Por Kenton X. Chance
CASTRIES, Santa Lucía, 11 Ago 2015 (IPS) – El Premiado poeta y dramaturgo Kendel Hippolyte, de Santa Lucía, considera que para cuidar al planeta es necesario que la ciudadanía del Caribe considere a la Tierra como su madre.
"Para mí es tan básico: la Tierra de la que dependemos y en la que vivimos es nuestra madre y hay formas para tratar a nuestras madres y relacionarnos con ellas", dijo a IPS el escritor de 64 años, quien obtuvo la Medalla de Oro al Mérito por su Aporte a las Artes de Santa Lucía.
"Si tratamos a nuestras madres como se supone que las personas deben tratar a sus madres, todo tiene sentido", aseguró Hippolyte en la conferencia climática "Voces e imaginación unidas por la justicia climática", realizada en julio.
Hippolyte es uno de los muchos artistas del Caribe insular que accedieron a utilizar su influencia en la sociedad, entre otras, para educar a la población de esta vulnerable región sobre el cambio climático y sobre las acciones que pueden realizar a título personal.
La conferencia trató sobre la creación de un grupo informal de artistas y periodistas caribeños, a quienes se preparará para que sumen su voz, de forma individual o colectiva, para abogar y participar en campañas de concienciación, concentrándose inicialmente en las negociaciones internacionales que se realizarán en París del 30 de noviembre al 11 de diciembre.
La 21 Conferencia de las Partes (COP21) de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC) deberá lograr un acuerdo universal y vinculante a fin de año en la capital francesa.
Entre los artistas que se sumaron a la iniciativa estaban el músico trinitense dedicado al género calipso David Michael Rudder, la artista británica, nacida en Barbados, Alison Hinds, dedicada al género soca y Gamal Doyle, de San Vicente y las Granadinas, conocido como "Skinny Fabulous" (fabuloso flaco).
Pensando en la COP21, los negociadores del Caribe buscan el apoyo de artistas de la región para difundir el mensaje de justicia climática, cuyo principal argumento es que el aporte de los pequeños estados insulares en desarrollo (PEID) al cambio climático es mínimo y, sin embargo, son los más afectados por los efectos negativos.
Por ello, los países que son responsables de gran parte del recalentamiento planetario deben ayudar a los PEID a financiar los esfuerzos de mitigación y adaptación.
El ministro de Desarrollo Sostenible, Energía, Ciencia y Tecnología de Santa Lucía, James Fletcher, dijo a IPS que en la COP21, los PEID presionarán para lograr un acuerdo sólido y vinculante que mantenga el aumento de temperatura global por debajo de 1,5 y 2 grados centígrados, con respecto a los niveles de la era preindustrial.
De hecho, los negociadores marcaron el límite de forma rotunda con el eslogan "1.5 para sobrevivir".
Aun si se limita el aumento de temperatura global a dos grados, los países de la Comunidad del Caribe (Caricom) registrarán una disminución de entre 10 y 20 por ciento en las precipitaciones, observó Fletcher.
La Caricom es un bloque de 15 miembros, integrado por Antigua y Barbuda, Bahamas, Barbados, Dominica, Granada, Haití, San Cristóbal y Nieves, Santa Lucía, San Vicente y las Granadinas, Montserrat y Trinidad y Tobago, además de Guyana y Suriname, en América del Sur, Jamaica, en la porción norte del Caribe, y Belice, América Central.
Aun con un aumento de dos grados, el Caribe registrará un aumento del nivel del mar superior al de otras regiones del mundo.
Hay modelos que sostienen que con dos grados centígrados más a escala global, el nivel del mar aumentará un metro en el Caribe, precisó Fletcher.
Eso se traduce en una pérdida de 1.300 kilómetros cuadrados de tierras, equivalente a la superficie de Barbados, Antigua y Barbuda, Anguila, San Vicente y las Granadinas sumadas, explicitó.
Además, unas 110.000 personas, equivalente a la población de San Vicente y las Granadinas, quedarán desplazadas por esa situación.
En una región tan dependiente del turismo, 149 centros turísticos sufrirán daños, cinco centrales de energía y 21 aeropuertos de la Caricom quedarán dañados o destruidos, y uno por ciento de las tierras cultivables, el entorno de los 21 aeropuertos y 567 kilómetros de caminos se perderán.
Los países del Caribe, famosos por el sol, el mar y la arena, se han apurado a tomar medidas de mitigación y adaptación al recalentamiento planetario.
Pero Hippolyte cree que las personas pueden hacer mucho más y, si bien hay un mucha información disponible para la ciudadanía del Caribe, es necesario lograr un cambio de actitud.
"Si la información llega al corazón, entonces va a las manos y luego al cuerpo y a lo que hacemos y no hacemos", indicó.
En la conferencia de justicia climática, Didacus Jules, director general de la Organización de Estados del Caribe Oriental (OECO), dijo a IPS: "la justicia radica en la protección de los más vulnerables, ya sean personas o estados marginales".
La OECO es un grupo económico y político dentro de la Caricom, con nueve miembros.
La mayor parte de la infraestructura de los PEID está en la franja costera y corre peligro por el aumento del nivel del mar, remarcó Jules.
"Las consecuencias negativas del cambio climático también inciden en cómo interactuamos entre nosotros, en tanto que personas, pues tenemos que competir por recursos limitados", explicó a IPS.
"El mensaje de justicia climática debe llegar a todos los rincones de la región y no solo que lo promocionen los medios globales, que no siempre ponen de relieve los intereses de los PEID", añadió Jules.
"Hemos visto el poder de nuestros artistas y músicos caribeños. La música de Caribe es una fuerza global, cuyo impacto supera al de cualquier huracán que hayamos tenido", observó.
A pesar de la vulnerabilidad y de los desafíos, "unirnos y utilizar nuestras voces puede mandar una fuerte señal para que el mundo sepa que somos totalmente conscientes de las consecuencias de no contar con un acuerdo internacional vinculante en materia de cambio climático y del impacto en los PEID de nuestra región", remarcó Jules.
"Lo importante es que las consecuencias del cambio climático amenazan nuestra existencia misma", sintetizó.
"Nos van a escuchar: ¡1,5 para sobrevivir!", arengó.
"La alianza de los pequeños estados insulares dejó claro que aspira a que se refleje 1,5 grados como objetivo y límite de temperatura para la acción climática en el acuerdo de París", añadió.
Editado por Kitty Stapp / Traducido por Verónica Firme