La mejor aspiración de los seres humanos es que en el 2016 tengamos paz y tranquilidad en el mundo. Que cese el odio y la violencia para que predomine la armonía y el entendimiento.
La humanidad merece vivir en sosiego y con la alegría y fe orientada hacia un mañana mejor.
Debemos fijarnos en el sacrificio y ejemplo de Jesucristo quien prefirió morir crucificado en la cruz en aras de brindarle amor, ternura y paz a los seres humanos.
Que el terrorismo sea eliminado de la faz de la tierra y que germine el amor, la tolerancia, comprensión y la convivencia social.
Sin embargo, a juzgar por los acontecimientos recientes así como las medidas adoptadas por el liderazgo mundial, es evidente de que estamos muy lejos de evitar tantas muertes y destrucción en el planeta.
Ahora las potencias económicas europeas especialmente Francia, Inglaterra y Alemania lanzan intensos bombardeos de misiles sobre Siria tratando de destruir a ISIS. También, participa activamente Rusia.
Ese brazo armado terrorista que nuevamente intranquiliza a Occidente con simultáneos ataques que han provocado centenares de muertes y heridos en Francia, España, África, Rusia y Estados Unidos.
Los terroristas de ISIS han sembrado el pánico en las principales capitales occidentales, cuyas autoridades han tenido que reforzar la seguridad de manera extrema en los aeropuertos, estadios deportivos, plazas públicas, parques, instituciones oficiales, establecimientos comerciales y centros de diversión.
“Nuestro objetivo es claro: Vamos a degradar y destruir a ISIS”, sentenció el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, en reciente comparecencia televisiva.
El año 2015 ha sido muy violento dejando una secuela de hechos sangrientos en distintos países con un alto saldo de muertes y heridos así como de destrucción masiva.
Desde África, Europa, el Medio Oriente hasta el continente Americano el terrorismo se ha dejado sentir con una intensidad que preocupa a la sociedad que desea vivir en armonía.
Los casos más recientes registrados en Francia, África y Estados Unidos representan una seria advertencia de los terroristas islámicos que buscan sembrar el terror, odio y la desesperanza en las sociedades occidentales y en el mundo.
En consecuencia, la estrategia para combatir y destruir a ISIS tiene que ser unificada, coherente y bien planificada. De ninguna manera se debe imponer el protagonismo de una sola potencia militar.
Incentivemos la Cultura de Paz
Hago voto para que los parabienes recibidos en este mes de diciembre que es el último del año y el más festivo y alegre estén orientados a cultivar la paz entre los hombres y mujeres que habitamos este planeta.
Los mensajes reseñados en las tarjetas navideñas deben fomentar la cultura de paz con expresiones que eleven el alma, la convivencia y la confraternidad social.
En ese sentido, no debemos limitarnos a las tradicionales expresiones como: “Feliz Navidad y un Próspero Año Nuevo”.
¿Por qué no hacerlo si estamos ante un inminente peligro de extinción de la especie humana?
Los gobiernos e instituciones académicas, profesionales y sociales del mundo deberían unirse en una plataforma de integración dirigida a auspiciar el amor y la paz en la sociedad.
Pienso firmemente que el combate a la violencia y el terrorismo tienen que partir de mecanismos que no tan solo utilicen las armas de destrucción convencionales sino que se apele a la conciencia, proyección y construcción de una verdadera cultura de paz.
La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) promovió hace varios años cursos, seminarios y talleres en diferentes países incluyendo República Dominicana orientados a incentivar una cultura de paz entre la ciudadanía.
Esa loable iniciativa en la que tuve la honra de participar como instructor en el país, lamentablemente fue abandonada por la representación local de la UNESCO alegando falta de recursos económicos.
Irónicamente las naciones desarrolladas invierten miles de millones de dólares en armas de destrucción masiva, pero poco hacen para fomentar y auspiciar un espacio social donde predomine la ternura, comprensión y la paz.
El incentivo a la educación, la reducción de la desigualdad social y de la exclusión son aspectos esenciales para que podamos tener un mundo donde reine la alegría y las oportunidades y no la amargura y desesperanza.
Martes, 8 de diciembre del 2015