Hace efectiva la solidaridad con Ana Isa de la Rosa Vargas, en el Capotillo y Jean Carlos, en La Ciénaga.
SANTO DOMINGO.- Hace alrededor de noventa días que ir a la parte atrás de la casa número 121 del ensanche Capotillo y pararse en la puerta de la casucha de María Isabel Vargas, era encontrarse con un cuadro desgarrador, pues postrada en una destartalada camita estaba su hija Ana Isa de la Rosa Vargas, de 19 años, quien aún no atraviesa el proceso de pubertad, no camina, ni habla y mientras crecía perdió su dentadura.
Esto es fruto de una degeneración congénita cuyas causas nunca se han determinado.
Grissell Sánchez, una emprendedora y solidaria mediana empresaria que hace del solidario su mayor y mejor don, se encontró con este caso mientras realiza una serie de actividades sociales en la zona norte de la capital y asume el caso de Ana Isa de la Rosa Vargas como suyo.
Sánchez quien se define como una ciudadana interesada por el bienestar común, dijo que cuando vio a Ana Isa por primera vez, enfrentaba una desnutrición crónica, tenía llagas en la espalda y no recibía atención médica.
Además de su madre, la joven quien reside junto a un hermano menor y su padrastro, en una pequeña habitación que comparten sala, cocina y baño. El techo de zinc, las paredes de madera corroída por el tiempo, o el mal tiempo, y el piso de cemento gris también carcomido.
Un habita en extrema pobreza, alimentación deprimente, llevó a Grissell Sánchez a dar a conocer el caso a la opinión pública, como forma de alertar a las autoridades sobre la urgencia de ayudar a esta niña.
Llegó la mano amiga
“¡Manos a la obra!” es el grito de guerra del presidente Danilo Medina cuando de trabajar a favor de una causa se trata. “¡Manos a la obra!” fue el grito de guerra del Plan de Asistencia Social de la Presidencia de la República, de la Junta Central Electoral, de SOS Ayuda, de Grissell Sánchez y de Alexandra Fernández, esposa del artista urbano Mozart La Para, al ponerse de acuerdo para que Ana Isa de la Rosa Vargas, su madre, su padrasto, su hermanito y demás, pasen esta navidad en familia y en mejores condiciones de vida.
Al dar la voz de alerta, Grisell Sánchez esperaba que el Gobierno o algún empresario pudieran reestructurarle su casita y ponerla a vivir en buenas condiciones, porque Ana Isa escucha, se pone alegre cuando ve su comida, pero el área física donde está era realmente terrible.
Gracias a la excelente coordinación que encaminó la señora Sánchez, la casucha fue remodelada, sus paredes mejoradas, se le instaló un nuevo techo de zinc, se reconstruyó el piso y, gracias al Plan de Asistencia Social de la Presidencia, llegó un camión con electrodomésticos y enseres del hogar, además de una asignación fija mensual de raciones alimenticias para que la comida no falte en ese hogar.
La Junta Central Electoral dotó a Ana Isa de la Rosa Vargas de acta de nacimiento y Cédula de Identidad y Electoral, además de que Alexandra Fernández y Grissell Sánchez estarán siempre atentas a la salud de la beneficiaria para que la asistencia médica y los medicamentos estén al día.
De casa de Ana Isa a casa de Jean Carlos
Tras dejar atrás el caso de Ana Isa de la Rosa Vargas, el grupo partió en caravana desde el ensanche Capotillo hacia La Ciénaga.
En silla de ruedas, también en una muy humilde vivienda y sin saber de qué sufre, está postrado Jean Carlos.
Allí nos cuentan una historia parecida y se produce una solución similar.
Jean Carlos y los suyos quedan con electrodomésticos y enseres del hogar, alimentación permanente y asistencia médica fija.
Cuando se quiere, se puede
La urgencia que tienen nuestros sectores marginados de que el Gobierno o algún organismo nacional o internacional les auxilie, queda de manifiesto cada vez que se llega a esos lugares y se observa la pobreza extrema y las estrechas condiciones de vida de su gente.
Pero, cuando uno ve que con un esfuerzo coordinado cualquier familia comienzan a ver algún cambio, queda claramente demostrado que cuando se quiere, se puede.