París, 15 nov (PL) Muchos residentes en París salen hoy de sus casas impulsados por la indignación y la solidaridad con las víctimas mortales de los ataques perpetrados hace dos días en esta capital.
De manera espontánea, cientos de ellos acuden a las cercanías de los lugares que fueron blanco de los atentados terroristas que costaron la vida a 129 personas, una cifra que podría aumentar por la gravedad de algunos de los heridos.
Visiblemente emocionadas, las personas colocan flores, velas y carteles en los que se manifiestan contra la muerte y abogan por la vida durante esta iniciativa replicada en otros puntos de la nación gala. Entre ellas se encuentran ancianos, padres con sus niños, jóvenes e individuos de otras nacionalidades, todos unidos por el dolor.
En la Plaza de la República de la capital francesa cientos se unen a estos homenajes. La indignación contra lo ocurrido y la condena a la violencia son las expresiones que se repiten entre los interrogados por Prensa Latina en el lugar.
Otras personas se dirigen hacia los hospitales donde se forman filas para realizar donaciones de sangre, un gesto altamente apreciado sobre todo porque más de 350 fueron heridas en los atentados.
Sin embargo, la sensación de estar viviendo un domingo trastocado es inevitable. En otras circunstancias, con una jornada soleada como la de hoy, con cielo despejado y una agradable temperatura, el movimiento y la algarabía serían más que evidentes en la capital francesa.
La naturaleza quiso regalar un lindo día a los parisinos, con condiciones meteorológicas muy deseadas y escasas aquí en esta época del año. Empero, la nutrida agenda cultural de esta urbe permanece opacada desde la ocurrencia de los atentados.
El deseo de existir, la solidaridad y el rechazo a la violencia son por estos días los principales impulsores de los habitantes de esta ciudad, quienes hace pocas horas volvieron a experimentar en carne propia el azote del extremismo violento.
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