Las investigaciones del avión que cayó en el Sinaí, Egipto, concluyeron en que manos criminales colocaron una bomba casera en la nave Metrojet, confirmando así la admisión del grupo terrorista Estado Islámico que había asumido la autoría.
De acuerdo a la informaicón de las autoridades rusas, un artefacto explosivo equivalente a 1,5 kilogramo de TNT estalló a bordo, lo que causó que el avión se rompiera en el aire. Es lo que explica qué el fuselaje quedó repartido por un terreno tan amplio.
"Desde luego puedo decir que éste fue un acto terrorista", dijo Alexander Bortnikov, el jefe de la FSB, quien explicó que
las pruebas mostraron que los explosivos fueron fabricados fuera de Rusia.
De inmediato, el presidente ruso Vladimir Putin prometió encontrar y castigar a los responsables de la explosión, para lo cual dijo contar “con todos nuestros amigos”.
"Esto no prescribe, necesitamos saber todos sus nombres", dijo Putin. "Vamos a salir a buscarlos allá donde se escondan. Los encontraremos en cualquier lugar de la Tierra y los castigaremos".
Militantes que aseguraron tener vínculos con el grupo Estado islámico se adjudicaron la autoría del atentado y dijeron que el ataque era una represalia por la campaña rusa de ataques aéreos contra el grupo EI y otras organizaciones en Siria, donde Moscú quiere preservar el régimen del presidente Bashar Assad.