de los haitianos ilegales que viven aquí.
Las naciones desarrolladas especialmente Estados Unidos, Francia, Inglaterra y Canadá prácticamente no han hecho nada para atender las urgentes necesidades del pueblo haitiano.
Antes y después del terremoto miles de haitianos siguen viviendo a la intemperie desafiando las inclemencias del agua, sol y sereno.
El sistema sanitario haitiano así como la desertificación y deforestación están entre los peores del mundo y el hacinamiento aumenta ante el incremento de su población.
¿Qué hacer con la población haitiana? Es la pregunta que deberían formularse los más de 50 aspirantes presidenciales de Haití que buscan alcanzar el poder.
Y termino con esta expresión del sobresaliente escritor brasileño Paulo Coelho:”cuando menos lo esperamos, la vida nos coloca delante un desafío que pone a prueba nuestro coraje y nuestra voluntad de cambio”.
Martes, 16 de junio del 2015