SANTIAGO.- Ante el inicio, el lunes, del próximo año escolar, el Arzobispado de esta ciudad es de opinión de que este representa retos que se deben enfrentar, entre ellos la necesidad de que escuela y comunidad vayan de la mano.
Por igual, que los padres y madres se involucren más en el proceso educativo y que maestros y maestras comprendan que educar es un acto de amor.
Esos y otros pareceres constan en el editorial del próximo domingo del semanario Camino que, con el título “De vuelta a la escuela”, analiza el futuro inmediato del sistema educativo nacional.
Recuerda que más de 2 millones y medio de estudiantes del sistema público y privado iniciarán el próximo lunes el nuevo año escolar y que de éstos cerca de 800 mil participarán de la Jornada Escolar Extendida, 180 mil más que el año pasado.
Es de opinión de que la entrega del desayuno y almuerzo para los de la Jornada Extendida será un gran alivio para las familias más necesitadas. Y que esos datos “nos ponen frente a un panorama esperanzador para la educación dominicana”.
“Vamos caminando por el sendero que nos llevará a días mejores en este renglón esencial para el desarrollo de los pueblos y nos permite vislumbrar un nuevo día que dejará atrás la noche revestida de vergüenza por estar nuestro país ocupando sitiales dolorosos en comparación con otras naciones en donde el sistema educativo tiene una calidad comprobada”, precisa.
Camino se hace eco de lo dicho recientemente por el Papa Francisco, en el sentido de que educar es una gran obra de construcción en constante transformación.
“En nuestro país tenemos educadores que son modelos y encarnan estas cualidades. A otros les falta entender que las aulas no son espacios para llenarlos con personas sin vocación, apáticas y que van a los centros educativos empujadas por otros motivos, siendo los alumnos los más perjudicados por esta actitud irresponsable”, indica.
El vocero escrito del Arzobispado de esta ciudad estima que para alcanzar el progreso anhelado se necesita una educación de calidad asumiendo los nuevos desafíos que presenta este mundo globalizado.
“Que la construcción de nuevas aulas y el mejoramiento de las edificaciones existentes vayan a la par con la formación de los docentes, a la vez que se dignifique cada día más la vida de los que han hecho de la docencia un apostolado”, concluye.