Lo que está planteando el principal dirigente del Partido Alianza País, doctor Guillermo Moreno, es una revolución. Porque eso, y no otra cosa, implica cambiar el modelo económico, político y social, pues mediante elecciones, en las actuales circunstancias, es imposible.
Ocurre, sin embargo, que no hay condiciones para un cambio revolucionario en la sociedad dominicana. Y eso Fidelio Despradel, viejo dirigente de izquierda, lo sabe al igual que los demás dirigentes de Alianza País.
No se trata de “dar un paso hacia adelante y dos hacia atrás”, de lo que se trata es de avanzar conforme lo aconseja la realidad política, porque no basta con querer hacer una revolución o sustituir el modelo si el pueblo, principal protagonista, no se empodera, lo cual solo es posible a través de la unidad.
Los procesos políticos son zigzagueantes aunque una anomia social parezca detenerlos en el tiempo y la distancia.
Lo que procede durante el proceso electoral en marcha es la unidad popular y democrática a través de un frente amplio, participativo y plural, que marque una diferencia con el gobierno y el Partido de la Liberación Dominicana de tal modo que haya dos polos claramente evidenciados: El de la corrupción, la impunidad y el saqueo; el otro, el de la democracia, la justicia, la libertad y los valores éticos.
Todo lo que debilite esa unidad, impide el cambio y fortalece al PLD permitiendo su permanencia en el poder para que continúe la corrupción, la impunidad y la inseguridad ciudadana, entre otros males.
Todo parece indicar que elreconocimiento por parte de la Junta Central Electoral exclusivamente de Alianza País se debió a una decisión política dada la presión de buena parte de la sociedad.
El dirigente de izquierda y dirigente del transporte, diputado Juan Hubieres, al igual que otros de pensamiento similar, pudieron igualmente ser aprobados, pero la “línea” bajada era muy clara. (Así no aparecerán en la boleta electoral)
Si Alianza País decide o decidió participar solo en las elecciones venideras con candidatos propios, como parece, estaría dividiendo el voto de quienes anhelan transformaciones profundas en el país, incluyendo a los propios “aliancistas”, y estaría debilitando la oposición en términos electorales para que Danilo Medina, el “Trujillo del Siglo 21” logre reelegirse.
Guillermo Moreno, a quien le tengo admiración y respeto, tiene razón cuando afirma que no basta con echar del poder al PLD, que es necesario un acuerdo programático. Nadie del PRM y los que hasta ahora integran la Convergencia están en desacuerdo. Al contrario, es precisamente sobre esa base que están unidos y esperan que otras fuerzas lo hagan.
Lo que no cabe en la discusión es la arrogancia, intransigencia, el creerse dueño exclusivo de la verdad y la razón, ni es colocarse en posiciones extremas que impidan acciones políticas unitarias.
En política cuando se trata de acercamiento, de acciones estratégicas, de lucha contra un enemigo común y de unidad, hay que ceder, dejar pasar, “tomar y dejar”.
Actualmente, ningún partido, por grande que sea, puede darle un giro al país por si solo; precisa de la participación de todos los que aman la patria. Creo que sacar al PLD del gobierno sería un salto cualitativo ético y moral. Después vendrá una Constituyente y todo lo establecido en el programa del gobierno que surja tras los acuerdos.
A Luís Abinader, Hipólito Mejía, Guillermo Moreno, Juan Hubieres, Minou Tavarez Mirabal, Max Puig, al doctor Fulgencio Severino, Hatuey Decamps, Eduardo Estrella, entre otros, le recuerdo que, “sin unidad no hay fuerzas. Y sin fuerzas, no hay victoria”, es decir, no hay posibilidad de derrotar al PLD.