Ya son más que evidentes las presiones de la Organización de Estados Americanos (OEA) contra la República Dominicana por la aplicación del Plan Nacional de Regularización de Extranjeros.
Y ha sido correcta la posición del gobierno expuesta por el ministro de Relaciones Exteriores, Andrés Navarro García, quien dijo que no hay condiciones para reiniciar el diálogo con las autoridades haitianas debido a la persistente campaña de mentiras y desinformación a las que apelan contra el país.
Navarro García al responder preguntas de los reporteros recordó que: ““Todo diálogo debe darse en unas condiciones que lo permitan y…las condiciones que ha creado el Gobierno haitiano con las últimas declaraciones en foros internacionales no permiten el diálogo entre ambas partes”.
El secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), Luis Almagro, ha pedido reabrir el diálogo entre las autoridades de República Dominicana y Haití para buscar una salida a las tensas relaciones entre ambos países.
Pero al mismo tiempo, en una desafortunada e injerencista actitud contra la política migratoria dominicana llegó al colmo de plantear que haya “un solo país” en la Isla de la Española.
A muchos les recrea la célebre narración bíblica de David contra Goliat donde queda evidenciado que la imposición del poder contra el más débil no siempre aporta los resultados esperados.
El rostro y arrogancia en las palabras del secretario general de la OEA, Luis Almagro, en la entrevista a Patricia Janiot de la cadena CNN en español, apuntan hacia un claro objetivo de los organismos internacionales para que República Dominicana asuma y cargue con la desgracia haitiana.
Almagro de origen uruguayo, en sus declaraciones llegó a unificar la Isla en una sola nación, al plantear que República Dominicana y Haití representan “un solo país”.
Ese grosero y arrogante planteamiento del diplomático suramericano, quien parece olvidar que los dominicanos tenemos culturas y raíces española y los haitianos la francesa.
¿A quién se le puede ocurrir en sano juicio que dos naciones con cultura, religión, organización, pensamiento y estructura de Estado completamente diferentes sean conminadas a unificarse?
Es como decir, que Uruguay de cultura española sea absorbido por Brasil de cultura portuguesa, y con quien comparte frontera en el extenso territorio suramericano.
El representante de la OEA demuestra estar “muy de prisa” para que República Dominicana acepte volver a la mesa del diálogo con Haití, en un evidente chantaje para presionar al gobierno de Danilo Medina a modificar la nueva política migratoria en ejecución.
Sin embargo, el 64.4% de la población dominicana respalda las decisiones migratorias del gobierno, como lo demuestra la reciente encuesta de la Gallup publicada por el diario Hoy.
Asimismo ha aumentado el sentimiento nacionalista entre los dominicanos con marchas en Santiago, Santo Domingo y otras manifestaciones que se proyectan realizar en los venideros días.
Son oportunas las declaraciones del afamado artista Juan Luis Guerra en el diario BBC Mundo de Londres, al sostener que respalda la política migratoria del gobierno dominicano y al señalar que “legalizar a los haitianos no es solo responsabilidad de República Dominicana”.
Hay que ponderar igualmente el alcance de la composición “mi Patria” de Fernando Villalona, donde advierte que en la República Dominicana no caben dos banderas.
“Que lo sepan los de adentro que lo sepan los de afuera que en la patria nuestra no caben dos banderas”, expresa una de las estrofas del patriótico merengue, el cual debería ser difundido frecuentemente en todas las emisoras de radio y televisión del país.
¿Crisis Migratoria?
“Usted no le puede pedir a nadie que se siente a dialogar cuando usted está con una agenda de ataques y de imputaciones infundadas contra la otra parte”, sentenció el canciller Navarro en respuesta al planteamiento del secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), Luis Almagro, que urgió un diálogo entre ambos países para tratar la “crisis” migratoria.
La OEA habla de una supuesta crisis migratoria para intentar desdeñar las legítimas medidas constitucionales adoptadas por las autoridades dominicanas con la aplicación del Plan Nacional de Regularización de Extranjeros.
Ese organismo con sede en Washington, capital de Estados Unidos, así como la Organización de las Naciones Unidas (ONU) han sido incapaces de atender las urgentes necesidades de los haitianos. Todavía millones de haitianos “viven” en carpas en Puerto Príncipe y otras comunidades de ese territorio.
La pobreza en Haití sigue en aumento mientras las cacareadas ayudas humanitarias de los organismos internacionales anunciadas tras el terremoto del 2010, no han impactado en la mejora de las condiciones de vida de sus habitantes.
El estado fallido haitiano parece que solo visualiza como ejecución de una política inmediata la salida masiva de haitianos al exterior, especialmente hacia la República Dominicana.
Ahora nos queda esperar el informe que deberá rendir la delegación de la OEA que recientemente vino al país y también acudió a Haití. Todos los dominicanos y dominicanas que respetamos y amamos nuestra Patria esperamos que sea un texto apegado a la verdad y no a la manipulación, intromisión y chantaje contra la República Dominicana.
Viernes, 17 de julio de 2015