Al Partido de la Liberación Dominicana (PLD) no le interesa la transparencia ni los controles en el manejo de los recursos del Estado, y muchos menos durante un proceso electoral, razón por la cual, pese a los reclamos de la comunidad internacional, de los partidos de oposición y de la sociedad civil, no aprobará la Ley de Partidos que durante casi veinte años da vueltas en el Congreso Nacional.
Resulta paradójico que se haya realizado una costosa asamblea de la Asociación Mundial de Órganos Electorales en un país donde todas las elecciones han sido viciadas por la corrupción, el uso de los recursos del Estado, inequidad, falta de libertad, compra de votos, fraudes de todo tipo incluso electrónicos, etc.
Es poco lo que la República Dominicana ha progresado en materia electoral por la falta de controles y transparencia establecidos en las leyes.
A los reclamos de las figuras mundiales que se dieron cita en nuestro país, de los dirigentes políticos de la oposición y de la sociedad civil, el gobierno, que tiene el control absoluto del Congreso, y que fue capaz de comprar la modificación de la Constitución para reelegir al presidente, no ordena la aprobación de la ley de partidos consensuada por casi toda la sociedad, incluyendo el principal órgano regulador que es la Junta Central Electoral.
Danilo Medina no quiere controles. Impedirá por todos sus medios, que son muchos (todo el presupuesto de la nación), que esa ley se conozca, por lo menos hasta después de las elecciones porque pretende usar el poder para imponerse.
Pronto veremos la compra de dirigentes opositores, de líderes comunitarios, de pastores y sacerdotes, de dirigentes sindicales, etc. Pronto veremos las vallas y los afiches en todo el territorio nacional con la imagen del presidente. Hace tiempo estamos viendo en las inauguraciones de letrinas y pantanos los mítines de respaldo a la reelección.
Pronto veremos las patanas transportando fundas de cemento, varillas, planchas de zinc, etc. Pronto veremos los comedores económicos y los caminos del Inespre comprando la miseria del pueblo por unos días para que voten por el presidente. Y pronto veremos, no tengan dudas, el avasallamiento en la publicidad en la radio, la televisión y la prensa escrita.
¡Será descomunal! ¡Nada de equilibrio, nada transparencia, nada de igualdad de condiciones en la competencia argumentando, como lo ha hecho la JCE en el pasado, que no existen leyes que lo prohíba!
Danilo viene con “to lo hierro” (“llegan la monstro Men”) en esta campaña para mantenerse en el poder “cuatro años más… y después hablamos”. (No cumplirá con el acuerdo hecho con Leonel Fernández de “blindar” la Constitución para que nadie pueda cambiar el modelo norteamericano de la posibilidad de dos mandatos y nunca más)
Y lo que es peor, los árbitros no son, ni serán imparciales. La JCE montará las elecciones sin garantías de transparencia ni igualdad, lo cual es un contrasentido a la luz de los resultados de la reunión de los Órganos Electorales Mundiales.
Pero luego -¡atención!- el Tribunal Superior Electoral (TSE), un “Circulo de Estudios” del PLD orientado por Reinaldo Pared Pérez, senador creador del “Barrilito”, cuando surjan las impugnaciones y protestas, que serán muchas, tal vez demasiado, decidirá quién será sindico, diputado, alcalde, regidor, senador y quizás, de producirse el caso, el presidente de la República. (En todos los casos, como ha sido su costumbre, los “circulistas” convertidos en “jueces” del TSE favorecerán al partido oficial, que es el suyo.)
Como la oposición parece estar “en Belén y los Pastores” con ese tema, creo que asistiremos, como dijera Juan Bosch en una ocasión, a un “matadero electoral”, como en muchas otras ocasiones.