Londres, 27 ago (PL) Investigadores dirigidos por Thijs Vandenbroucke, de la Universidad de Gante, hallaron la causa potencial de la segunda extinción masiva en la Tierra y alertan de las similares condiciones actuales, reflejó la revista Nature.
De acuerdo con los científicos, una de las extinciones masivas de organismos vivos más antigua de la historia, la del ordovícico/silúrico hace 420 millones de años, pudo haber sido provocada por el agotamiento del oxígeno en los océanos (anoxia) y la creciente presencia de metales nocivos en los mismos.
Hasta la fecha se creía que la extinción de aproximadamente el 85 por ciento de las especies del periodo ordovícico fue causada por episodios de glaciaciones y cambios en la composición atmosférica. Sin embargo, ahora se contempla por primera vez la anoxia global en los océanos como factor adicional y determinante en las extinciones masivas.
La investigación fue realizada a partir del estudio del plancton existente en unos registros fósiles localizados en Libia y pertenecientes al periodo silúrico tardío.
Los investigadores se centraron en los quitinozoos, en los que hallaron auténticas malformaciones coincidentes con altas concentraciones de metales, como hierro, plomo, manganeso, aluminio y cobre, entre otros.
Según los científicos, el envenenamiento del agua por metales causó inicialmente cambios en el plancton y posteriormente un gran número de extinciones en los organismos vivos.
En la actualidad existe un crecimiento anormal de gran cantidad de organismos que habitan en medios acuosos con un alto nivel de toxinas metálicas; lo cual significa que se está cerca de los niveles anteriores a la extinción masiva del ordovícico/silúrico.
Recientemente, la Universidad de Stanford publicó un estudio que advierte sobre el inicio de la sexta gran extinción masiva, pues las especies están desapareciendo hasta unas cien veces más rápido de lo normal en un periodo entre extinciones masivas.
Entra las causas principales los investigadores apuntan al cambio climático, provocado principalmente por el desbroce de tierras para la agricultura, la explotación forestal, la introducción de especies invasoras y las emisiones de dióxido de carbono (CO2) a la atmósfera terrestre.