Los detallistas de gasolina consideran que los precios de venta de los combustibles fijados por el gobierno cada semana son especulativos, porque no son el reflejo de la aplicación transparente de la fórmula legal que los determina.
Así lo declaró a Propuesta de la Noche por Digital 15 el presidente de la Asociación Nacional de Detallistas de Gasolina (Anadegas), Emilio Vásquez, entrevistado por Manuel Jiménez y Felipe Ciprián.
Agregó que esa es la causa de que se produzca una cadena de escalamiento de precios en todos los bienes y servicios consumidos por la población que se extiende a los sectores productivos.
Explicó que si el Ministerio de Industria y Comercio, que fija los precios semanales, tomara en verdad como referencia los precios del petróleo West Texas y algunas variables del Brent inglés, los precios de los combustibles al público bajarían en verdad.
“Esta fórmula del cálculo se cumplía hasta la llegada a Industria y Comercio de José del Castillo Saviñón, a partir de cuando los precios no concuerdan, aunque se tomen los siete factores que la componen”, según Vásquez.
Dijo que la situación es más incierta después de que el presidente de la Refinería, Félix Jiménez, asegurara al país que en estos momentos el petróleo se recibe de México y Venezuela y que las referencias no son ni el West ni el Brent, y que por incapacidad de refinación, se importan las gasolinas y el diesel.
“Son siete variables en la fórmula que necesariamente deben dar el precio justo y con ella misma nosotros hemos calculado que la semana en que Industria y Comercio bajó diez pesos, debieron ser veintidós a veinticuatro”, indicó el presidente de Anadegas.
Agregó en ese sentido que aunque hay una disposición de que el precio que no debe bajar más de ese porcentaje, la misma establece que el resto se reserva para aplicarlo la semana siguiente si la baja del petróleo continuara.
Vásquez estimó en más de un billón de galones al año la gasolina Premium que se consume en el país, mientras desciende de manera significativa el consumo de la regular.
Atribuyó este fenómeno a una degeneración de los subsidios expresados en un contrabando de combustibles importados por allegados de los gobiernos que reciben licencias que transportan hasta seis millones de galones en barcazas por atracaderos de Barahona, Samaná y Sans Soucí, en la capital.
El presidente de Anadegas favoreció asimismo las exoneraciones en importación de combustibles a mineras, constructoras de obras y generadores de electricidad, caso este que aun cuando el kilovatio tiene cada vez menor costo se sigue cobrando a la población cual si el petróleo costara cien dólares, y no en base a su estrepitosa caída de 38 dólares en algunos momentos.
Por otra parte Vásquez lamentó que el presidente Danilo Medina no haya priorizado el uso del gas natural ambientalmente menos dañino y de un significativo ahorro para el país.
Recordó que incluso muchos transportistas que se habían preparado para la transición en el uso de gasolinas a gas natural tuvieron que dejar sin efecto esas inversiones.