Ninguna nación del mundo merece el reconocimiento y admiración, si primero no dispone de una identidad propia, de ese orgullo natural que debemos llevar todos aquellos que apreciamos la dignidad como expresión humana y de sociabilidad.
En todo caso, es preferible ser pobre pero vivir con la debida integridad y la honra de lo que se posé.
Precisamente, en esa dirección se centraliza el discurso recientemente expuesto por el presidente Danilo Medina en la Cumbre de los países miembros del SICA, realizada en Guatemala.
Se trató de una intervención bien ilustrada con datos recientes y fehacientes sobre todo el proceso de aplicación de la Ley 169-14 y el Plan Nacional de Regularización de Extranjeros con estadísticas sobre los estatus de los ciudadanos extranjeros que residen en el país.
Defendió con gallardía a la República Dominicana que representa como Jefe de Estado, demostrando una vez más la apertura de las autoridades para que los organismos de defensa de los derechos humanos comprueben en el terreno la nueva política migratoria implementada.
Dijo lo que tenía que expresar ante tantas infamias de sectores nacionales y extranjeros que buscan perjudicar la imagen del país, acusándonos de racistas, xenofobia y de propiciar una especie de segregación racial.
Nada más injusto, y pensar que las autoridades de Bahamas, siguen deportando haitianos a un nivel tan intenso que suman más de tres mil los devueltos hacia Haití en los últimos meses. Pero nadie dice nada al respecto.
Ningún otro país de America Latina en los últimos cincuenta años ha diseñado y aplicado una Ley de Naturalización y normalización migratoria como la adoptada en la República Dominicana.
Con todas nuestras limitaciones económicas, hemos cargado a cuesta las penurias de los vecinos haitianos, aunque muchos no lo quieran admitir.
Nuestra Soberanía
Y ante las ofensas y calumnias lanzadas contra la imagen del país en el exterior, el presidente Medina fue enfático al plantear que “pueden estar seguros de que nuestra soberanía no se pondrá en cuestión, ni porque llegue un turista más, ni por un centavo más de inversión”.
Tras explicar todo el proceso de la aplicación de la Ley 169-14 y el Plan Nacional de Regularización de Extranjeros con estadísticas sobre los estatus de los extranjeros, Medina aseguró que en la República Dominicana el número de casos de apatridia es cero, e invitó a los organismos de las Naciones Unidas especializados en el tema a constatar esa realidad.
De la misma manera en que algunos organismos internacionales han criticado a los dominicanos por su nueva política de regulación de extranjeros, igual deberían reconocer el respeto a los derechos humanos y facilidades brindadas a los haitianos que han decidido voluntariamente retornar a su país.
La Dirección General de Migración ha puesto al servicio de esos extranjeros unidades vehiculares confortables para trasladarlos hacia Haití.
“La realidad es que en la República Dominicana no se han registrado casos de apatridia, por más que algunos quieran seguir inventándolos. Como les decía, el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados, ACNUR, no ha constatado ninguno y, precisamente para eliminar el peligro de que se dieran, votamos la ley 169-14 y la aplicamos con éxito”, enfatizó el mandatario.
Oportuna Precisión
Por muchos años la República Dominicana ha tenido que soportar fuertes presiones de organismos extranjeros que trataron de entorpecer la nueva política migratoria ejecutada por las autoridades.
La más reciente de esas intromisiones fueron las desafortunadas declaraciones del alcalde de la ciudad de Nueva York, Bill de Blasio, quien sugirió un boicot al turismo dominicano.
Por supuesto, el gobierno ha salido al frente a esa intromisión habiéndose sumado al repudio empresarios turísticos, legisladores, líderes políticos y comunicadores.
En su alocución ante los miembros del Sistema de Integración de Centroamérica y El Caribe, reunidos en Guatemala, el presidente Danilo Medina defendió el derecho constitucional del país de aplicar sus leyes y normativas jurídicas en el ámbito migratorio.
En ese sentido, observó que “quiero enfatizar también que nuestro país tiene el derecho soberano de regularizar los flujos migratorios de acuerdo a las leyes que nos rigen, igual que lo tienen y lo ejercen países como Estados Unidos o los miembros de la Unión Europea”.
El discurso del presidente Medina tiene una apreciable dimensión histórica y el valor intrínseco de un líder que aprovecha los escenarios nacionales e internacionales para decir las verdades frente a frente en el momento más oportuno.
Así ocurrió en la II Cumbre de la CELAC, efectuada el pasado año en la capital de Cuba, La Habana, donde respondió enérgicamente pronunciamientos de algunos países del CARICOM que sistemáticamente vienen acusando a la República Dominicana de discriminador, racista y violador de los derechos humanos.
El respaldo del Comité Político del Partido de la Liberación Dominicana (PLD) a las disposiciones migratorias adoptadas por el gobierno es oportuno, especialmente en las actuales circunstancias donde incluso sectores conservadores del empresariado nacional también han apoyado las medidas oficiales.
Danilo Medina ha demostrado una vez más que lo importante es responder al dedo acusador cuando las circunstancias así lo aconsejan. Es simplemente dejar que el contrario exprese su desahogo y punto.
Al final, palabras no rompen huesos, como sabiamente exponían nuestros abuelos y abuelas.
Articulo de Manuel Díaz Aponte
Lunes, 29 de junio del 2015