¿Cómo paga el público su derecho a la alegría?
¿Cómo describir el estado de éxtasis en el humor cuando se ha establecido firme la vinculación de quien hace arte escénico con quienes acuden al teatro ahítos y saturados de una ruda realidad social sellada de una cotidianidad marcada por la injusticia, la inseguridad ciudadana, los excesos del poder y las puntas altas de las aspiraciones del poder, todo en un menurje que requiere, al menos, una pausa
Tras el aplauso de los espectadores que disfrutaron la primera función de Toc Toc, la exitosa comedia existencial Toc Toc, estrenada en París hace diez años y original del dramaturgo francés Lauret Baffie, tras la presentación en gesto ya ritual de los siete talentos actuantes y su directora, una Germana Quintana que vuelve a concretar el teatro como expresión creativa y reflexiva de la vida misma, la pregunta sigue pendiente: ¿cómo pagar tanta alegría provocada y como financiar con justicia el mensaje final de solidaridad humana que queda perfumando el ambiente?. La obra fue escrita en 2003.
Bien ha hecho Atrévete, la compañía de Gianni Paulino, en traer a la escena dominicana este montaje que en países como España, Argentina, Perú, y muchos otros, en algunos de los cuales tiene más de 1,200 presentaciones y en cuyos proceso de producción han tenido que asignar tres elencos distintos para poner mantener el ritmo de presentaciones, reclamadas de más en más por la taquilla.
Inscrita en la corriente del teatro de humor de orientación taquillera y comercial, Toc Toc no es nada despreciable como teatro que alegra y alecciona.
Un teatro para reír de buena gana, pero con calidades textuales producto de un manejo inteligente de la condición humana y un planteamiento final que ennoblece y sensibiliza.
Tras su intrincada e incesante filigrana de parlamentos y síntomas obsesivo-compulsivos, lo que deja en el público es el rastro de una alegría vital e incesante durante las casi dos horas de intelectivas piruetas verbales, gestuales y de una gama didáctica de etiquetas nosológicas mentales, lo que queda es el impacto de satisfacción de ese público que opta por un teatro que le divierta y que, si es posible, le deje un positivo mensaje.
Con un evidente poder de provocación a la risa, Toc Toc es un texto dirigido a internarse en los pasillos de las obsesiones y la necesidad de enfrentar las falencias mentales, esperando a un médico prestigioso (el doctor Cooper), quien no llegará jamás lo que llevará a los pacientes a emprender un camino de auto-curación.
La hilaridad es el rastro de miel que atrae la gente como abejas al panal para proporcionar una experiencia, creando una vinculación talentos-espectadores que toma cuerpo desde el primer instante y no concluirá hasta el sorprendente e inmaginable final del accionar.
Actoralmente
Orestes Amado, (Camilo) juega con frescura su rol del personaje con mayor identidad con el público. Gracioso y pícaro, Amador de luce efectivo y arropa con un carisma singular a la platea. Su obsesión es el cálculo matemático de todo (Aritmomanía).
Exmín Carvajal, (Fred) con el síntoma más chocante y memorable de la pieza (el de Tourette) por su obligada evacuación de insultos y gestos obscenos, caracterizando la comedia de situaciones en su punto más alto. Salvo el desajuste de la peluca, Exmín saca buen saldo de provecho interpretativo. Su rol mantiene el público a la expectativa y sus imprecaciones a los otros personajes, sub-rayan el ambiente de situaciones desternillantes que aporta el montaje.
Lorena Oliva (Lily) con su síndrome (Ecolalia y Logopedia) que la lleva a repetir las frases que ella dice y a repetir las últimas líneas de lo que dicen los demás, evidencia el poder de su experiencia teatral de formadora de talentos. Magnifica en el retrato de la timidez y la fragilidad. Su expresividad vocal y facial le aporta un sello distintivo y que la gente disfruta al extremo.
Gianni Paulino (Nosofobia), representa a Bianca o Blanca, una paciente que muestra un temor extremo a enfermarse con los virus y bacterias del ambiente. Logra buen nivel interpretativo aun cuando la diferencia es notable con el resto de los talentos profesionales que acertadamente seleccionó la directora Germana Quintana.
Ella ha superado mucho su desempeño porque se ha ocupado de su formación, pero su actuación es inevitablemente comparada con el bien aprovechado rendimiento de sus colegas, todos con mayor experiencia y trayectoria en las tablas. No está fuera de grupo, pero su aporte puede ser mayor. Lo que si es claro es que es atrevida. Y su camino en el atrevimiento traza una ruta ejemplar e imitable para mucha gente de su misma condición en el entramado de los medios.
Patricia Muñoz (María) hace una triunfal gira al teatro de vocación masiva, al representar una beata ultraconservadora, aguijoneada por una patológica inseguridad de lo cotidiano. Su personaje se presta para algunos de los instantes más memorables de Toc Toc. Es consistente e ideal por gestos, cuerpo y manejo de la voz, para su personaje.
Francis Cruz (Pep) afectado por una inusual tendencia obsesiva por su incapacidad para pisar rayas en el piso y su vocación también excesiva por la simetría y el orden, aprovecha el “tigueraje” escénico que tan bien domina, para exponerse como un personaje con una dosis oportuna de conciliación.
Experiencia en mercadeo
Gianni Paulino ofrece una magnifica experiencia frente a desafío del mercadeo del teatro, que evidencia que la labor de lograr patrocinios tiene que ser acometida con criterios profesionales, a partir de un protocolo tan importante como la parte artística.
El programa de mano deja ver que Paulino trabaja el mercado con enorme sentido de seguimiento e involucrando a importantes empresas, dados los costos de un montaje que tiene elevados valores de producción.
Sobre el autor
Laurent Baffie Lawrence, nació en París, es dramaturgo actor, presentador de radio y director de teatro francés de la televisión y el cine.
Sinopsis
Seis pacientes citados por el prestigioso psiquiatra, el casi existente Dr.Cooper, lo esperan, al ser citados simultáneamente. Todos tienen obsesiones compulsivas y ante la tardanza del especialista, se relacionan hasta establecer un vínculo cargado de humor y angustias, que les estimula a realizar una terapia de grupo, en la que descubrirán la forma se superar sus falencias. Los choques verbales provocan un proceso de enredos y situaciones de enorme hilaridad secuencial.