Lo que ocurre en el poder judicial fue advertido desde 1997, fecha en que inició la denominada primera reforma judicial, por aquellos días se dijo que el problema del Poder Judicial no era el personal sino el tipo de personal y, particularmente, la ausencia de institucionalidad. Siendo como es el individualismo base de nuestra sociedad, se requiere de un personal que sepa distinguir lo particular de lo general, lo público de lo privado, lo individual de lo colectivo, lo institucional de lo no institucional.
Esto así porque en la sociedad fragmentada (la nuestra lo es) los grupos pululan por doquier: unos son legales otros no, unos son legítimos otros no. Pero el juez debe tener una formación holística, misión que recae sobre la Escuela de la Judicatura, pero que vistos los resultados parece ser que no ha cumplido su ideal filosófico jurídico. Así las cosas, el personal debe tener un perfil que no es el que se ha seleccionado para juez y fiscal, porque nadie se llame a engaños, los fiscales también entran dentro del esquema que hoy se critica.
La diferencia entre grupos es solo de quien o quienes son hegemónicos quien o quienes controlan y quiénes no. Acaso podemos olvidar las evidencias que mostró Félix Bautista de que en el Ministerio Público se estaba en campaña política permanente y que aquel que se negare hacer proselitismo era separado del cargo ¿Cuál investigación hizo el Consejo del Ministerio Público al respecto? Se ha dicho que al interior de la justicia como del Ministerio Público existen cacerías de brujas que determinan quien se va y quienes se quedan.
Esta situación obligaaque los individuos –con todo su derecho-, traten de agruparse para encontrar formas que impliquen auto protección porque se sabe que el Estado no solo es ingrato sino que está manejado por grupos y por las élites que son las que determinan el futuro de los que allí laboran. ¿Cuántos jueces y fiscales meritorios no ascienden en sus respectivas carreras y observan impotentes cómo otros suben como si fuesen la espuma de una botella de champan?
Usted los ve cumplir múltiples obligaciones de estudios de postgrados: maestrías, doctorados, etc., ¿para qué? Si al final el criterio del grupo a que pertenezcan será lo determinante para establecer quien asciende y quien permanece postrado en el anonimato. Esta perversidad es la que conduce a algunos a buscar fórmulas de auto protección, pues aquí solo se tiene éxito quien se apandilla con algún sector factico o del mundo político. ¿A caso no es reparto lo que nos enseña la política vernácula? ¿Qué nos creemos que los jueces y fiscales son extraterrestres? No. Son dominicanos y dominicanas muy jóvenes, en la mayoría de los supuestos, que creyeron en un sistema del cual se sienten traicionados en sus valores más elementales.
Así, se sabe, que determinadas conductasson reprochablessolo dependiendo de quien las realice, dependiendo del poder político o económico que sea predominante, etc. Ahora entre nosotros está ocurriendo un verdadero cambio de mando pero entre grupos que luchan por asirse a la mayor cuota de poder posible. Si observamos bien, en su momento, el Procurador y el Jefe de la SCJ, se han lanzado piropos negativos sobre el accionar de sendas ramas de la justicia. El presente escarceo va en ese sentido, súmele una falda y obtendrá el resultado concreto de la chispa que encendió la pradera judicial. Alguien podría decir que los fracasos de la lucha contra la corrupción son del Ministerio Público, pero otros, sobre todo a partir del caso de los jueces, podrían acusar a la justicia de la inoperancia del Poder Judicial.
Entendemos que así no llegaremos a puerto, pues ni los unos ni los otros transitan por el camino correcto, puesto que el país requiere de una justicia y de un Ministerio público que trabajen para cumplir con los objetivos programáticos de la constitución y de los valores de la democracia, si observamos bien, ambas posturas institucionales están ausentes de los discursos del Ministerio Público como de la justicia, es decir, se han dejado atrapar de las patas de los caballos que los jalonan de forma tal que son arrastrados hacia el despeñadero. Juan Jacobo Rousseau, llama a distinguir entre interés general y los intereses de grupos, entre voluntad general y voluntad individual. Una mirada detenida sobre los temas que mantienen a la justicia en la picota, permite establecer que se trata de un sainete político que no conduce más que a una nueva fuente de descrédito. De ahí no saldrán ganadores sino que todos seremos, en tanto sociedad, en tanto grupos e individuos, perdedores, pues habrá perdido la institucionalidad democratica. DLH-23-11-2015