Los científicos lo confirman sin la menor duda: si no frenamos el cambio climático, la temperatura media global aumentara mucho más de lo aceptable. Con tremendas consecuencias. Y un dictamen de la Agencia para la Ciencia de Estados Unidos asegura que 2015 ha sido un año récord en calentamiento global.
Por su parte, un estudio de la universidad de Harvard concluye que el nivel del mar subió 1,2 milímetros anuales de 1901 a 1990, una de las peores consecuencias del calentamiento. Mala noticia, aunque parezca cifra pequeña, porque la subida del nivel del mar en los últimos veinte años ha sido mucho mayor que la prevista y eso no es nada bueno.
Lo que sabemos con certeza es que en los últimos dos mil años, el mar y su temperatura fueron estables. Hasta la revolución industrial del siglo XIX. Entonces se disparó la emisión de dióxido de carbono y subió el nivel del mar. Hoy, el Grupo de Expertos de la ONU ha calculado que en este siglo los océanos subirán 44 centímetros de media sobre los niveles de 1990. Y es mucho subir.
Un estudio reciente sobre consecuencias del cambio climático, designado C3E, concluye que el nivel del mar subirá en las costas españolas en el siglo XXI, por ejemplo, de 60 a 80 centímetros sobre la subida de 1986 a 2005. Así será si no se reducen las emisiones de gases de efecto invernadero. Según ese informe, la mayor subida de las aguas será en los deltas del Ebro, Guadalquivir y Guadiana y, si no se frena el cambio climático, en 2050 las playas españolas habrán retrocedido de 20 a 40 metros. Imaginemos lo que supondrá. Además habrá habitualmente enormes oleajes y fuertes vientos en puertos e infraestructuras costeras españolas. La subida del mar, el aumento del oleaje y los fuertes vientos promoverán violentas galernas y las inundaciones de costas serán más frecuentes e intensas.
Los daños causados hasta ahora por las emisiones de gases (subida del nivel del mar, mayor acidez de los mares o derretimiento de glaciares y hielos de los polos) serán un problema creciente si no se toman ya drásticas medidas para reducir y frenar la emisión de gases de efecto invernadero. Según los expertos de la ONU, de no poner remedio, la temperatura aumentaría hasta 4,8º C para 2099, cuando el máximo aumento de temperatura global soportable calculado por la ciencia es 2º centígrados. ¿Dejaremos a nuestros descendientes un mundo habitable?
El calentamiento es innegable y desde 1950 muchos cambios en el clima no tienen precedentes en siglos anteriores. La superficie de la Tierra está mucho más caliente que en cualquier tiempo antes de 1850 y cada una de las tres últimas décadas ha sido más cálida que la anterior mientras las olas de calor son cada vez más frecuentes, intensas y duraderas.
Ante esta situación, la ONU promovió que los países decidieran voluntariamente sus volúmenes de reducción de gases de efecto invernadero. Pero ha sido un fracaso y las reducciones de gases han sido tan ridículas que vamos hacia un calentamiento global de 3ºC. Y 3ºC de aumento es multiplicar por tres veces y medio el cambio climático sufrido hasta ahora según los mismos expertos. Más violentos y enormes huracanes, más deshielo de glaciares y hielos árticos y antárticos, gran subida del nivel del mar, diluvios torrenciales y enormes sequías con sus correspondientes grandes incendios.
Para frenar el cambio climático no hay otra salida que reducir emisiones de gases de efecto invernadero. Abandonar la energía con combustibles fósiles y sustituirla por energías limpias y renovables. Además de proteger los bosques, frenando las talas industriales que reducen la masa arbórea del planeta.
Todo esto abordará el COP 21, la convención de cambio climático de Naciones Unidas, en París del 30 de noviembre al 11 de diciembre. Ahí se deberían acordar medidas para reducir el 80% de emisiones de gases de efecto invernadero para 2050. Para que la temperatura global no supere los 2º centígrados. Y eso significa que los Estados deben cambiar sus políticas energéticas y reducir las energías contaminantes hasta eliminarlas. Sin más excusas.
Hasta hoy, las presuntas medidas internacionales contra el cambio climático han sido inútiles. Simplemente hay que reducir de verdad las emisiones de gases de efecto invernadero hasta acabar con ellos. No hay otra, porque ya no es exagerado decir que nos jugamos el futuro. Y, de hecho, el presente
Xavier Caño Tamayo
Periodista y escritor
Twitter: @xcanotamayo