Ciudad del Vaticano, 17 de diciembre de 2015 (Vis).-Las nuevas embajadoras ante la Santa Sede de Guinea, Letonia e India, respectivamente Fatoumata Balde, Veronika Erte, Smita Purushottam y el nuevo embajador de Bahrein, Muhammad Abdul Ghaffar fueron recibidos esta mañana en audiencia por el Papa Francisco.
En el dicurso que les dirigió, el Santo Padre, recordando la reciente publicación de su mensaje para la Jornada Mundial de la Paz, cuya tema era "Vence la indiferencia y conquista la paz" , aprovechó la ocasión brindada por el encuentro para invitar a los diplomáticos a colaborar en la promoción de una cultura de la solidaridad, que contrarreste la globalización de la indiferencia, una de las tendencias negativas de nuestro tiempo .
"Hay muchas formas en que se manifiesta esta actitud de indiferencia -explicó- y también son diversas las causas que contribuyen a alimentarla, pero esencialmente se remontan a un humanismo desequilibrado, en que el hombre ha tomado el lugar de Dios y, por lo tanto, se ha convertido, a su vez, en víctima de diversas formas de idolatría. Incluso la crisis ecológica seria que estamos viviendo se remonta a este desequilibrio antropológico.
"La indiferencia hacia Dios, hacia el prójimo y hacia el ambiente están vinculadas entre sí y se alimentan recíprocamente. Por lo tanto se pueden combatir solamente con una respuesta que las enfrente juntas, es decir con un nuevo humanismo que recoloque al ser humano en su justa relación con el Creador, con los demás y con la creación. Se trata, de construir una cultura de la solidaridad y la compartición en ámbito social, cultural y educativo…Todo ello es necesario para vencer la indiferencia y construir la paz".
Después el Pontífice se refirió al año que está por terminar, marcado por desgracia por una multiplicación de conflictos violentos, tanto bélicos como terroristas.
"Una situación -observó- que está causando cada vez más en las conciencias maduras una reacción no violenta, sino espiritual y moral. Es la que queremos y debemos alimentar con los medios a nuestra disposición y de acuerdo con nuestras responsabilidades. La Iglesia Católica, de acuerdo con su misión, con el Jubileo de la Misericordia, se propone difundir en todo el mundo el espíritu de perdón y reconciliación, llamando a los fieles y a los hombres y mujeres de buena voluntad a abrirse al don de la gracia de Dios y a practicar lo que en nuestra tradición son las "obras espirituales y corporales de misericordia", agregó.
Sostuvo que los Estados están llamados también a hacer gestos concretos, actos de valentía para con las personas más frágiles de su sociedad, como los encarcelados, los emigrantes, los desempleados y los enfermos.
"Deseo, además, en este Año jubilar, formular un llamamiento urgente a los responsables de los Estados para hacer gestos concretos en favor de nuestros hermanos y hermanas que sufren por la falta de trabajo, tierra y techo. En ámbito internacional espero vivamente que toda Nación se comprometa a renovar sus relaciones con otros pueblos para que se llegue a la fraternidad también dentro de la familia de las naciones".
El Papa concluyó su discurso enviando a través de los nuevos representantes diplomáticos no residentes un saludo fraternal a los pastores y fieles de las comunidades católicas presentes en sus países, animándoles a contribuir siempre con lealtad al bien común de la sociedad. "Y lo podrán hacer más y mejor -subrayó- cuánto más se reconozca efectivamente su plena libertad religiosa. La Santa Sede, por su parte, se honra de instaurar con cada uno de ustedes y de los países que representan un diálogo abierto y respetuoso y una colaboración constructiva".