La imagen de un misil amedrenta, causa conmoción y horror en la psiquis humana y cuando impacta el objetivo seleccionado sus efectos son demoledores no tan solo en vidas humanas sino igualmente en destrucción masiva. Por eso, los países occidentales están “blindados” con poderosos ejércitos, millares de armas de destrucción masiva incluidas las nucleares, radares y tecnología de punta para enfrentar al enemigo supuestamente en cualquier terreno.
Sin embargo, la comunidad mundial jamás podrá asimilar y entender los niveles de vulnerabilidad y fragilidad de los esquemas de seguridad predominante en las naciones occidentes desarrolladas, no obstante, a los miles de millones de dólares y euros invertidos en una plataforma armamentista global capaz de destruir el planeta y convertirlo en residuos en breve segundos.
Imaginémonos como estaría la humanidad si ese dinero se hubiera invertido en la búsqueda de la cura del cáncer, el SIDA, la diabetes y en combatir el hambre y la desigualdad social.
Estados Unidos, el Reino Unido, Francia, Alemania, China y Rusia se reparten el poderío armamentista en el mundo, cuya efectividad no ha podido evitar los repudiables atentados terroristas que se vienen registrando con una frecuencia cada vez más acelerada.
¿Cómo es posible que un ejército militar distribuido en pequeñas células ponga de rodillas a Europa y Estados Unidos hasta el punto de dominar el escenario y controlar el espacio público con la imposición de la barbarie a través de la decapitación, exterminación y la inmolación?
La estrategia de la estructura terrorista ISIS tenemos que admitir que hasta el momento ha funcionado y logrado éxito en su macabra, terrorífica y condenable acción logrando sembrar el pánico entre la población mundial.
La guerra convencional entre los Estados parece dejarse atrás para incorporar el terrorismo y frente a frente al punto previamente diseñado, como dolorosamente ocurrió recientemente en Paris, Francia, donde un grupo de terroristas del Estado Islámico y su instrumento militar ISIS asesinó a 130 personas e hirió a más de trescientas en una secuencia bien planificada y que hizo impacto en lugares emblemáticos de esa histórica y hermosa ciudad europea.
Y el macabro asalto al hotel de Radisson de Bamako, en Mali, África, por terroristas yihadistas lo que originó 27 muertos y decenas de heridos durante la operación de rescate. Allí perdieron la vida empleados del establecimiento, turistas y los trece asaltantes que fueron abatidos por la policía.
¿Qué está fallando en la seguridad de Occidente que la convierte en blanco de ataques del terrorismo islámico?
Ahora precisamente los expertos en seguridad del mundo se formulan esa y otras preguntas relacionadas a esta preocupante realidad donde tratan de buscar respuestas concluyentes para afrontar tan terrible y peligroso escenario.
De pronto coinciden en que los viejos esquemas de seguridad en Occidente tendrán que ser revisados y buscar alternativas de inteligencia que permitan mayor eficiencia ante el crimen organizado.
Temor y Nerviosismo
Negarlo sería una necedad, ciertamente la gente siente temor de montarse en un avión, presenciar un espectáculo de multitudes o simplemente pasearse por las calles de una de las principales ciudades del mundo ante la oleada terrorista que nos afecta.
Prácticamente ya no existe un lugar seguro en el planeta que escape a los extremismos y sanguinarias ejecuciones del terrorismo islámico.
El Papa Francisco llegó más lejos al plantear que estamos ante las evidencias de una tercera guerra mundial y ese planteamiento debe preocupar a los que aspiramos a vivir en un mundo de paz y de progreso para la humanidad.
¿Por qué no nos entendemos los seres humanos que habitamos este bonito planeta? ¿Por qué tanto odio y deseo de destruir nuestra propia existencia?
Los musulmanes son musulmanes y seguirán siendo musulmanes y eso Occidente debe entenderlo. En todo caso, debemos estudiar su cultura, forma de pensar e introducirnos en su historia y trayectoria cultural, pero no despreciarlo porque no todos ellos son terroristas.
Por supuesto, los malvados combatientes de la organización terrorista ISIS hay que buscar la forma de deshacerse de ellos. Y surge la pregunta, ¿se podrá lograr?
Primeramente, hay que actuar en forma conjunta y nunca bajo el protagonismo de una sola potencia económica y militar. En estos momentos, Rusia es fundamental para que Estados Unidos, Francia, Alemania y Gran Bretaña puedan obtener éxito en la cruzada iniciada contra el terrorismo islámico.
Expertos en seguridad más actualizado e informado han sugerido al gobierno del presidente Barack Obama olvidarse del régimen de Siria que preside Bashar Al Asad y concentrarse en las operaciones contra ISIS. De esa manera, los países occidentales evitarían nuevos roces diplomáticos y diferencias con Rusia y China que siguen respaldando al gobierno de Asad.
Pero al mismo tiempo, el gobierno del presidente Vladimir Putin está participando activamente en los bombardeos aéreos y lanzamientos de misiles contra las instalaciones de ISIS en procura de desarticular esa red terrorista que según ha trascendido ya recluta a veinticinco millones de personas en distintos lugares del mundo.
Después del derribo del avión ruso en las inmediaciones del Sinaí por una bomba que explotó en la cabina de pasajeros y que el denominado Estado Islámico asumió ser responsable, las autoridades de Rusia han incrementado los ataques contra los terroristas. Un total de 224 personas murieron en este hecho que ha conmovido al mundo.
"Los buscaremos por todas partes, donde quiera que estén escondidos. Los encontraremos en cualquier rincón del planeta y los castigaremos", ha advertido el presidente Putin a los terroristas islámicos.
Integrantes de ISIS siguen amenazando a Occidente y públicamente han anunciado que preparan nuevos ataques en Nueva York, Washington, Bruselas, Gran Bretaña y en la propia Francia.
Las autoridades norteamericanas y europeas mantienen máxima alerta en sus territorios y han incrementado las medidas de seguridad con la colocación en las vías públicas de miles de soldados fuertemente armados y otros vestidos de civil para proteger a la ciudadanía.
En Madrid, España, las autoridades tuvieron que reforzar la seguridad con miles de policías en un partido de fútbol e igualmente en Bélgica la Federación Belga de Fútbol suspendió un encuentro amistoso con el combinado español de Vicente del Bosque ante las posibilidades de acciones terroristas.
¿Por qué surge ISIS?
La visión colonialista de Occidente ha sido uno de los factores que ha generado odio y distanciamiento con las culturas musulmanas y árabes, quienes acusan a las principales potencias del mundo de saquearles durante décadas sus riquezas naturales, especialmente el gas natural y petróleo.
Asimismo la ejecución del ex dictador de Irak, Sadam Husein y del otrora líder libio Muhamar el Gadafi, han contribuido a radicalizar y profundizar los movimientos políticos así como el surgimiento del terrorismo en el mundo árabe y en el norte de África.
Pobreza y marginalidad son factores que inducen a los jóvenes musulmanes a incorporarse a través del Estado Islámico en el terrorismo contra los países occidentales. Los franceses y británicos han dominado por siglos importantes áreas petroleras del Medio Oriente.
El califato, es decir, sucesor de Mahoma que fue el fundador del Islam aspira a controlar las regiones que pertenecieron al entonces poderoso imperio árabe. Esos territorios están ubicados en el Medio Oriente, el norte de África, la península Ibérica y el sudeste de Europa.
Actualmente, la estructura de ISIS que fue fundada en 1999 por Abu Musab al-Zarqawi, tiene su base operacional central en el noroeste de Irak y en el noroeste de Siria, en Medio Oriente, y se anticipa que ha logrado formar células en Europa y otras latitudes del mundo. En principio se unieron al grupo terrorista Al-Qaeda, que lideró Osama Bin Laden.
Ahora los miembros de ISIS lucen compactos y decididos a seguir causando graves daños con su arma terrorista y su inmolación a Europa y Estados Unidos. El mundo tiene que unirse para combatir colectivamente a este terrible enemigo de la paz en el siglo 21.
Articulo de Manuel Díaz Aponte
Domingo, 22 de noviembre del 2015