Una realidad innegable que ni siquiera sus propios adversarios políticos podrán refutar es que el presidente Danilo Medina ha trasladado la solemnidad del poder a las comunidades más empobrecidas del país. Y por primera vez en la historia de la República Dominicana un mandatario se une, abraza, escucha y toma decisiones frente a frente y sin intermediación a favor de los empobrecidos.
Ello ha permitido que humildes ciudadanos y ciudadanas de campos y ciudades lejanas hayan dialogado sin temor a sufrir presiones y hasta represiones por la seguridad presidencial.
Medina pacientemente y mirándolos a sus ojos ha escuchado innumerables peticiones de representantes de las localidades visitadas semanalmente, sobresaliendo obras sociales entre ellas centros educativos y comunitarios; construcción de escuelas, centros recreativos, instalaciones deportivas, sistema de distribución de agua potable, clínicas rurales, creación de empleos, donaciones de recursos para solucionar algún problema personal o familiar, distribución de tierra para cultivos agrícolas, entrega de viviendas, gallinas ponedoras, cerdos y cerdas para la crianza porcina, carreteras y caminos vecinales entre otras numerosas peticiones.
En ese intenso y esforzado recorrido que ha representado entre otras cosas sacrificar el merecido descanso familiar de los domingos, el presidente Medina se ha “ensuciado” los zapatos, ha dado saltito y hasta ha cruzado alambrada en el campo.
Sus adversarios políticos han querido presentar ese escenario en el novedoso estilo de gobernar del Ejecutivo como una simple pose propagandística y de magnificación visual para impactar el subconsciente de la población.
Logros Tangibles
Sin embargo, olvidan los resultados tangibles alcanzados en las visitas sorpresa. A saber, más de 44 mil millones de pesos ha otorgado el Gobierno al sector agropecuario para su financiamiento y expansión en los tres años de gestión de Medina.
Creación de más de cincuenta mil empleos especialmente en las zonas rurales; apertura y democratización del financiamiento a pequeños y medianos productores, fortalecimiento y reagrupamientos de las asociaciones campesinas.
Unos 40 mil productores directos y más de 172 mil indirectos se han beneficiado de las visitas sorpresa, dice el director del Fondo Especial para el Desarrollo Agropecuario (FEDA), Antonio López. Igualmente, se han construido cinco mil kilómetros de caminos vecinales. El Gobierno ha hecho un desembolso de RD$2,180.5 millones.
La Dirección General de Comunicación de la Presidencia, cita siete beneficios e impactos generados por las visitas sorpresa: 1.-Democratizan el financiamiento; 2-Redistribuyen renta solidaria y horizontalmente; 3-Reconstruyen la relación Gobierno-productores agropecuarios y la sustenta en el afecto y la simpatía; 4-Relanzan proyectos en dificultad o hacen posible nuevos proyectos. En muchos casos, facilita la conversión de agrícola a agroindustrial; 5-Estimulan y fortalecen la asociatividad; 6-Crean empleos y aumentan los ingresos familiares y 7-Dinamizan las economías de las comunidades en las que están enclavados los proyectos, y hasta de comunidades vecinas.
La DICOM informó que se han realizado 110 visitas sorpresa en todo el país, de los que han realizado 623 proyectos (259 comunitarios y 364 productivos).
Las autoridades aseguran que más de 9,300 millones de pesos programados y 63% del presupuestado destinado ha sido ejecutado en las visitas sorpresa.
Es una hermosa experiencia que ha marcado para siempre la conceptualización del poder y su vinculación con los “hijos de machepas” en el territorio nacional.
Con sobrada razón, Medina ha advertido que defenderá “con uñas y dientes” el novedoso programa de las visitas sorpresa por el impacto social y económico que genera entre las familias pobres residentes en el campo.
Lo cierto es que los resultados del más reciente estudio de Latinobarómetro en que el presidente Medina aparece como el mejor valorado de los países de América Latina, con un 82% de preferencia en la valoración de los gobiernos de 18 naciones de la región, debe poner a pensar a los críticos de sus visitas domingueras.
Al final, la política aplicada desde el poder se mide por los resultados de hoy y no por las intenciones del mañana.