Luego de rebasar las dos primeras rondas, la dominicana Clarissa Molina debió saborear la decisión no se sabe si justa del jurado que la excluía del certamen en la tercera ronda.
La representante dominicana fue dejada fuera del quinto grupo de entre el cual se debe escoger la ganadora del trono de Miss Universo.
La quisqueyana tuvo una loable participación en el certamen y mostró elegancia escénica en cada etapa, pero hacia ella se lanzó una campaña que la sindicaban como racista, que bien pudo gravitar en algunos de los jurados.
De todo modo, su papel fue digno.