La vía peatonal se ha convertido en las últimas décadas en casa de los sin domicilio, de menores de hogares infuncionales, de vagos y vagas y de los sin juicio y sin familia.
La ciudad moderna de Santo Domingo ofrece decenas de centros comerciales confortables, de atractivas ofertas y de instalaciones y entornos seguros.
Estos ambientes son propicios para salir en confianza, ya sea solo, con amigos o con la familia.
Lo mismo no ocurre con la calle comercial, peatonal e histórica más antigua del país: la Calle Del Conde.
En una época caminarla y visitar sus emblemáticos establecimientos era darse un baño de pueblo y de cultura sin el temor de que ocurrieran mayores complicaciones provocadas por antisociales.
Fue así su época de oro, con tertulias de intelectuales en sus equinas, presentaciones de artistas de forma expontánea y de otras actividades sanas para toda la familia.
Para disfrutar de un paseo de la Zona Colonial era ésta calle el acceso principal.
Hoy día sus atrativos y romanticismo han desaparecido y aquellos que solían caminarla, la prefieren evitar para no chocarse con personas dementes, vagos y vagas y con sus espacios contaminados por basura y olores desagradables producto de necesidades fisiológicas humanas resueltas al aire libre.
Animales realengos no faltan, ni ofertantes de sexo o compañía para todos los gustos, quienes resultan ser muchas veces delincuentes, que maltratan a visitantes extranjeros, sobre todo.
Ante la trágica situación, se recibe con regocijo la bien intencionada noticia de la Asociación de Comerciantes de la calle Del Conde (AsoConde) y del Ministerio de Turismo (Mitur) quienes firmaron un acuerdo para el rescate de la arrabalizada vía peatonal.
El acuerdo incluye la ejecución de un estudio de mercado con el propósito de mejorar la gestión administrativa, oferta comercial y condiciones espaciales de los negocios en la Ciudad Colonial.
En la práctica son plausibles los esfuerzos, pero creo que no será tan facil como lo pintan.
Su rescate no sólo debe hacerse a lo largo de la histórica calle, porque la inseguridad de sus visitantes y residentes también se da en sus vías aledañas.
El Conde debe dejar de ser casa de los sin domicilio, de menores de familias infuncionales, de vagos y vagas y de los sin juicio y sin familia.
La intervención responsable de Salud Pública, la Policía Nacional y la Turistica, en coordinación con Asoconde, debe hacerse sentir en todo el perímetro y más allá de la Ciudad Primada de América.
Apostemos a una nueva Calle Del Conde y Ciudad Colonial, pero saneadas, tranquilas y seguras que garanticen su florecimiento proyectado.
Jorge Casado
El autor es periodista fotógrafo