Cuando el presidente Danilo Medina dijo que defendería las “visitas sorpresas” (programa de campaña reeleccionista con los recursos del Estado desde el inicio de su gobierno) con “uñas y con dientes”, juro que me alegré mucho.
¡Por fin escuchará la voz de la oposición!, grité de júbilo.
Busqué los periódicos del día siguiente para ver los decretos sustituyendo a los ministros y directores de las instituciones responsables de darle continuidad y cumplimiento a la palabra empeñada. Pensé –que ingenuo soy- que los primeros en ser cancelados serían el de la Presidencia, Obras Públicas y Agricultura, entre otros por no realizar las obras ni entregar los recursos prometidos.
Pero no, el Presidente Danilo no canceló a nadie. Lo de “uñas y dientes” fue una expresión política para que la prensa –principal sostén de su campaña mediática- lo publicara en primera plana, como ocurrió.
Si el presidente no les estuviera tomando el pelo a los pobres campesinos, si de verdad le importaran los que labran la tierra, el campo no estaría abandonado como está y los alimentos no estuvieran por las nubes de caros, como están, con plátanos a más de 20 pesos la unidad.
Las visitas “sorpresas”, que según el propio Danilo Medina no son espontáneas, sino debidamente planificadas, constituyen un fraude; una manera de hacer campaña electoral aprovechando la miseria de los campesinos y la quiebra de los pequeños productores.
El director del Frente Agropecuario del Partido Revolucionario Moderno, Leonardo Faña, junto a un grupo de profesionales realizó un estudio detallado, serio, donde demostró que el Presidente Danilo, en el Sur, solo cumplió un 18% de las promesas realizadas en todos sus recorridos, lo cual alarmó a toda la población, incluyendo buena parte de la opinión pública.
Faña, que es un hombre del campo, trabajador, honesto y valiente, entregó los resultados de la investigación a todos los medios de comunicación. Incluso fue al Palacio Nacional donde depositó copia para que el propio Danilo se percatara de la verdad.
Ahora Faña y el PRM dicen que ya han concluido los estudios en las regiones Este y Norte para terminar con todos los viajes presidenciales. Y me dice el ingeniero Faña que el país quedará sorprendido cuando vea todas las mentiras y falsedades que se esconden tras las denominadas “visitas sorpresas” de Danilo.
Significa pues, que no es del PRM y de su candidato presidencial Luis Abinader que Danilo tiene que defender con “uñas y dientes”, incluso con fusiles y tanques de guerra, si lo prefiere, es de su gobierno, de sus ministros y viceministros que los acompañan en los viajes y luego desaparecen. No vuelven más. Se burlan de la gente.
Danilo debería agradecerle al PRM, en las personas de Leonardo Faña, Hipólito Mejía y Luís Abinader, el favor que le han hecho denunciando el incumplimiento de las promesas durante las visitas “sorpresas”. Y acto seguido proceder con las cancelaciones de sus funcionarios. Así limpiaría un poco su imagen, culparía a los demás, como suelen hacer los presidentes demagogos.
Las “visitas sorpresas” solo pueden producirse en un país sin instituciones y sin leyes como el nuestro. Ese hombre anda burlándose de la gente, distribuyendo el dinero público como si fuera suyo, presentándose como un Dios, regalando lo que es de todos. El Estado como patrimonio de un hombre que intenta perpetuarse en el poder. El Estado como factor determinante en un proceso electoral, algo insólito en cualquier otro país del mundo.
Las “visitas sorpresas” constituyen un abuso de poder, una ofensa al derecho, a la transparencia, la equidad y la democracia. La oposición debería oponerse a ellas “con uñas y dientes”.