Madrid, 20 dic (PL) Pese a su inminente triunfo hoy en las elecciones generales españolas, el conservador Partido Popular (PP) necesitará el apoyo de más de una fuerza para mantenerse en el poder, tras quedar lejos de la mayoría absoluta necesaria.
Así lo reflejan los primeros datos oficiales, que conceden a la agrupación del presidente del Gobierno y candidato a la reelección, Mariano Rajoy, 124 de los 350 escaños en el Congreso de los Diputados, cuya mayoría se ubica en 176 representantes.
Ni siquiera con el respaldo del partido Ciudadanos (centroderecha), considerado su aliado natural y con apenas 33 asientos en la Cámara baja, la derecha en el poder lograría el margen necesario para gobernar, según refleja el 65 por ciento de los votos escrutados.
El Partido Socialista Obrero Español (PSOE), que junto al PP encarnan décadas de bipartidismo con la alternancia en el poder, quedaría en la segunda posición con 94 representantes parlamentarios.
La nueva formación Podemos (centroizquierda), nacida en 2014 y vista como la heredera del conocido Movimiento 15-M o de los Indignados, que en 2011 protagonizó multitudinarias protestas contra la clase política, obtiene 68 asientos y más del 20 por ciento de los votos.
Podemos y Ciudadanos, que capitalizaron el descontento ciudadano por los escándalos de corrupción dentro de los partidos tradicionales, serán decisivos en las negociaciones postelectorales para lograr un consenso que permita formar gobierno a la agrupación más votada.
En opinión de analistas, los comicios esbozarán un inédito escenario multipartidista en este país europeo, con un ejecutivo en minoría obligado a pactar y que tendría dificultades para acabar una legislatura de cuatro años.
Los casos de corrupción en las filas de socialistas y populares y la debacle económica que desangra al país desde 2008 llevaron a los gobiernos del PSOE, primero; y del PP después, a adoptar draconianas medidas de austeridad, con recortes en servicios públicos esenciales.
El malestar de la población, plasmado en las protestas del 15-M, fue canalizado por Podemos, liderado por el joven profesor universitario Pablo Iglesias.
Ciudadanos -aunque más afín a los preceptos neoliberales encarnados por el PP- de alguna manera también recogió la indignación popular con el clientelismo y la corrupción.
Su máximo dirigente y aspirante a la jefatura del ejecutivo, Albert Rivera, descartó apoyar una posible coalición o la investidura de candidatos del PP o el PSOE, partidos que, en su opinión, representan un modelo de hacer política del pasado.
Ante este panorama tan incierto, y después de una campaña en la cual su agrupación no despuntó, Rajoy recurrió al discurso del miedo frente a la posibilidad de que una alianza de izquierda le desaloje de La Moncloa, sede gubernamental.
España entra desde hoy en una etapa política nueva. Nada será igual porque, según todas las previsiones, habrá un parlamento mucho más fragmentado, con irrupción de dos partidos nuevos, en el que serán necesarios acuerdos, destacó el periódico El País.
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