10 de julio de 2015 — La Ceremonia de Inauguración de los Juegos Panamericanos fue producida por Cirque du Soleil, socio creativo oficial para la Ceremonia de Inauguración.
El acto con una concurrencia de más de 45 mil personas, incluidos los atletas, habló del legado perdurable de las Primeras Naciones, de la bienvenida a culturas de todas partes del mundo, del poder inspirador de los atletas, y del legado orgulloso de los héroes del deporte canadiense, que pasaron su antorcha a una nueva generación de canadienses que compiten en los Juegos internacionales multideportivos más grandes de la historia de Canadá.
"Estamos encantados de ser parte de los Juegos Panamericanos 2015, que celebran la humanidad, los deportes, la cultura, el valor y la excelencia", explicó Yasmine Khalil, productora ejecutiva de la Ceremonia de Inauguración, y presidente de 45 DEGREES, la compañía de eventos especiales de Cirque du Soleil que realiza la Ceremonia de Inauguración.
"Esta función única, creada exclusivamente para estos Juegos a lo largo de los últimos dos años, constituye la primera Ceremonia de Inauguración para Cirque du Soleil. Fue un esfuerzo en el que nos embarcamos con entusiasmo. Para producir este evento especial, el más grande para nosotros a la fecha, trabajamos de cerca con el equipo de TO2015 para crear una producción que representara a la región del Greater Golden Horseshoe, así como también la diversidad de Canadá".
Frente a una audiencia en vivo de 45,000 personas que ya agotaron las localidades, con cientos de millones de hogares presenciando la emisión alrededor del mundo, una sensacional función recorrerá las raíces de la historia de Canadá, hasta las calles del Toronto moderno y el pináculo de la CN Tower.
Comenzó en el lugar en el que la historia humana de Canadá tuvo su origen: en las vidas, tradiciones y cultura de los pueblos indígenas, para luego ensancharse para incluir la diversidad multicultural de Canadá. En la representación de los pueblos del mundo, 21 grupos de baile, compuestos por 185 bailarines, incluyendo 20 bailarines de Primeras Naciones, desde los Mississaugas de la Primera Nación de New Credit, la Nación Métis de Ontario, las Seis Naciones de Grand River y la Nación Huron-Wendat, bailaron todos al unísono con los ritmos electrónicos de inspiración aborigen de DJ Shub.
La llama Panamericana llegó pronto, rompiendo con la tradición e iniciando la celebración. El equipo de relevos de 4 x 100 metros que puso a la nación a sus pies con su medalla de oro en los Juegos Olímpicos de Atlanta 1996, llevó la antorcha por las calles de Toronto, mostrando que el fuego sigue ardiendo, brillante, aunque un atleta pueda bajar el paso con la edad. Carl Chambers, Robert Esmie, Glenroy Gilbert, Bruny Surin y Donovan Bailey pasaron la llama Panamericana en su viaje desde el vecindario de Jane-Finch de Toronto, a lo más alto de la CN Tower. Surin corrió su etapa de relevo de la antorcha en la cumbre del EdgeWalk de la Torre, corriendo 356 metros a 1.168 pies por encima del suelo, y pasó la llama a Bailey, leyenda del atletismo canadiense.
Cuando Bailey vino desde atrás para ganar el oro en la carrera de los 100 metros de los Olímpicos de 1996, un comentarista televisivo dijo "vino de las nubes". La historia se repitió a sí misma, literalmente, cuando la audiencia vio a Bailey dar la vuelta, con la antorcha en la mano, y saltar de la rampa de la CN Tower y lanzarse en paracaídas hasta el techo del estadio, antes de descender para entregar la llama para la Ceremonia de Inauguración.
Después de reunirse con sus compañeros de equipo de 1996, la llama fue entregada a una nueva generación cuando Bailey le dio la antorcha a Faith Zacharias, la clavadista canadiense que compite por el oro en los Juegos Panamericanos. Estos héroes canadienses crearon el marco idóneo para la llegada de la bandera canadiense, que fue escoltada por una guardia de honor de la RCMP, y acompañada por los sonidos de los músicos eclécticos Chilly Gonzales, Véronic DiCaire y de la Orquesta Sinfónica de Toronto. Fue la primera de las muchas banderas del Desfile de las Naciones, que guió al estadio a atletas, jueces y oficiales de las 41 delegaciones Panamericanas.
Después de que fueran izadas las banderas de los Juegos Panamericanos y de los Juegos Olímpicos, Saäd Rafi, director ejecutivo del Comité Organizador de los Juegos Panamericanos y Parapanamericanos TORONTO 2015 (TO2015), habló de los Juegos y del legado que dejarán detrás. "Los corazones de los canadienses son grandes. Se hinchan de orgullo con el país que amamos, pero también dejamos espacio para nuestro país de origen", dijo Rafi. "El recuerdo de estos Juegos, y las bellas sedes que dejamos detrás, dirán a nuestros jóvenes en los años venideros: Inténtelo, vale la pena. Tengan esperanza, es lo correcto. Sean idealistas, es sabio".
Luego el Dr. Julio C. Maglione, presidente de la Organización Deportiva Panamericana (ODEPA), les dio la bienvenida a los Juegos, a los atletas y a los visitantes. Se presentó un video en homenaje de Mario Vázquez Raña, quien falleció en 2015 y que era el presidente de la ODEPA en el momento de su muerte. Mario Vázquez Raña dedicó 40 años de su vida al deporte internacional. El Gobernador General, David Johnston, pronunció luego las palabras que todos estaban esperando oír: "Esta noche, declaro solemnemente inaugurados los XVII Juegos Panamericanos".
Una brillante actuación final ilustró creativamente el crecimiento de Toronto hasta convertirse en una metrópolis moderna: el destino final de la llama Panamericana. La llama fue luego pasada por el extraordinario relevo formado por prominentes atletas canadienses.
Una reproducción del pebetero que representa los "Juegos para todos" fue ubicada en el estadio, y fue nombrada así porque su creación fue producto de una amplia consulta comunitaria que incluyó más de 300 personas de 30 comunidades. El pebetero se mantuvo apagado por un momento, mientras regresaba Faith Zacharias. Ella pasó la llama a Dana Wright, Charmaine Crooks, Jillian Richardson, Molly Killingbeck y Marita Payne-Wiggins, miembros del equipo canadiense de relevos de 4 x 400 metros que ganó la medalla de plata en los Juegos Olímpicos de 1984.
Pasar la llama a la "siguiente generación" tomó un significado especial y emotivo cuando Payne-Wiggins se reunió en el centro del escenario con su hijo, la estrella canadiense de baloncesto de la NBA, Andrew Wiggins. Wiggins corrió por el estadio para reunirse con el portador final de la antorcha, Steve Nash, uno de los atletas canadienses más reconocidos de todos los tiempos a nivel internacional, dos veces ganador del Premio al Jugador Más Valioso de la NBA y actual gerente general del equipo masculino sénior de baloncesto de Canadá.
Después de una histórica carrera fuera del estadio, Nash encendió un recipiente para transferir la llama al pebetero de los Juegos ubicado a los pies de la CN Tower. Con ambos pebeteros brillando (pebeteros orgullosamente forjados por trabajadores del acero de Arcelor Mittal Dofasco Hamilton), la multitud irrumpió en aplausos. Los atletas disfrutaron del momento, regocijándose en la atmósfera de acogida, vibrante y festiva. Mañana 6.100 atletas de 41 países y territorios comenzarán a competir en 36 deportes en las 15 comunidades anfitrionas de la región del Greater Golden Horseshoe.