¿Cambiará la realidad política y económica de América Latina tras la presencia del Papa Francisco en su periplo por el Continente Americano que incluirá a Cuba y Estados Unidos?
Estamos claro de que el Pontífice no es un representante de los organismos financieros mundiales ni de las transnacionales que controlan el mundo, pero si un líder espiritual con credibilidad y suficiente inteligencia como para generar un cambio de mentalidad entre aquellos que pueden hacer que la gente viva mejor.
El Papa Francisco ha sido coherente en sustentar y enarbolar un discurso advirtiendo las terribles consecuencias de tantas injusticias sociales esparcidas por el planeta, y al mismo tiempo exhortando a los líderes mundiales a buscar alternativas que permitan reducir las penurias en que viven millones de seres humanos.
En la conversación privada que sostendrá con el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, probablemente le exponga la urgente necesidad de que el mundo sea transformado con la adopción de políticas económicas orientadas a crear más empleos, reducción de la pobreza, protección del medio ambiente, mayores niveles de productividad y especialmente a propiciar la inclusión social de millones de desamparados en el mundo.
Obama y el Papa Francisco son dos personalidades mundiales de notables influencias y liderazgos que podrían incidir para construir un mundo menos excluyente. El primero ya está en la historia como primer presidente negro en Estados Unidos y el segundo también tras convertirse en el primer Papa de origen latino.
La Visita a Cuba
Voceros de la Iglesia Católica han anticipado que la presencia en Cuba del máximo representante del catolicismo universal obedece a un gesto como “mensajero de la misericordia” para promover la “reconciliación y la paz” entre la Isla y la primera potencia del mundo.
Es una visita histórica que incluye encuentros con los presidentes de Estados Unidos, Barack Obama y de Cuba, Raúl Castro, y donde se espera aborden temas de trascendencias para este continente y el resto del mundo.
El Sumo Pontífice hablará en la sede de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), en Nueva York y en la Casa Blanca será recibido por el presidente Obama.
Sin duda que será todo un acontecimiento el arribo del Papa Francisco a la República de Cuba, del 19 al 22 de septiembre, convirtiéndose en el tercer prelado que pisa tierra cubana.
Grandes expectativas surgen en torno a los temas que abordará el pontífice durante sus prédicas en la mayor de las Antillas.
Tercer Papa en visitar Cuba
Las autoridades y el pueblo cubano tributarán un cálido recibimiento al hombre que contribuyó al acercamiento y normalización de las relaciones político, diplomática y administrativa entre Estados Unidos y Cuba.
Recientemente, el secretario adjunto y portavoz de la Conferencia de Obispos Católicos de Cuba, monseñor José Félix Pérez dijo en La Habana a la prensa que
el Papa Francisco es un referente obligado en esa aproximación de Cuba y EEUU.
"Su mediación, sin duda, fue muy eficaz, en correspondencia con el espíritu cristiano que siempre procura la reconciliación, la solución de conflictos, el acercamiento entre quienes están enemistados", observó.
Benedicto XVI se convirtió en el segundo Papa en visitar Cuba, en 2012, siendo recibido por el presidente Raúl Castro. El primero fue su antecesor Juan Pablo Segundo, en 1998, cuando todavía era presidente el líder histórico de la revolución cubana, Fidel Castro.
En una multitudinaria misa en Santiago de Cuba, Benedicto XVI, exhortó a la población cubana a dar vigor a la fe y para que con las armas de la paz, el perdón y la comprensión, “luchen para construir una sociedad abierta y renovada, una sociedad mejor, más digna del hombre”.
La presencia de Juan Pablo II en Cuba impactó poderosamente no tan solo por ser la primera vez que un Pontífice pisaba tierra cubana, sino igualmente porque en ese instante sustentaba el poder el carismático líder Fidel Castro lo que provocó una especial atención de los medios de comunicación a nivel internacional.
Se recuerda que la prensa mundial se mantuvo atenta al tono de las palabras del fenecido Papa cuando recorría La Habana y cinco provincias cubanas.
Las intervenciones de Juan Pablo II en las misas que presidió en diferentes lugares públicos de Cuba, incluyendo la emblemática Plaza de la Revolución y en las instalaciones de la Universidad de La Habana, alcanzaron no tan solo una extraordinaria difusión mediática sino que penetraron en el sentimiento de la población.
Habló de importancia de la familia, del respeto al derecho ajeno, de la libertad religiosa, de la preservación de la vida y de la necesidad de que Cuba se abriera al mundo y el mundo se abriera a la Isla.
En cambio, Benedicto XVI, quien comenzó su periplo por la tierra de José Martí, en Santiago de Cuba, segunda ciudad más importante de la nación caribeña, adoptó una tónica conciliadora en el contenido de sus mensajes exhortando a los cubanos a que “luchen por una sociedad abierta y renovada”.
Hablando ante una multitud de hombres y mujeres que colmaron la plaza Antonio Maceo, de Santiago de Cuba, dijo textualmente: “Queridos hermanos, ante la mirada de la Virgen de la Caridad del Cobre, deseo hacer un llamado para que den nuevo vigor a su fe, para que vivan de Cristo y para Cristo, y con las armas de la paz, el perdón y la comprensión, luchen para construir una sociedad abierta y renovada, una sociedad mejor, más digna del hombre, que refleje más la bondad de Dios”.
Ahora la oportunidad es del Papa Francisco quien además de reunirse con el presidente Raúl Castro de seguro que igualmente lo hará con el líder histórico de la Revolución Cubana, Fidel Castro Ruz.
Domingo, 30 de agosto del 2015