Este es un artículo de opinión de Hazel Henderson, autora de "Mapping the Global Transition to the Solar Age" y otros libros, y presidenta de Ethical Markets Media (Estados Unidos y Brasil).
Hazel Henderson
ST. AUGUSTINE, Estados Unidos, 14 Sep 2015 (IPS) – Millones de personas en Nueva York esperan con ansias la visita del papa Francisco, que hablará el 25 de este mes ante la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
La visita papal se produce mientras crece el consenso mundial sobre la necesidad de que los Objetivos de Desarrollo Sostenible, que remplazarán a los Objetivos de Desarrollo del Milenio (y que vencen este año) incluyan la necesidad de realizar una desinversión de los combustibles fósiles para invertir en la energía limpia, eficiente y renovable.
Las inversiones privadas en la energía renovable ascienden a 6,22 billones de dólares en todo el mundo. Asociaciones estudiantiles de Estados Unidos lograron que más de 30 fondos de inversión universitaria desinvirtieran sus fondos en empresas de combustibles fósiles.
Más de 200 instituciones hicieron lo mismo en todo el mundo, incluidas las ciudades estadounidenses de Minneapolis y Seattle, la británica Oxford y la neozelandesa Dunedin.
La Iglesia Episcopal y la Iglesia de Inglaterra pidieron al papa Francisco que inste a la desinversión de todos los grupos religiosos y cívicos. Líderes del Simposio Islámico sobre el Cambio Climático recomendaron este mes a 1.600 millones de musulmanes que eliminen gradualmente el consumo de combustibles fósiles para 2050.
La reacción contraria del Wall Street, el centro financiero de Estados Unidos, fue acompañada por algunas organizaciones católicas de este país con inversiones millonarias en energía fósil, fracking y las arenas petrolíferas.
La Conferencia Episcopal de Estados Unidos tiene normas contra la inversión en el aborto, la anticoncepción, la pornografía, el tabaco y la guerra, pero no dice nada sobre las acciones de energía.
Según la agencia de noticias Reuters, las diócesis católicas de Boston, Baltimore, Toledo y gran parte del estado de Minnesota tienen millones de dólares invertidos en acciones de empresas de petróleo y gas, entre cinco y diez por ciento de sus tenencias totales.
El arzobispo de Chicago, Blasé Cupich, nombrado por el papa, reconsiderará la inversión de 100 millones de dólares en combustibles fósiles.
Una encuesta de gestores de activos de Wall Street, realizada por Institutional Investor en julio, halló que 77 por ciento prevé que seguirá creciendo el movimiento de desinversión de los combustibles fósiles.
Sin embargo, el presidente de la petrolera Exxon Mobil, Rex Tillerson, sostiene que los modelos existentes sobre el cambio climático "no son tan buenos", y que no tiene planes para invertir en energías renovables.
Las petroleras BG Group, BP, ENI, Shell, Statoil y Total enviaron una carta abierta a la ONU en junio para pedirles a los gobiernos del mundo que aceleren los planes de fijación de precios del carbono, una medida que la mayoría de los economistas favorecen.
El movimiento de la inversión ética comprende una sexta parte de todas las acciones de Wall Street, mientras que instituciones signatarias de los Principios de Inversión Responsable de la ONU gestionan 59 billones de dólares.
Una reciente encuesta de CFA Institute reveló que casi 75 por ciento de los profesionales inversionistas utilizan información ambiental, social y de gobernanza en sus decisiones de inversión.
En este contexto, Timothy Smith, fundador del Consejo Interreligioso de Responsabilidad Corporativa (ICCR) y vicepresidente de la gestora de inversión Walden Asset Management, dice que la "visita del Papa, en la estela de su encíclica profética sobre el clima, es un llamado a reforzar los esfuerzos para combatir el cambio climático con acciones concretas".
"No es tarea del papa presentar un plan específico para los estadounidenses. Ese es nuestro trabajo", añadió.
A través de ICCR, los inversores religiosos trabajan en estos temas desde hace 20 años. Empresas como Walden, Ceres y otras se sumaron a la lucha contra el cambio climático, la promoción de la eficiencia y los recursos renovables.
Muchos financistas todavía se consideran los "amos del universo", ya que controlan movimientos de capital, la mayoría de las inversiones, fondos de pensiones, influyen en las políticas monetarias y financian a académicos y centros de investigación.
La reciente fluctuación de los mercados de valores exhibió, una vez más, su fragilidad y la creciente turbulencia y volatilidad que provocan los algoritmos informáticos que rigen a más de la mitad de la actividad financiera.
Las fundaciones padecen esta situación, mientras que los pequeños inversores huyen.
La recaudación de fondos "crowdfunding", los préstamos entre pares, las criptomonedas, las cooperativas de crédito y las empresas cooperativas están creciendo, junto con empresas híbridas como Airbnb, Uber, Lyft, Task Rabbit y los mercados de agricultores, los sitios de trueque de herramientas, ropa y bolsas de segunda mano.
Muchos intentan reformar al capitalismo con cambios a su cultura de la ganancia a corto plazo y las operaciones especulativas. La investigación de la ONU sobre el diseño de un sistema financiero sostenible dará a conocer su informe a la Asamblea General el día 25, con datos sobre prácticas actuales en todo el mundo y posibles reformas.
La mayor amenaza es la fragilidad de las estructuras de automatización, los algoritmos y la inteligencia artificial del mercado mundial, que los financistas todavía creen que pueden controlar.
Sin embargo, las computadoras pueden gestionar los mercados financieros de manera más eficiente que los humanos, lo que hace que los corredores de bolsa sean redundantes, a la vez que reducen el abuso de la información privilegiada, la especulación, la fijación de tasas de interés y la codicia y la corrupción que hoy están generalizadas.
El mayor desafío del capitalismo es su dependencia de los vaivenes de los sistemas monetarios y las monedas nacionales.
Las opiniones expresadas en este artículo son responsabilidad de la autora y no representan necesariamente las de IPS – Inter Press Service, ni pueden atribuírsele.
Editado por Phil Harris / Traducido por Álvaro Queiruga