Por Marta Denis Valle*
La Habana, (PL) En los años difíciles de la primera guerra independentista cubana resultó decisiva la presencia de dominicanos, con experiencia militar y desinterés personal, entre ellos los hermanos Luis, Francisco y Félix Marcano Alvarez.
Estos valientes veteranos militares dominicanos aportaron su experiencia y organización al naciente ejército mambí frente a un enemigo superior en hombres y armamento.
Eran hijos del abogado Félix Marcano y de María de la O Alvarez, ambos dominicanos.
Se habían incorporado a las milicias en su país donde combatieron contra la invasión haitiana pero luego Santo Domingo resultó anexado nuevamente a España.
Nacidos en Baní, República Dominicana, igual que Máximo Gómez Báez (1836-1905) y Modesto Díaz Alvarez (1826-1892), llegaron a Cuba en 1865 como parte de las Reservas Dominicanas del Ejército Español.
Luis Gerónimo Marcano Alvarez (1831-1870), con el grado de capitán del Ejército español, pasó a Cuba y se estableció en El Dátil, donde hizo contacto con los revolucionarios de Bayamo y tomó parte en la conspiración independentista.
Al conocer el estallido de la Revolución el 10 de octubre de 1868, en el ingenio La Demajagua, Manzanillo, Oriente, inmediatamente apoyó a su iniciador, Carlos Manuel de Céspedes.
Al siguiente día se alzó en armas, en Jibacoa, y con unos 160 hombres tomó el poblado de El Dátil.
Pronto se le unieron otros insurrectos y con una partida de 300 hombres Luis Marcano marchó al encuentro de Carlos Manuel de Céspedes y juntos tomaron el pueblo de Barrancas, el 15 de octubre de 1868.
Céspedes lo designó su lugarteniente y jefe de operaciones en la toma de Bayamo, al aceptar su plan de atacar esta plaza en lugar de la ciudad de Manzanillo -con más tropas españolas y de fácil reforzamiento por mar- donde eran mínimas las posibilidades de triunfo.
Al iniciarse el sitio de Bayamo a las filas insurrectas se pasaron integrantes de las milicias de negros y mestizos y el dominicano Modesto Díaz Alvarez, brigadier al servicio de España, tío político de Luis Marcano, quien le había prometido sumarse a la Revolución.
Su esposa, Lorenza Díaz, era sobrina del general Díaz Alvarez, también de la reserva, quien fuera movilizado por el Ejército español al estallar la guerra, con la misión de defender la cárcel de Bayamo.
Los principales caudillos orientales Donato Mármol y Vicente García lo acataron como máximo jefe militar.
Según su ayudante Pedro Martínez Freyre, Marcano era entonces la inteligencia y el brazo derecho en la sangrienta lucha.
Aparece entre los cinco mayores generales orientales (Francisco Vicente Aguilera, Donato Mármol, Máximo Gómez y Modesto Díaz) en la orden de organización de las fuerzas armadas insurrectas, en julio de 1869; conserva este grado en la de abril de 1870 y es el segundo jefe del Estado de Oriente, encabezado por Aguilera.
Se enfrentó a la guerra a muerte desatada contra las fuerzas independistas por el general Blas Villate Conde de Valmaceda, nombrado jefe del Ejército de Operaciones en Cuba.
La llamada creciente de Valmaceda, como un río desbordado, provocó a su paso la destrucción y la muerte, sin respetar a mujeres, niños, ancianos, heridos, enfermos o prisioneros.
Valmaseda no pudo impedir que continuara operando en la jurisdicción bayamesa y que se trasladara hacia el norte en auxilio a la expedición del Perrit.
Este vapor arribó el 11 de mayo de 1869, a la bahía de Nipe con un valioso cargamento en hombres y armas que contribuyó a aliviar la difícil situación de la insurrección en el territorio oriental.
El mayor general Luis Marcano nació el 29 de septiembre de 1831 y murió el 16 de mayo de 1870 a consecuencia de un disparo que le hicieron a traición cuando se retiraba después de atacar con sus fuerzas el campamento español de El Congo.
Pudo sobrevivir a un anterior atentado, el 9 de agosto de 1869, cuando fue atacado a machetazos mientras dormía, en un campamento en las estribaciones de la Sierra Maestra, por dos miembros de su escolta vendidos a los españoles.
Estuvo postrado alrededor de seis meses con profundas heridas en el rostro y en las muñecas.
También fue atacado su hermano el coronel mambí Félix Marcano (1838-1915), quien recibió una herida en la frente y en las muñecas pues ambos tenían cubierta la cara con un brazo.
Salvaron la vida en esa ocasión por la intervención de otro compatriota el teniente coronel Chalas.
La trayectoria militar de Félix siguió los pasos de sus hermanos desde los primeros días de la Revolución del 68.
Se alzó en Jibacoa, bajo la jefatura de Luis; .participó en la toma de Barrancas y Bayamo y en diversos combates.
Ya asesinados Luis y Francisco honró sus memorias oponiéndose en 1875 a los grupos sediciones en Lagunas de Varona.
Fiel a las ideas independentistas conspiró en 1890 y 1895; invalido y con la salud muy deteriorada, no pudo participar en la última guerra.
El menor de los Marcano Alvarez falleció en Santiago de Cuba, hace cien años, el 17 de abril de 1915, con una pensión gubernamental debido a su estado de salud.
El otro hermano Francisco Marcado (1829-1870) murió fusilado por los españoles el 26 de enero de 1870, en la explanada del Matadero, en Santiago de Cuba.
Gravemente enfermo resultó traicionado y hecho prisionero en un escondite en la zona de El Cobre.
Como Luis y Félix se unió a las filas insurrectas poco después del Alzamiento del 10 de octubre de 1868 y dada su experiencia militar contribuyó a la organización y resistencia de las fuerzas cubanas en los primeros momentos de la que sería la larga Guerra de los Diez Años.
Carlos Manuel de Céspedes lo hizo brigadier y operó principalmente en el territorio manzanillero.
En las Reservas Dominicanas del Ejército Español fue capitán y después de arribar a Cuba, se licenció de ese cuerpo.
Trabajó en el negocio de la madera en El Dátil, lugar donde se vinculó a la conspiración independentista de 1868; formó matrimonio con la cubana Advíncula Blandino, de Manzanillo.
*Historiadora, periodista y colaboradora de Prensa Latina
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