Por Manolo Hernández Douen/LasMayores.com
NUEVA YORK — La historia de la Serie Mundial es rica en momentos dramáticos, desenlaces fabulosos, instantes para que un pelotero se consagre rumbo a la inmortalidad o que otro se hunda para siempre en el dolor de un fracaso a la hora buena.
El dominicano Edinson Vólquez pudiera sumarse dentro de pocas horas a esa lista de los que se encumbran en un juego decisivo del Clásico de Octubre al buscar para los Reales de Kansas City la segunda corona absoluta en la historia de la franquicia de Missouri.
Los Reales tienen ventaja de 3-1 sobre los Mets de Nueva York y un triunfo el domingo por la noche les brindaría la primera corona desde que se impusieron en la Serie Mundial de 1985.
Abridor del Juego 1 de la Serie Mundial, Vólquez subirá a la lomita en Citi Field apenas cinco días después de recibir la noticia tan desagradable de la muerte de su señor padre, Daniel, debido a una afección cardíaca.
"Desearía que estuviera conmigo ahora, disfrutando de cada juego en el que yo lance", comentó un emocionado Vólquez. "Voy a estar pensando en mi mamá y el resto de mi familia va a estar tan contenta de verme lanzar. Mi mamá me dijo antes de que yo viniera para acá [procedente de la República Dominicana] 'disfruta del juego como tú siempre lo haces y hazlo con orgullo, todos estamos orgullosos de tí'".
A través de una nota escrita previamente, Vólquez agradeció a la prensa por su apoyo moral a lo largo de su difícil trance a nivel personal y reconoció que la decisión adoptada por su familia, de no informarle de la muerte de su padre hasta después de que terminase su actuación del pasado martes en Kauffman Stadium, fue la más correcta.
"Esa fue la mejor manera, ni siquiera lo sabía [para el momento de su faena en la lomita]", reveló el derecho. "Si mi esposa me lo hubiera dicho antes, a lo mejor no hubiese podido lanzar. Esa fue la decisión correcta".
Tampoco tiene que haber sido muy fácil la tarea de prepararse física y mentalmente para abrir un Juego 5 -y tal vez final- de la Serie Mundial de 2015, pero le informó a los Reales que estaría listo para ayudar al equipo de cualquier manera que fuera necesario.
"Cuando llegué [el sábado por la tarde a Nueva York], Ned [el dirigente Yost] me preguntó '¿Vas a poder lanzar?' y le contesté 'Sí, para eso estoy aquí. Quiero lanzar. Quiero que la gente se sienta orgullosa de mi. Es lo que me encanta. Punto. Es lo único que sé hacer'".
Sus compañeros de equipo le dieron en masa una recepción bien cariñosa, algo que Vólquez asegura que va a apreciar por el resto de su vida.
"Johnny [Cueto] me preguntó, '¿Oye, vas a lanzar?' y yo le respondí '¿Quiéres hacerlo tú?'", relató Vólquez en medio de una sonrisa, pese al difícil momento que vive. "Él me dijo 'No, este es tu juego, lánzalo, que tu padre se sienta orgulloso'. Le comenté 'Bien, voy a tomar la bola [el domingo]'. Va a ser emocionante".
Técnicamente, por el paréntesis de tiempo sin ejecutar una rutina habitual entre aperturas, a lo mejor Vólquez no se va a presentar al 100% de sus habilidades, pero cree que sí estará en buenas condiciones para acudir al compromiso con la suficiente capacidad física para tratar de obtener un triunfo tan importante como el que necesita Kansas City.
"Paré [soltó el brazo] un poquito [el viernes], allá en la República Dominicana", informó Vólquez. "Y tan pronto como llegué aquí, me solté el brazo en la caja de bateo".
En su mente estará el mismo objetivo que se trazó cuando se subió a la lomita para aquel Juego 1 maratónico que a la postre se definió en 14 entradas.
"Le agradezco a Dios por la oportunidad que me dará para subirme a la lomita y probarle al mundo que puedo competir para darle a nuestro equipo la oportunidad de ganar", proclamó Vólquez. "Estoy seguro de que mi papá se va a sentir orgulloso de mí. Veremos qué pasa".
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