DW habló en exclusiva con la pianista venezolana Gabriela Montero cuando presentaba en Berlín su álbum más reciente. El disco incluye “Ex Patria”, compuesta como un retrato de “la tragedia que protagoniza Venezuela”.
Gabriela Montero, la célebre pianista venezolana radicada en Estados Unidos, compuso la pieza Ex Patria en 2011 buscando transmitirle a una audiencia internacional la tristeza, el miedo, el dolor y la desesperación que, a sus ojos, afligen a buena parte de sus compatriotas debido a la crisis sin precedentes que sacude a su país.
Pero es apenas ahora, cuatro años más tarde, cuando la obra es incluida en uno de sus discos. DW habló con la artista cuando presentaba en Berlín su álbum más personal, titulado sencillamente Gabriela Montero y grabado junto a la YOA Orchestra of the Americas, bajo la batuta de Carlos Miguel Prieto.
Deutsche Welle: Este disco llama la atención por su talante inequívocamente político. Incluye el Concierto para piano y orquesta n.º 2, op. 18 en do menor de Serguéi Rajmáninov (1873-1943), a quien usted ha elogiado por comprometerse políticamente con el acontecer de su Rusia natal, y también la pieza Ex Patria, que algunos describen como una canción de protesta…
Gabriela Montero: Yo concebí Ex Patria para retratar, como lo haría un fotorreportero, la tragedia que protagoniza la sociedad venezolana y la violencia que la subyuga. Lamentablemente, en los cuatro años que han transcurrido desde entonces, la crisis venezolana sólo ha empeorado.
De ahí que Ex Patria tenga hoy tanta vigencia como antes. Y ese concierto de Rajmáninov es una obra que yo adoro. Por eso quise que fuera parte de mi primer disco con orquesta. Por fortuna, hasta ahora, las críticas han sido maravillosas, y no solamente en términos estrictamente musicales.
Yo siento que la gente ya no sólo quiere escuchar música que la entretenga, sino también historias de seres humanos, historias verdaderas. La gente está más abierta a denuncias de injusticias y a gestos o actos que arrojen luz sobre temas oscuros. Creo que eso se debe a que, en general, el mundo está muy revuelto.
¿Por qué no grabó Ex Patria antes? ¿Le resultó difícil persuadir a un sello disquero de mercadear una pieza que usted misma ha descrito como pesada?
Ex Patria tiene unos 14 minutos de duración. Es una obra muy bella, pero contundente y caótica. Cuando la compuse no quise que fuera una pieza para oyentes pasivos, sino más bien una ‘experiencia’ que sacudiera y apelara a las vísceras. Yo quería que la audiencia se sintiera tan atropellada por la música como hoy día se siente el venezolano común por sus circunstancias.
Como artista, el reto para mí siempre ha sido tener control sobre el material a grabar y sobre los resultados de las grabaciones. En este caso, el desafío era asegurarme de que no hubiera censura de cara al contenido del disco. Con el sello Orchid Music alcanzamos el balance que buscaba.
¿Ex Patria ya forma parte del repertorio que usted interpreta en sus recitales?
Yo toco Ex Patria y el Concierto n.º 2 de Rajmáninov cada vez que puedo, pero como cada recital se organiza detalladamente con muchos meses de anticipación, será a partir del año que viene cuando comience a interpretar con más frecuencia las piezas que componen mi nuevo disco.
Ex Patria fue compuesta para orquesta y eso hace que la logística de la interpretación sea compleja. Sin embargo, yo acabo de tocar Ex Patria en Ciudad de México (8.5.2015), en un concierto auspiciado por Amnistía Internacional al que asistí como cónsul honoraria de esa organización no gubernamental, precisamente para alertar sobre la situación que se vive en Venezuela.
Usted acaba de ofrecer conciertos en territorio germano (Saarbrücken, Düsseldorf y Rheingau). ¿Se le volverá a ver este año en Alemania?
Seguro que sí; en otoño estaré de vuelta.
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