Presidente no le creo su promesa de “otro mandato y nunca más”, en caso de que el pueblo lo repostule.
¿Por qué debemos creerle si ya mintió una vez si ya se comió el tiburón podrido y echó los principios por la borda? ¿Por qué confiar en quien impuso una modificación constitucional utilizando los recursos del Estado? ¿Quién garantiza, señor Presidente, que dentro de cuatro años, si el pueblo se equivoca de nuevo, no haga ustedlo mismo, cambiar la Constitución para mantenerse en el poder indefinidamente y convertirse, como advirtió Leonel Fernández, en el Trujillo del siglo 21?
Usted me perdona Presidente, pero creo que en sus manos la democracia, la libertad y la justicia, corren un gran peligro porque sus ambiciones no tienen límites, ni las del grupo que lo acompaña en sus andanzas.
¿Cómo puedo, presidente Danilo Medina, creerle cuando habla, si hoy dice una cosa y mañana otra, si promete y no cumple, si empeña su palabra y luego la tira al vacío porque “van al aire y son del aire”, si para usted la corrupción es buena o mala dependiendo de quienes la practican, al igual que el tráfico de influencia, la compra de voluntades, el despotismo y el nepotismo que tanto criticó; si la ética y la moral de la cual era un acérrimo defensor, hoy se pasean en calzoncillopor las oficinas del Palacio Nacional?
¿Cómo creerle a un hombre que aseguró, una y otra vez que no intentaría reelegirse, que solo necesitaba cuatro años y ni un día más, que tampoco volvería cuatro años después de un primer mandato, que tal vez en 20 años cuando las instituciones estuvieran fortalecidas se podría pensar en reelección porque los funcionarios públicos no saben distinguir entre los recursos públicos y privados y terminan haciéndole daño al gobierno y al presidente de la República?
Usted dijo, Presidente, que para intentar repostularse había que comerse un tiburón podrido y echar los principios al zafacón.El país lo vio, en vivo y en directocomerse el tiburón podrido sin eructar, lo vio a través de una enorme cadena de radio y televisión tirar los principios –si alguna vez los tuvo- en el zafacón de la historia más perversa y descarada.
Por instrucciones suyas, Presidente, pero actuando como la Gatita de María Ramos, que tira la piedra y esconde la mano, los funcionarios sobornaron a todo el que estaba disponible para modificar la Constitución para permitirle la reelección. ¿No dijo usted que era mala? ¿Cómo ahora dice que la democracia y la libertad se fortalecen con el continuismo?
¿Significa Presidente que la reelección era mala para Balaguer, Antonio Guzmán, Jorge Blanco, Leonel, Hipólito, pero no para usted que tanto la criticó y condenó?
Para pasar la reelección, primero en su partido, luego en el Congreso, todos sabemos las artimañas, las trampas, las zancadillas, las traiciones y la compra de dirigentes de la oposición, congresistas, etc., a un costo que el pueblo dominicano jamás sabrá. Todos sabemos cómo obtuvo usted mayoría en el Comité Político y en el Comité Central del PLD. Se impuso el dinero del Estado, algo que usted condenó en una ocasión, pero luego, sin sonrojarse, aceptó para alcanzar la presidencia de la República de manera espurrea.
Comprar el PRD, el Partido Reformista y otras fuerzas políticas minoritarias, más el pacto morado que reelige a los senadores y diputados actuales, para vender la falsa imagen de unidad nacional, tiene un precio económico muy alto, pero de igual manera un precio político igualmente alto que usted pagará en las urnas, a menos que, con el mismo dinero del Estado y la complicidad de la Junta Central Electoral y el Tribunal Superior Electoral, compre las elecciones venideras, en lo que tiene usted una vasta experiencia.
Perdóneme Presidente, pero no le creo ni media palabra de lo que dice.