Por Richard Justice/MLB.com
Su cuadrangular No. 500 fue un recordatorio de su grandeza. Marcas como esta sólo nos recuerdan lo afortunados que somos de ver jugar a David Ortiz.
El dominicano se convirtió en el 27mo jugador de Grandes Ligas en unirse al club de los 500 jonrones al conectar un par de ellos el sábado por la noche en el Tropicana Field. El cañonero se encuentra en ese momento en su carrera en el que cada mes que pasa puede superar una marca nueva, y parece apreciar cada una de sus hazañas.
Su 499no jonrón llegó en la parte alta de la primera entrada, cuando el abridor de los Rays Matt Moore dejó una recta de 93 millas por hora por el medio del plato con la cuenta 1-2. Otro bateador hubiese pensado más a la defensiva, esperando conectar los lanzamientos difíciles y quizás cometer un error haciéndolo.
Ortiz le saltó a la recta rápidamente con un poderoso swing que lo dejó viendo cómo la bola salía del parque. A veces los mejores hacen que luzca sencillo.
En la quinta entrada, Moore cambió la táctica. Con cuenta de 2-1, Ortiz conectó de casualidad un foul ante una recta de 94 millas por hora. Luego con cuenta de 2-2 Moore intentó un lanzamiento rompiente, uno que se hundía hacia la parte de afuera del plato.
Ortiz reaccionó como si le hubiese avisado desde lejos. Cuando la bola desapareció por el jardín derecho, se quedó parado en el plato por un instante antes de comenzar el recorrido por las almohadillas.
Sus compañeros lo recibieron en la entrada del dugout visitante para felicitarlo entre abrazos y risas.
Y así fue todo.
Ortiz cumplirá 40 años en el receso de temporada, pero la mejor parte es que no parece tener esa edad. Ver el hermoso swing del zurdo ahora es como verlo desde hace 12 años, cuando llegó a Boston.
Su OPS de por vida de .9244 es el 43ro mejor en la historia, mejor que el de los miembros del Salón de la Fama Mike Schmidt, Willie McCovey y Willie Stargell. Sus Victorias por Encima del Reemplazo (WAR) de 50.8 en el ámbito ofensivo lo posicionan como el número 158 de todos los tiempos, por delante de otros Salón de la Fama Orlando Cepeda y Tony Pérez.
Esta temporada tiene 34 cuadrangulares, su novena campaña con 30 o más jonrones. Su primera fue en el 2003, Conectó 31 en su debut con Boston. A pesar de los impresionantes números, nunca va a ser la cara de los Medias Rojas, ese es un honor que les pertenece a Ted Williams, Carl Yastrzemski y a otros.
Pero el legado de Ortiz es distinto, porque hizo algo que no hicieron los mejores. Ganar campeonatos.
El primero en el 2004 fue uno especial porque dejó atrás el fantasma de los fracasos del pasado. Los otros dos, en el 2007 y 2013, establecieron su nombre en el corazón y las memorias de los fanáticos de los Medias Rojas para siempre.
Ha sido de los mejores en los escenarios más importantes, con .455 de promedio de bateo en 14 juegos de Serie Mundial. Los jonrones que ha conectado para dejar en el terreno a sus oponentes, por ejemplo el grand slam en el octavo episodio del segundo juego por el Campeonato de la Liga Americana del 2013, se posiciona entre los momentos más especiales en la historia del béisbol.
Y eso es sólo parte de su grandeza. El Big Papi ha representado a los Medias Rojas con gracia y dignidad. En uno de los peores momentos por los que ha pasado Boston – después de los atentados del Maratón de Boston en 2013 — Ortiz se convirtió en el rostro de resistencia y orgullo de Nueva Inglaterra.
El quisqueyano también dona tiempo y dinero a un sinnúmero de asociaciones sin fines de lucro, comenzando por su propia Fundación para los Niños David Ortiz. Ha ayudado tanto en los Estados Unidos como en su natal Republica Dominicana.
Major League Baseball le otorgó el Premio Roberto Clemente en 2011, el más grande honor para un jugador en cuanto a ayuda caritativa se refiere.