El Partido Reformista Social Cristiano ha venido vacilando al de la Liberación Dominicana con la negociación para un acuerdo electoral que no acaba de cuajar. Ese vacilón da para al, menos, una estrofa de la ranchera titulada “Negrita de mis pesares”, uno de los emblemáticos temas del Mariachi Vargas:
"Negrita de mis pesares/ hojas de papel volando/ a todos diles que sí/ pero no les digas cuándo/ así me dijiste a mi/ por eso vivo penando…"
Es decir, como si siguieran al afamado conjunto mexicano, los reformistas han tenido penando a los negociadores peledeístas, en un juego de espejos. Y es posible que, para completar el sentido del estribillo de la canción también conocida como “La morena”, los reformistas le hayan dicho que sí a otro pretendiente…Pero sin decirle cuándo.
Lo importante de este juego es que no resulta ser la primera vez, ya que en 2006 los reformistas mantuvieron a los peledeístas en un juego similar, hasta que una buena mañana decidieron, junto a dirigentes del Partido Revolucionario Dominicano, convocar una rueda de periodistas para anunciar un acuerdo entre ellos. Allí nació la denominada “alianza rosada”.
Ese paso de última hora fue dado por el PRSC luego de que el principal negociador de entonces por el PLD le dijera que estaba pidiendo demasiado. Pero que si, además, estaba negociando con otro partido, pues que pactara con otro.
¿Recuerdan ustedes, por casualidad, quién era ese jefe de negociación por parte del PLD? Pues nada menos que Danilo Medina, entonces secretario (ministro) de la Presidencia, hoy presidente de la República y posible beneficiario electoral de un acuerdo con el PRSC.
El problema de ahora para los reformistas es que en aquel trance, Danilo no tenía la última palabra sino más bien la penúltima. Ahora sí la tiene.
De modo que, si bien el presidente-candidato no ha dado las negociaciones por cerradas, es posible que ante el deshojar de las margaritas en que están los reformistas, pueda, en el momento menos esperado para la dirigencia del PRSC, utilizar la temible expresión que suele usar un cibaeño ´encojonao´: “Últimamente”.
La dirigencia reformista sabe que necesita un acuerdo que le viabilice obtener más de un 5% de los votos, que a su vez le abra las puertas del financiamiento estatal que se asigna a las organizaciones que sobrepasan ese umbral.
Sin embargo, los reformistas, o más bien una parte de su dirigencia, ha estado bailando en un mosaico sin avanzar en el salón.
Se ha sabido que algunos dirigentes del PRSC se han dejado llevar por una posible oferta—hecha muy al desgaire en alguna conversación oficiosa–, de una candidatura vicepresidencial con Luis Abinader en el Partido Revolucionario Moderno.
Un partido en el tercer lugar en la boleta electoral—o el cuarto puesto que ocupa el Movimiento Democrático Alternativo (MODA)–, es la tabla de salvación del PRM, cuyo recuadro anda por sobre el número 20.
Pero, ¿qué pasaría si el PRSC pactara con el PRM? Lo más probable que cualquier porcentaje que marque ahora la franquicia roja quedaría profundamente dividido, valiendo de muy poco el esfuerzo.