El historiador Bernardo Vega consideró que el gobierno dominicano debe averiguar dónde están y en qué situación han quedado los 210,000 haitianos y sus descendientes que aparecieron en la encuesta hecha en 2010 para ayudarlos a completar el proceso de documentación dispuesto por la Ley 169-14.
Para el exembajador dominicano en Washington, “lo correcto es tomar esa encuesta, ver en qué parte del país predominan los nacidos de padres haitianos, ver cuántos ya se regularizaron por la ley y cuántos faltan”.
Al dictar una conferencia sobre “Relaciones Dominico-Haitianas” en el Centro Nacional de Análisis para el Desarrollo (CENADE), Vega consideró que para completar el proceso de documentación y evitar la apatridia “una
solución sería prorrogar el plazo y ayudar a esa gente a que se registre y vaya en el camino de la ciudadanía”.
Durante la conferencia, moderada por el ingeniero Temístocles Montás, el también exgobernador del Banco Central lamentó que hasta ahora no se quiere averiguar cuántos son los nacidos en el país de padres haitianos.
Sostuvo que esa situación está creando un serio problema para las personas afectadas porque el gobierno de Haití dice que si llega allá una persona nacida en República Dominicana no lo aceptan como haitiano y Naciones Unidas dice que por sus estatutos y ley, si hay muchos del otro lado tienen que establecer campamentos para apátridas.
Con relación a la apatridia, Vega manifestó que los requisitos para que una persona de ascendencia haitiana nacida en el extranjero pueda adquirir la ciudadanía en Haití son múltiples, por lo que al llegar a Haití no le van a dar la ciudadanía y se convierte en apátrida.
Deploró que durante varias décadas los gobiernos dominicanos no se interesaron por ordenar la migración y que el presidente Danilo Medina probablemente tampoco hubiese hecho nada pero se vio obligado por la sentencia 168-13del Tribunal Constitucional que a su juicio tiene aspectos muy serios entre los que citó la apatridia y la retroactividad.
Señaló que ni el gobierno de Juan Bosch, ni el Consejo de Estado, ni de Joaquín Balaguer, ni Antonio Guzmán, ni Hipólito Mejía ni Leonel Fernández quisieron enfrentar el problema de la migración haitiana al país.
“Danilo Medina también hubiese decidido lo mismo de no haber sido por la decisión del Tribunal Constitucional”, sostuvo Vega, quien agregó que no obstante el actual gobernante ha enfrentado muy bien el problema.
El exembajador mostró su desacuerdo con la decisión del gobierno de contratar lobistas extranjeros porque a su juicio esa labor debían hacerla representantes del gobierno que cuenten con capacidad para conversar con jefes de redacción de los principales periódicos en el mundo y dictar conferencias en las universidades.
“Sobre este tema creo que el presidente Danilo Medina lo ha hecho muy bien. Creo que subestimó el impacto internacional que esta medida iba a tener y no se preparó para responder a eso. No tiene en las principales ciudades del mundo personal que pueda hablar con los jefes de redacción de los periódicos norteamericanos, ir a dar conferencias en las universidades, por lo que se limitan a enviar cartas a los editores respondiendo a lo que se publicó, no antes”, agregó el historiador.
Al abordar la relación entre ambos países en los últimos años, Vega dijo que Haití es más pobre que República Dominicana por diversos factores, entre ellos, el deterioro ambiental como resultado de la sobreexplotación de la tierra desde el momento mismo de la Revolución antiesclavista que a su vez destruyó las grandes haciendas francesas.
Además porque a la caída de la dictadura, la familia Duvalier no dejó nada, mientras que por el contrario, Trujillo dejó ingenios y otras empresas por valor aproximado de 300 millones de dólares.
Dijo que Estados Unidos tiene a Haití entre paréntesis porque coloca barcos en el canal de los vientos para impedir que los migrantes lleguen a Miami y tiene barcos también en el canal de La Mona para que dominicanos y haitianos no entren a Puerto Rico.
“Uno de los problemas de Haití es que tiene exceso de habitantes con pocos recursos naturales”, dijo Vega, quien agregó que es muy difícil resolver esa contradicción porque ningún país importante del mundo quiere aceptar una migración grande.
Al examinar el fenómeno del anti-haitianismo dominicano, Vega expresó que éste se ha incrementado como resultado de que los haitianos han ido progresivamente abandonando los bateyes, las plantaciones de café, cacao, arroz para pasar a la industria de la construcción y el turismo.
Indicó que actualmente el anti-haitianismo ha devenido en un tema político, principalmente levantado por el partido Fuerza Nacional Progresista (FNP) que lidera el doctor Marino Vinicio Castillo.
Migración.
Al analizar la atención de los gobiernos al problema de la migración, Vega expresó que para Trujillo mejorar su imagen ante Estados Unidos tras la matanza de 1937, se elaboró la Ley de Migración de 1939 que estuvo sin modificación hasta 1998.
“De 1939 a 1998, son 60 años, un país con problemas migratorios y no se modifica la ley”, agregó, tras señalar que una vez aprobada la Ley de Migración mandaba a emitir un reglamento en plazo de 90 días, pero los gobiernos de Leonel Fernández tardaron 12 años para aprobar el reglamento pese a que el director de Migración era dirigente de la FNP.
A juicio de Vega, hay dos elementos que dificultan enfrentar la migración: una es la corrupción dentro de los militares dominicanos que reciben dinero de los haitianos para que no los deporten o recibiendo dinero para dejarlos entrar.
“Todas las estadísticas"
as que tenemos es la cantidad de personas que han sido deportadas, no tenemos estadísticas de cuántos cruzan ilegalmente. ¿Cuál es el resultado? ¿Cuál es el tamaño de la población haitiana indocumentada con relación a hace un año? Nadie lo sabe”, precisó.
Dijo que la otra es la oposición del empresariado dominicano porque “es muy fácil tener obreros en el café, cacao y los guineos que están indocumentados, fuera del seguro social, sin derecho a preaviso y cesantía y otra cosa es tener que pagar para documentarlos y después tener que inscribirlo en el seguro social”.
Señaló que la perspectiva de los haitianos que tienen documentos de residencia en el país es dejar de trabajar en el café y el cacao para ir a los destinos turísticos, mientras que los empresarios agrícolas reaccionan quitándoles los papeles para que no puedan dejar la finca y eso es esclavitud.
Asimismo, Vega consideró que si los haitianos son deportados en una cuantía mayor que los que entran, la escasez de mano de obra obligará a un aumento de salarios en el país para sustituir a los haitianos que ahora trabajan.
Comunicación
Dijo que la comunidad internacional está en contra de la política dominicana sobre migración básicamente por ignorancia porque aun no se le ha informado la realidad del problema.
Consideró que la prensa dominicana no ha hecho todo el esfuerzo debido para informar con objetividad sobre el problema y en cambio ha visto casos de desinformación “con un prejuicio violento”.
Haití es culpable no solo por la falta de desarrollo económico en los últimos cien años, sino que mientras con apoyo internacional se le entregó cédula y pasaporte a los haitianos residentes en Haití, no se hizo nada con los haitianos residentes fuera de Haití, especialmente en República Dominicana.
Al concluir su exposición, Vega citó textualmente unos párrafos de otra conferencia que dictó hace 25 años en presencia de Bosch y José Francisco Peña Gómez, donde dijo:
“Considero que a la República Dominicana no le conviene la presencia de esa mano de obra (haitiana) y con la ayuda de Naciones Unidas se debería promover una repatriación pacífica y civilizada de los haitianos que estén ilegalmente en el país. Mis argumentos se basan en razones puramente políticas, económicas y morales, y no reflejan los prejuicios de tipo racial y social de nuestras generaciones pasadas”.
Dijo que desde el punto de vista político “la presencia de mano de obra haitiana promueve el anti-haitianismo dominicano, lo que no conviene ni a los dominicanos ni a los haitianos. También desde el punto de vista político la dependencia de la economía dominicana de la mano de obra haitiana implica una debilidad para la política externa dominicana frente a Haití como lo demuestra lo que está ocurriendo ahora”.
Agregó que desde el punto de vista de la política internacional, “las acusaciones provenientes de los grupos haitianos residentes fuera de Haití, así como de grupos religiosos de que en el país se practican formas de esclavitud cada día aumentan y pueden provocarnos fuertes perjuicios económicos”.
En cambio, Vega dijo que desde el punto de vista económico, “la presencia de haitianos retrasa la transformación de la economía, mantiene esquemas de producción que deberían ir siendo sustituidos más rápidamente y detiene el crecimiento de los salarios reales. Sobre el aspecto moral, para muchos de nosotros es simplemente un problema de conciencia”.