Desde antes de desatarse el escándalo en la FIFA o en la Conmebol, en Bolivia se escuchaban rumores sobre supuestos manejos sucios del presidente de la Federación, Carlos Chávez.
Por Héctor Miranda (*)
La Paz,(PL).- La todopoderosa Federación Internacional de Fútbol (FIFA) comienza a hundirse, aunque por mucho tiempo pareció insumergible o ajena a las leyes de los hombres, y lo peor es que se lleva con ella algunas de sus afiliadas, entre ellas la Confederación Suramericana de Fútbol (Conmebol).
El imperio que un día controló a su antojo el brasileño Joao Havelange se va a pique, a pesar del carisma de su sucesor, el suizo Josep Blatter, quien rigió sus destinos desde 1998 hasta el 15 de octubre pasado, cuando cedió el puesto de mando al camerunés Issa Hayatou, en medio de un sonado escándalo.
A medida que pasan los días y avanzan las investigaciones, nuevos nombres se suman a la lista de involucrados en el tal vez más grande de los escándalos que rodearon al fútbol en los últimos 100 años, y muchos de ellos son suramericanos.
Incluso, es difícil mencionar un país de la región que no tenga a algún dirigente o exdirigente envuelto en el escándalo, o que sea reclamado por la justicia de algún lugar para que explique su accionar y hasta sus cuentas bancarias.
Por el momento, algunos están en prisión, en tanto otros apelan a condicionantes jurídicas para permanecer libres, aunque señalados por su accionar y en riesgo de ir a parar tras las rejas cuando todo se aclare definitivamente.
Lo cierto, en unas semanas los tres últimos presidentes de la Conmebol fueron a prisión, entre ellos el paraguayo Juan Ángel Napout, vicepresidente de la FIFA además, quien fue arrestado en un hotel de Zúrich como parte de una investigación de la justicia estadounidense sobre corrupción en la entidad rectora del más universal.
Napout aceptó en días pasados ser extraditado a Estados Unidos, que también reclama al exsecretario general, el argentino José Luis Meszner, y al tesorero, el boliviano Carlos Chávez, a quien la justicia de su país envió a prisión desde hace unos meses, acusado de varios cargos, entre ellos enriquecimiento ilícito.
Estados Unidos reclama también al presidente de las federaciones de Brasil, Marco Polo del Nero, y de Ecuador, Luis Chiriboga.
La lista de involucrados en delitos es aún más grande, y en la misma aparecen Sergio Jadue, vicepresidente de la Conmebol y hasta el mes pasado mandamás de la federación chilena, y Luis Bedoya, hasta hace poco dirigente del más universal en Colombia. Ambos se declararon culpables de crimen organizado y de conspirar para cometer fraude electrónico.
Sin embargo, no son esos los únicos nombres relacionados con la Conmebol y en problemas con la justicia, porque también son acusados otro exsecretario general, el argentino Eduardo Deluca, y el otrora dirigente del fútbol peruano, Manuel Burga.
Lo ocurrido en los últimos meses crea incertidumbre sobre el mando de la entidad, ahora en manos del uruguayo Wilmar Valdez, con el argentino Luis Segura como vicepresidente, aunque en riesgo de perder el puesto de no ganar las elecciones presidenciales de la Asociación de Fútbol Argentino ante Marcelo Tinelli.
CUANDO EL RIO SUENA...
Desde antes de desatarse el escándalo en la FIFA o en la Conmebol, en Bolivia se escuchaban rumores sobre supuestos manejos sucios del presidente de la Federación, Carlos Chávez.
Amparado por aquello de que el fútbol es autónomo y el gobierno no puede inmiscuirse en sus asuntos, Chávez emplazó a la justicia a probar los rumores, y al retorno de una de sus habituales salidas del país fue enviado a prisión.
Con él fueron a parar otros dirigentes bolivianos a la cárcel, en tanto los que quedaron al mando convocaron a elecciones, cuyos resultados rechazó la Conmebol, que mantuvo su respaldo a Chávez, todavía tesorero de la organización regional.
Contra el otrora poderoso presidente de la Federación Boliviana de Fútbol pesan los cargos de peculado, peculado culposo, malversación, incumplimiento de deberes, apropiación indebida de fondos, forjamiento de resultados financieros ilícitos, enriquecimiento ilícito y enriquecimiento ilícito de particulares con afectación al Estado.
Las mismas acusaciones pesan contra Alberto Lozada, secretario ejecutivo de la federación boliviana y miembro del Comité de Disciplina de la Conmebol, además de aliado de Chávez y su hombre de confianza.
Chávez, entre otras cosas, se apropió de los fondos de un partido amistoso jugado en Oruro entre San José y el brasileño Corinthians y que debió ir a manos de la familia de un niño muerto como consecuencia de una bengala durante un partido oficial entre ambos elencos.
Por ahora no se sabe si Chávez tiene fondos en cuentas de Estados Unidos o Suiza, como otros de los involucrados en el escándalo que sacude a la Conmebol y a la FIFA, pero en Bolivia lo consideran probable.
Lo cierto, la organización que rige el balompié en la región atraviesa una crisis tan o más grande que la FIFA y, por ahora, nadie puede predecir cuántas cabezas más caerán en medio del escándalo.
Por el momento, resta aguardar porque salgan a la luz nuevas revelaciones y otros nombres para saber cuánto hay de verdad y de mentira en el mundo del fútbol, donde hasta las sedes de varias de las últimas y futuras copas mundiales pueden llevar la marca del soborno, traducida en muchos millones de dólares.
*Corresponsal de Prensa Latina en Bolivia [email protected]
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