Afirman que la producción de cocaína solo en América Latina creció 100 veces en medio siglo
Moscú, 16 dic.Los varones del narcotráfico internacional invirtieron cerca de tres billones de dólares en los últimos 15 años para apuntalar el negocio ilícito de las drogas en Afganistán, Africa y Latinoamérica, certificó hoy el Servicio Federal Antidrogas de Rusia.
El director de la entidad Víktor Ivanov explicó durante un panel sobre el crimen trasnacional organizado en el Instituto de América Latina, de la Academia de Ciencias, que la suma de emisiones e inversiones es comparable con el Producto Interno Bruto de Rusia en 2014, en cuanto a la paridad de poder adquisitivo, ascendente a unos 3,5 billones de dólares.
Ivanov identificó dos grandes centros productores de drogas en el mundo, Afganistán con el monopolio del contrabando de heroína, y Suramérica, de cocaína, mientras que Estados Unidos y Europa son los primeros destinos del millonario consumo de estupefacientes en el planeta.
El crimen trasnacional organizado, puntualizó el denominado zar ruso antidrogas, controla los tráficos de alucinógenos hacia Africa, América Central y Centro de Asia, con millonarias inversiones y ganancias de uno de los más lucrativos negocios, junto a la venta de armamentos, contrabando de especies en extinción y la trata de personas.
Alertó Ivanov en ocasión de la presentación de la monografía colectiva El crimen trasnacional organizado y el estado del enfrentamiento en América Latina, que la producción de cocaína en la región creció 100 veces en medio siglo, de 10 toneladas en la década de 1950 a mil 30 en 2006.
En cuanto a Rusia, indicó el jefe del Servicio Federal Antidrogas que los suministros en el país de esas substancias prohibidas aumentaron en 15-30 por ciento anual. Solo en 2014 fueron incautadas 1,2 toneladas de cocaína.
Los volúmenes de drogas sintéticas confiscados (conocidas aquí como mezclas de fumar) se incrementaron en 200 veces durante la década reciente, indicó Ivanov.
Según el funcionario, ese tipo de drogas provocan efectos nocivos muy fuertes en la psiquis de los consumidores, que pueden conducir a la muerte (como constatan las estadísticas) y a la comisión de delitos graves como asesinato, bajo la influencia de los peligrosos alucinógenos.
Prensa Latina rc/oda