Salvaleón de Higüey ha mostrado por estos días lo que puede ocurrir en un polo turístico cuando el fomento del turismo ocurre sin que se creen las herramientas para que los pobladores de las regiones turísticas participen del desarrollo o progreso que implica la modernidad del turismo.
El turismo es un factor propiciador del desarrollo y del progreso de los pueblos porque tiene una gran capacidad para que producto del intercambio cultural que genera entre humanos de diferentes latitudes del planeta, se produzca una especie de intercambio cultural que se decanta por un enriquecimiento de las culturas en contacto dándose de plano una inclinación a estandarizar una media hacia arriba, es decir, la cultura más avanzada al entrar en contacto con la menos desarrolla, la obliga a asimilarse a sus valores existenciales.
Ahora bien, cuando el intercambio cultural se produce y los nativos no ven formas de integrarse a los nuevos valores conocidos y de cuya logicidad no dudan entonces se producen fricciones con el Estado, pues este no es capaz de entender los reclamos que le hacen los nativos. Es entonces cuando la confrontación pro conquista de bienes cuya existencia ya ha sido comprobada, se produce una fricción difícil de no satisfacer sin que se cree una situación que deriva en conflicto social y, que eventualmente, podría dar al traste con el turismo mismo. Es por ello que se califica al turismo como un factor propiciador del desarrollo pues el gobierno no tiene otro camino que el de satisfacer las demandas que se le hacen, es decir, debe equiparar los servicios que se ofrecen a los turistas con el que ofrece a la población nativa.
Esta es la lucha de Higüey, desea servicios equiparables en calidad a los que ve que existen en Bávaro y Punta Cana. De modo que el gobierno, en la medida de sus posibilidades, habrá de encontrar soluciones a los problemas que plantea Higüey, no solo porque son justos sino porque buscan equilibrar lo que está en desequilibrio. Al final ganará el propio gobierno pues habrá conseguido convencer a los altagracianos de que el desarrollo del turismo beneficia a todos y no a un sector particular de la economía. Llevarlos a estas conclusiones requiere de un esfuerzo urgente si se piensa en que otras zonas del país pronto podrían entrar a demandas similares, pues no son los únicos puntos específicos de la geografía nacional en que existe turismo. Es más, si se convence al país de que el turismo es pernicioso para los pobladores porque encarece la vida, despoja de bienes naturales y del valor de la moneda a sus habitantes, el turismo podría entrar en crisis y echar por tierra las pretensiones del Presidente Medina de elevar a 10 millones el número de turistas que visitan el país cada año.
De modo que las políticas públicas en materia de turismo tienen que incorporar a su oferta condiciones equiparables, semejantes, iguales y con el atractivo suficiente como para que los moradores de lugares turísticos sientan que son parte del desarrollo logrado y del que se pretende buscar con la implementación del fomento del turismo y la hotelería. No se debe olvidar que cuando se vendió el turismo entre nosotros se nos vendió como un factor propiciador del desarrollo, la paz y las buenas relaciones entre los hombres y mujeres de diferentes culturas, se dijo además, que podía incidir sobre el progreso social y económico pues se trata de una actividad de carácter no solo cultural sino económico. Es una industria, es la industria sin chimeneas. Estas no son expresiones de ideas huecas o de un publicita irresponsable. Son más bien verdades de a puño que el turismo exhibe allí donde la política pública en materia de turismo, persigue en lo social, lo mismo que persigue en lo económico.
De manera que la gobernanza exige una participación activa de los pueblos en el fomento del turismo. Así, los gobiernos locales, han de ser los primeros en poner en marcha planes que vayan en el sentido apuntado. O, de lo contrario, las protestas se multiplicaran generando daños que no deben ocurrir allí donde existe una integración e incorporación no solo gradual sino continua del elemento nativo con el elemento foráneo, no solo en lo atinente a vicios sino a las virtudes de la industria sin chimeneas. DLH-30-7-2015