El gobernante persiste en sus denuncias contra República Dominicana.
Bridgetown, 3 jul (PL) El presidente de Haití, Michel Martelly, reiteró hoy las denuncias a República Dominicana por supuestas deportaciones y pidió a sus homólogos de la Comunidad del Caribe (Caricom) ayuda para lograr una solución pacífica a esa crisis.
Haití preferiría mantenerse en la mesa de negociaciones con República Dominicana para resolver la crisis pacíficamente, dijo Martelly al hablar aquí en la 36 cumbre de la Caricom, y señaló que en los últimos días mucha gente ha cruzado la frontera para abandonar el país vecino de habla hispana.
En su intervención reiteró declaraciones previas del primer ministro Evans Paul que fueron desmentidas hoy por el Gobierno dominicano, en el sentido de que hace dos noches 21 personas fueron detenidas y obligadas a regresar a Haití y comentó: "Parece que no todos ellos son haitianos".
Aseguró que se trata de una "crisis humanitaria, debido a que no estamos hablando de haitianos, sino probablemente de dominicanos sacados de su país".
"La comunidad internacional no puede permanecer en silencio cuando las familias son divididas arbitrariamente y los niños son separados de sus padres y llevados a los cruces fronterizos", dijo Martelly.
Consideró que las deportaciones masivas e indiscriminadas de ciudadanos haitianos amenazan con socavar el proceso electoral en el que está inmerso su país.
También advirtió que en el plano económico y social, los escasos recursos de que dispone el Estado haitiano no le permitirán hacer frente a esas deportaciones masivas que, además, "pueden poner en peligro la paz y la seguridad regional".
La cumbre de la Caricom un escenario que mañana podrá concluir con la aprobación de una resolución de condena a la política migratoria dominicana.
El primer ministro de San Cristóbal y Nieves, Timothy Harris, aseguró en el plenario que esta es una oportunidad más para mostrar la unidad regional y la solidaridad de los países del grupo integracionista.
En ese foro intervino previamente el secretario general de Naciones Unidas, Ban Ki-moon, quien mostró su profunda preocupación por este tema y dijo que "es una cuestión de derechos humanos y de dignidad humana".
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