Antes que nada, un policía es un ciudadano, con todos los atributos que le garantiza la Constitución; además, es un ser humano amparado por la Declaración Universal de los Derechos Humanos (suscrita y ratificada por la República Dominicana). Ningún reglamento o ley orgánica de lo que sea puede negar u oponerse a esos derechos fundamentales, ni nadie puede renunciar a ellos. Eso es lo que, a nombre de 35 mil policías y 10 millones de civiles, de frente al Poder, nos ha recordado el humilde raso Daurin Muñoz Martínez…Un reto político de muy difícil manejo. (Tanto, que no pueden ni botarlo).