Ejemplo de Lucha, de Resistencia y de firmeza.
Este legendario luchador, hoy casi nonagenario, nació en una cuna muy humilde el 10 de julio del año 1926, hace 89 años. Su niñez, su adolescencia y su juventud transcurrieron en barrios capitalinos, como San Carlos, donde residía, y otros aledaños, en los cuales trabajaba, asistía a la escuela o se movilizaba de alguna manera buscando la sobrevivencia. Vivió en carne propia el terror de la dictadura trujillista, incluyendo desapariciones y crímenes inenarrables, lo que definitivamente influyó en el desarrollo de una personalidad rebelde, radical y comprometida con absoluta consecuencia en la lucha por la libertad y la justicia.
Otro acicate para delinear su personalidad y su determinación de lucha y de defensa de la clase obrera fue su vivencia en las fábricas, no sólo siendo testigo de la explotación cruel a la que sometían a los obreros, sino viviéndola él mismo en su condición de obrero zapatero. Eso lo llevó a la militancia sindical activa, llegando a ser dirigente del histórico sindicato de zapateros del Distrito Nacional, hoy desaparecido, y usurpado y vendido ilegalmente su local.
Comenzó a realizar actividades remunerativas desde muy temprana edad para ayudar con el sustento del hogar, compuesto por varios miembros. Recuerda que su madre doña Nina lo mandaba a vender maní tostado, y que en una ocasión tenía hambre y se comió la mercancía que le quedaba. Al preguntarle su madre que había pasado pues faltaba dinero, él le dijo la verdad, y ella le dijo que por decir la verdad sería perdonado. Así ha actuado en su vida partidaria y particular, diciendo siempre la verdad.
Comenzó como aprendiz de zapatería y llegó a perfeccionarse en la confección de delicados estilos de zapatos. Trabajó en varias fábricas de gran renombre en la época, como “La Parisien”. En el fragor de su trabajo de zapatero conoció al señor Américo González, padre del desparecido y asesinado militante revolucionario y cultural Narciso González (Narcisazo), con el cual también compartió desde que aquel era un niño.
Paralelamente a su trabajo, asistía a la escuela. Durante el bachillerato asistía a la tanda nocturna, pues tenía que trabajar durante el día. No logró hacerse bachiller. Cuando cursó el tercer año de la Educación secundaria tuvo que abandonar los estudios. Pero ya no sólo trabajaba, sino que estaba envuelto en el movimiento sindical a través de dirigentes obreros tan emblemáticos como el desaparecido y asesinado Raúl Cabrera.
El primer apodo que recibió entre familiares y amigos del barrio fue “El Lebranche”, debido a sus habilidades y desenvolvimiento en la cotidianidad de un barrio pobre donde sobrevivir honestamente es un gran desafío. El sobre nombre de “El Men” le sería puesto más tarde por los obreros azucareros de origen “cocolo” en el Ingenio Consuelo, San Pedro de Macorís.
El inquieto zapatero no estaba ajeno a la lucha que se gestaba contra el sátrapa Rafael Leónidas Trujillo Molina, dueño de todo y de todos, que tiranizó el país por más de 31 años. “El hijo de Doña Nina” o “El Nieto de Tomás Puello”, como a veces se identifica Jorge Puello, vivía “patio con patio” con los hermanos Ramos Peguero y sus padres, los señores Chino Ramos Rojas y Colombina Peguero, decididos y firmes antritrujillistas.
Los hermanos Ramos Peguero decidieron irse a Cuba saliendo por Haití, para integrarse al movimiento antitrujillista que se proponía acabar con la satrapía. Después de muchas peripecias, incluyendo prisión en Haití, llegaron a Cuba, donde tuvieron una destacada participación junto al Movimiento 26 de Julio y las columnas guerrilleras del Comandante Fidel Castro en la lucha contra el dictador Fulgencio Batista y Zaldívar. El 20 de febrero del año 1956 los hermanos Ramos Peguero se encontraban entre los fundadores del Movimiento Popular Dominicano (M.P.D.), que levantó la tesis de “Lucha interna o Trujillo siempre”, tesis que resumía la necesidad y la decisión de regresar al país a combatir la oprobiosa tiranía “en su propia madriguera”. Además, sostenía las consignas: “Siempre hay que atreverse” y “Patria o muerte, venceremos”.
De alguna manera, “El Lebranche” estaba conectado en la lucha contra Batista y contra Trujillo. Por eso tan pronto llegó al país un núcleo de los fundadores del M.P.D., Jorge Puello no vaciló en integrarse a ese proceso de lucha abierta contra una de las más sanguinarias tiranías de América Latina, que no enfrentaba manifestaciones callejeras desde la década de los ´40. Era una decisión muy peligrosa. Se trataba de arriesgar de verdad el pellejo. No faltaron quienes se mostraban desconfiados, pues pensaban que sólo unos locos o agentes de Trujillo se atrevían a realizar semejante desafío. Jorge Puello estaba convencido de la seriedad del proyecto, pues allí, además de los hermanos Ramos Peguero, había viejos militantes comprometidos, como el dirigente obrero Baldemiro Castro, asesinado más tarde, en 1965, durante el intento de asalto a la fortaleza del Ejército en San Francisco de Macorís.
Jorge Puello Soriano, Junto a Máximo López Molina, Andrés Ramos Peguero, Rafael D´Castro y muchos otros dirigentes obreros y estudiantes que se fueron sumando, vivió y sufrió los cruentos embates de los “Paleros” que dirigía un detritus social llamado José Antonio Jiménez (Balá). En innúmeras ocasiones el local del M.P.D., ubicado en la avenida José Trujillo Valdez, actual avenida Duarte No. 12, fue asaltado por la banda paramilitar trujillista. Allí siempre estuvo Jorge Puello Soriano, que no era de los que se quedaban observando de lejos y luego de la muerte del tirano aparecieron como “anti-trujillistas radicales” y que todavía se atreven a reivindicar su condición de “fundadores del M.P.D. en el país”.
Cuando Jorge Puello Soriano recibió su primer bautismo de sangre y de fuego no hizo más que reafirmar su disposición de lucha para salir del sátrapa. Los ataques sangrientos se sucedían uno tras otro. La determinación de los emepedeístas se crecía. Ahí estaba El Lebranche. Ahí estaba el zapatero. Ahí estaba el dirigente obrero seguidor de Raúl Cabrera y de Mauricio Báez. Entre otras tareas, tenía la responsabilidad de distribuir el periódico Libertad, que el pueblo esperaba “como pan caliente”, por las valientes y siempre documentadas denuncias contra los crímenes y el saqueo de la tiranía, y por los profundos análisis políticos que traía.
Ya fuera en una “Vespa” (motocicleta de fabricación italiana) o a pie, “el hijo de doña Nina” recorría las barriadas y lugares de trabajo, como los muelles y las fábricas, distribuyendo el periódico Libertad y reclutando combatientes, principalmente entre la clase obrera, que tuvo una gran integración al Movimiento Popular Dominicano, contándose muchos de ellos entre los 87 emepedeístas asesinados en menos de un año. Muchos otros de los camaradas de Jorge en la etapa de la fundación del M.P.D. en el país fueron encarcelados y torturados, entre ellos Andrés Curiel (El Santo). Y todo aquello sólo sirvió para que este humilde hijo de la clase obrera templara cada vez más su voluntad y su resuelta disposición de lucha.
En cada una de las numerosas peleas contra los paleros trujillistas, Jorge usaba sus armas habituales de entonces: palos, piedras, cascos de botellas, pedazos de hierro…y también tuvo que tirarse varias veces de una azotea y brincar muchas paredes, pues los esbirros portaban armas de fuego, además de estar apoyados por la Policía. La pelea era desigual, pero la dignidad siempre salía fortalecida y cada vez se sumaban más combatientes.
Y como si numerosos jóvenes tuvieran una vocación por la inmolación, cada día afluía una mayor cantidad al local donde se desplegaba la bandera roja y negra de la liberación latinoamericana. La lectura de determinados textos sobre la moral y el compromiso de la juventud, así como los ardientes discursos de Andrés Ramos Peguero y de Máximo López Molina concitaban la presencia y la adhesión de numerosas personas, muchas de ellas dispuestas a morir por la libertad del pueblo dominicano. Allí El Men, como se le conocería más tarde, compartió no solamente con luchadores de experiencia como Floricel Erickson y sus hermanos, sino también con jovencitos y adolescentes como Maximiliano Gómez (El Moreno), Henry Segarra Santos, Miguel Angel Feliú, los hermanitos Baiks y otros, muchos de los cuales pagaron con la vida su osadía.
Muerto el tirano Trujillo, el M.P.D. encabezó la lucha de la izquierda al frente de los contingentes populares que se lanzaron a las calles a ejecutar el proceso de destrujillización. Y en esas grandes movilizaciones que hicieron huir a los remanentes de la tiranía, incluido Joaquín Balaguer, que tuvo que asilarse en la Nunciatura Católica, ahí estuvo El Men. De igual manera, estuvo en las grandes jornadas de lucha de la clase obrera contra los explotadores patronos. Siempre recuerda su combate junto a Baldemiro Castro contra los esquiroles (rompe-huelgas) en la industria de los hermanos Bolonotto, en apoyo a los trabajadores de esa empresa.
Después del golpe de Estado contra el Gobierno constitucionalista de Juan Bosch, en septiembre de 1963, tanto el Catorce de Junio (1J4), como el Movimiento Popular Dominicano (M.P.D.) se propusieron levantar movimientos guerrilleros rurales. En el M.P.D. surgió la propuesta de organizar el levantamiento en Cevicos, al Noreste del país. Jorge Puello no estuvo de acuerdo con el levantamiento en esas circunstancias, pues sostenía que no se había hecho el trabajo de implantación de la guerrilla. Ya El Men era parte del Comité Central de la organización, donde se impuso el proyecto de foco guerrillero. La Historia habrá de juzgar y aclarar muchas cosas sobre este abortado movimiento guerrillero y sus armadores.
Pese a su posición disidente sobre el levantamiento guerrillero, Jorge Puello asumió la decisión con una disciplina de absoluta consecuencia. Tratándose de “arriesgar el pellejo”, sin embargo, el hoy legendario luchador no sólo se calzó sus botas de guerrillero, sino que en su condición de zapatero confeccionó la de los otros futuros combatientes. Allí se fue un núcleo de dirigentes emepedeístas, acompañados por militantes de la región. Probablemente infiltrados o delatados, fueron perseguidos y encarcelados. Luego saldrían amnistiados, y allí estaba El Men, que por cierto ostenta el record de haber sido amnistiado en unas cinco ocasiones.
El Men viajó a Cuba, donde se entrenó militarmente y estudió economía política. A su regreso, se integró inmediatamente a su puesto de trabajo político en el movimiento obrero. Ya no podría integrarse a las labores remunerativas. Era un cuadro político revolucionario a tiempo completo, que andaba recorriendo diferentes zonas orientando y reclutando obreros para la militancia emepedeísta.
Al producirse la Guerra de Abril de 1965, convertida en Guerra Patria luego de la intervención yanqui, el ya experimentado militante revolucionario y dirigente obrero se integró a las fuerzas combatientes. Fue de los responsables del Comando que funcionó en la escuela que luego se conocería como “Ensanche Cucaracha”. También estuvo en otros comandos emepedeístas o mixtos de “catorcistas y emepedeístas”, así como en el Comando Central del M.P.D. en la Escuela Argentina.
Tuvo una destacada participación militar en las acciones de contención de los invasores yanquis en la línea de penetración a la zona constitucionalista, pues debe recordarse que el Comando central del M.P.D. estaba a 150 metros de la línea establecida por los invasores.
Entendiendo que era necesario romper el cerco que confinaba a las fuerzas constitucionalistas en la parte baja de la ciudad de santo Domingo, se planteó la extensión de la guerra a otras ciudades, como Santiago y San Francisco de Macorís. El G-4, grupo integrado por el Movimiento Revolucionario Catorce de Junio (1J4), el Movimiento Popular Dominicano (M.P.D.), el Partido Revolucionario Dominicano (P.R.D.) y el Partido Revolucionario Social Cristiano (P.R.S.C., Machete verde), junto a militares constitucionalistas, integró equipos para enviarlos a esos lugares. El Men fue destinado a Santiago. Antes de poder entrar en acción, fue apresado por las fuerzas reaccionarias. Aunque dijo y sostuvo en los interrogatorios que: “Yo sólo ando por aquí bebiéndome mi romo”, fue encarcelado y posteriormente amnistiado cuando se produjo la firma del “Acta institucional” que puso fin a la contienda armada.
Al salir de la cárcel, como buen soldado asumió inmediatamente su función de dirigente emepedeista y de orientador sindical, pues era el Secretario de asuntos obreros. Instalado el neotrujillismo balaguerista en el poder, ahora Jorge Puello tenía su puesto de trabajo en los centrales azucareros de San Pedro de Macorís, principalmente en el ingenio Consuelo. Fue donde recibió su nombre de “El Men” por los obreros que orientaba y los cuales participaban en escuelas de formación obrera, política y cultural. También formó parte de la Juventud Obrera Revolucionaria (JOR).
Junto con Maximiliano Gómez Horacio (El Moreno), Roberto Antonio Figueroa Taylor (Chapó), Manolo (Caco de Ñame), Juan Niemem y otros dirigentes formó varios sindicatos, los cuales integró a una federación de trabajadores azucareros. En reconocimiento a su ardua labor como organizador y educador de los trabajadores, fue beneficiado con una estancia en la República Popular China, donde recibió entrenamiento y formación en política y economía.
En el lejano país asiático del Gran Timonel Mao Tse Tung (Mao Tze Dong), El Men estableció una estrecha relación con dirigentes obreros y del Gobierno revolucionario. Este viejo guayacán de la revolución dominicana siempre recuerda la satisfacción que le produjeron las grandes ovaciones que recibió cuando en representación de su país y de los obreros dominicanos cantó “Esclavo Soy” en una plaza pública. También ha viajado a otros países socialistas, donde ha recibido cursos de formación política y ha participado en numerosos actos de solidaridad y de coordinación de la lucha en el campo internacional.
Como cuadro profesional revolucionario, El Men fue enviado a varias regiones del país. Mientras desarrollaba trabajos en la zona del municipio de Nagua, El Men fue apresado y golpeado salvajemente. Nunca le pudieron arrancar ninguna confección sobre su trabajo o sobre la ubicación de sus camaradas. En la zona de La Vega realizó un importante trabajo, junto a dirigentes y militantes como el asesinado Stalin García Muñoz, y con un amplio apoyo de colaboradores.
En la zona de Constanza El Men se desplazaba por los campos de Palero, La Sabina, Las Auyamas y otros. Resultaba bastante difícil de realizar su trabajo en una zona donde la gran mayoría de sus habitantes son predominantemente de tez blanca y de baja estatura, sobre todo en esa época, mientras el cuadro político que se movía por allí era alto, de color negro y de una tipología totalmente diferente a los lugareños. Logró que su manto y su leyenda, junto a la base social del partido le permitieran encubrir su verdadero objetivo en esos lugares. Era “vendedor” de ciertas mercancías. Por ahí andaba con una caja de “rolos y pinchos” en la cabeza.
En Moca, junto a otros camaradas, como “El Popular” y a perredeístas aliados, como el fallecido Winston Arnaud, formó una fuerza militar conocida como “Los Truenos de Machepa”, comandos de acción contra la represión de la dictadura del genocida Joaquín Balaguer.
A inicios de la década de los ´70 comenzaron a manifestarse contradicciones en el seno del Movimiento Popular Dominicano. Un grupo de dirigentes y militantes, varios de los cuales han terminado sus días o se encuentran abiertamente al lado del enemigo, comenzaron una labor de división del partido, pues planteaban la “legalización” del mismo y la conversión del mismo en un instrumento domesticado, renegando de la lucha de clases y del enfrentamiento contra la dictadura balaguerista. A Jorge Puello Soriano, El Men, junto a dirigentes como David Onelio Espaillat Campos, le tocó encabezar la lucha por salvar el honor del M.P.D., enfrentando la camarilla que entonces fue denominada como “legalista”, y que amenazaba con destruir el destacamento de vanguardia contra la dictadura balaguerista y en defensa del pueblo dominicano.
En septiembre de 1971 fue asesinado el viejo y emblemático militante del M.P.D., Jesús María Alvarez (Boyoyo) fue secuestrado, asesinado y tirado entre un serón a un canal de riego. Y casi simultáneamente fueron asesinados dos esposos pastores cristianos estadounidenses, los señores Poster. Inmediatamente esos crímenes fueron atribuidos a la Policía. No había duda de ello. Sin embargo, el jefe de la Policía en Santiago, Eligio Bisonó Jackson, acuso de esos abominables crímenes a los dirigentes emepedeístas Jorge Puello Soriano (El Men) y a Lorenzo Enrique Vargas Ventura (El Sombrerero). Arreció una tenaz persecución contra los dos dirigentes. El Sombrerero fue apresado posteriormente, el 4 de abril de 1972, durante la ocupación de las instalaciones de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD).
En 1972, El Men había sido electo Secretario general del M.P.D. La ruptura definitiva con el sector “legalista” se produjo definitivamente en 1975, aunque siguieron tratando de usurpar el nombre del M.P.D. hasta unos años después. Jorge Puello, en la más absoluta clandestinidad, ya que era perseguido a muerte, se mantuvo dirigiendo el partido y moviéndose entre el Distrito Nacional y la región del Cibao (Norte).
En febrero de 1976 el Secretario general emepedeísta se proponía dar una entrevista en la ciudad de Santo Domingo, hacia donde viajó desde la región Norte, donde se encontraba haciendo vida clandestina. Fue delatado y apresado junto a dos camaradas. Fue acusado de muchísimos delitos, entre ellos un atraco al Banco Popular Dominicano, donde él era quien “manejaba el yip”. Y resulta que el dirigente emepedeísta nunca aprendió a manejar un vehículo de motor que no fuera una “vespa” (motocicleta).
Junto a otros presos políticos fue trasladado a numerosas cárceles de pueblos fronterizos, como Dajabón, donde era confinado en celdas solitarias, y recibía inenarrables maltratos En una de esas celdas había estado Henry Segarra Santos, desparecido y asesinado, en julio de 1969. Todo esto fue superado sin doblarse en lo más mínimo. El partido y sus familiares estaban siempre alerta, ya que a cada momento llegaban informaciones de que le podrían aplicar la “Ley de fuga”, como efectivamente hicieron con el dirigente revolucionario Enrique Figueroa (Enriquito), al ser trasladado de Dajabón hacia la Capital Santo Domingo.
Su presencia en aquella dura y peligrosa cárcel fronteriza con Haití, El Men creó una conmoción, tanto dentro como fuera de la cárcel. No sólo las bases del M.P.D., sino militantes de otras organizaciones y gente común del pueblo mantuvieron una actitud de apoyo solidario. En la propia cárcel, pese a ser presentado como un preso muy peligroso, incidía hasta en sus custodios. Como curiosidad anecdótica, Jorge Puello recuerda que el día de “nochebuena” del 1977 lo celebró junto a su carcelero del momento, tomándose “un pote de romo” (ron, alcohol).
El Men luchó hombro con hombro con una pléyade de camaradas emepedeístas como Máximo Antonio López Molina, Andrés Marcelino Ramos Peguero (Andrecito, El Dominico), Otto Morales Efres (El Gorila), Amín Abel Hasbun (El Turco), Maximiliano Gómez Horacio (El Moreno), Roberto Antonio Figueroa Taylor (Chapó), Numitor Elpidio Jiménez Sarnelly (Tito Monte), Henry Segarra Santos (Santiago), Tulio Rivas (Marino Pata Caliente), Frediberto Bravo Santana (Picho), Plinio Matos Moquete, Lorenzo Vargas, David Onelio Espaillat Campos y César Augusto-Flavio-Suero. Y de igual manera con militantes y combatientes de otras organizaciones, como Leal Prandy (La Chuta), Cerón Polanco, Virgilio Perdomo Pérez y Barbarín Mojica.
Ha compartido su experiencia y su vivencia de lucha, en la guerra, en las cárceles, en eventos nacionales e internacionales con otros emblemáticos combatientes revolucionarios dominicanos de varias generaciones que se encuentran en primera fila, como Narciso Isa Conde, Iván Rodríguez e Ignacio Rodríguez Chiappini.
Jorge Puello salió de la cárcel amnistiado cuando el genocida Joaquín Balaguer fue desplazado del poder por el Partido Revolucionario Dominicano, cuando el Senador Salvador Jorge Blanco sometió una Ley de Amnistía, ya que el Presidente Antonio Guzmán se resistía a decretar la amnistía para los presos y los exiliados políticos.
Al salir de la cárcel, El Men se integró a su partido en su condición de Secretario General, impregnándole dinamismo a la nueva línea política y organizativa de “Las Cuatro Ramas”, en sustitución de la táctica política Hilda Gautreaux, la HG. Entre sus aportes teóricos se destacan varios documentos sobre la línea de construcción del partido, como la “Línea de crecimiento anormal” y “La Juventud de Avanzada Pablo A. Martínez”.
Continuó, a la vez, su trabajo con la clase obrera y su amplia relación con los sindicatos como el de Arrimo Portuario (POASI), el de la construcción y otros. En su trabajo de solidaridad internacional viajó varias veces a Panamá, durante el Gobierno del General Torrijos. Compartió con los señores Ester María y Carlos Wong, de la “Casa Azul”, espacio cultural y de solidaridad con los pueblos. De ahí, que asumió la edición de la revista CONASOL. El Men ha compartido con reconocidos dirigentes revolucionarios y progresistas a nivel internacional, como el Comandante Fidel Castro Ruz, General Omar Torrijos y el Comandante Hugo Chávez Frías.
El legendario dirigente comunista ha recibido numerosos reconocimientos de parte de organizaciones obreras, campesinas, revolucionarias, patrióticas, de defensa de los derechos humanos, de pobladores, etcétera, en diferentes lugares, como Santo Domingo, Barahona, Puerto Plata, Santiago, La Vega, Moca y San Pedro de Macorís.
Jorge Puello es el más antiguo y emblemático dirigente del M.P.D. En el tercer congreso emepedeísta fue declarado a unanimidad miembro Ad vitam (de por vida) del Comité Central. Esa disposición se ha ratificado en cada uno de los congresos posteriores. Luego ha sido declarado Presidente Ad Vitam del M.P.D.
Ha vivido momentos de tristeza y de alegría. Ha pasado por estrecheces económicas. El “zapatero feliz” le ha puesto “buena cara al mal tiempo”. Ha rodado por diferentes caminos, pero siempre en el sendero de la revolución. No se ha dejado deslumbrar por el oro corruptor. No se ha dejado encantar ni ha caído en las veleidades del sistema opresor y de sus agentes domesticados. Ha sido radical en el buen sentido de la palabra, en el sentido que le dio Marx. Se ha sentido feliz, aun en medio de innúmeras dificultades, persecuciones y torturas. Ha visto caer a decenas de camaradas, con los cuales ha convivido estrechamente. Ha estado en la guerra, y por ello ha tenido que disparar. Pero ha brindado mucho amor. Ha sonreído. Ha cantado y bailado. Nunca se ha sentido abatido. Ha sido fuente de inspiración.
En la República Dominicana es imposible hablar de la lucha del pueblo durante los últimos 55 años sin hablar de Jorge Puello Soriano (El Men), ejemplo de firmeza, de compromiso y de resistencia. A sus 89 años, este robusto Guayacán, histórico dirigente emepedeísta, dirigente obrero y militante comunista es un vivo y enaltecedor ejemplo para las actuales y futuras generaciones de combatientes por la libertad y la justicia de nuestro pueblo y de los pueblos del Mundo.