Por Yolaidy Martínez *
La Habana (PL) El Caribe despide un 2015 marcado por importantes giros en el mapa político del área, pues tres de los seis países que celebraron elecciones dieron a la oposición la oportunidad de regir sus destinos.
San Cristóbal y Nieves fue el estado que abrió en este año el ciclo electoral de la zona y apostó por un cambio de gobierno en las urnas.
En febrero, los habitantes de esas islas terminaron con 20 años de mandato del Partido Laborista -del exprimer ministro Denzil Douglas- y colocaron a la coalición Equipo Unidad al frente del Ejecutivo.
La alianza desbancó al oficialismo al ganar siete de los 11 curules de la Asamblea Nacional y su líder Timothy Harris, de 51 años de edad, asumió como el nuevo gobernante del territorio.
El mandatario conquistó a los votantes con sus planes de crear dos mil empleos y de eximir a los alimentos, los productos agrícolas, las medicinas, el material escolar y a los funerales del Impuesto al Valor Agregado.
También prometió reactivar la economía, erradicar la pobreza, construir dos mil viviendas, combatir la criminalidad, reducir las hipotecas y crear un fondo para financiar el costo universitario a quienes no pueden acceder a los préstamos bancarios.
Guyana fue otra nación del Caribe que entró en una nueva era con el triunfo en mayo del bloque de la Alianza por el Cambio y Alianza para la Unidad Nacional, que se propone erradicar la histórica rivalidad racial y avanzar hacia la anhelada unidad de todos los sectores sociopolíticos.
Esos comicios se consideraron como los más importantes del país desde 1992, cuando el Partido Progresista del Pueblo (PPP) asumió el poder, pues el componente étnico fue un factor preponderante en toda la contienda.
La Alianza acaparó 33 de los 65 escaños del Legislativo y rompió así con los 23 años de mandato del PPP, ahora en la bancada opositora con los restantes puestos.
Su líder, David Granger, fue proclamado presidente de Guyana y por primera vez en la historia del país aglutinó a grupos de afroguyaneses, amerindios, mestizos y descendientes de hindúes bajo una misma bandera política.
El general retirado condujo al bloque al triunfo con una campaña basada en mayores oportunidades de educación y salud, un incremento salarial, impuestos más bajos, la lucha contra la corrupción, el narcotráfico y la trata de personas.
Pero su principal compromiso electoral fue avanzar hacia la unidad entre todos los sectores y el fin de las tensiones raciales en Guyana, gobernada históricamente por los indo-descendientes del PPP.
Mientras en septiembre, el Movimiento Nacional Popular de Trinidad y Tobago (PNM) retornó al poder con una victoria que lo consolidó como el partido que domina la política del país caribeño.
Esa fuerza de centroizquierda obtuvo 23 de los 41 escaños del Parlamento, tras una cruenta y reñida campaña donde predominaron los ataques contra su dirigente y actual primer ministro, Keith Rowley.
La agenda del PNM propone modernizar las instituciones de seguridad, reformar el sistema de justicia, combatir la criminalidad y la corrupción, y poner fin a la histórica confrontación de los afrotrinitentes y los descendientes de hindúes.
Suriname, Belice y San Vicente y las Granadinas también realizaron comicios en 2015, pero mantuvieron en el poder a sus respectivos dignatarios.
Desiré Bouterse fue reelegido cómodamente en mayo y se comprometió a enfocar su nuevo mandato en la diversificación de la economía con el objetivo blindarla ante los altibajos que afectan la inversión extranjera y la minería, los principales sostenes del país. El presidente surinamés tiene la mira puesta en estabilizar las finanzas y reducir la dependencia de las ventas del oro, la bauxita y el petróleo, lo cual también se traduciría en más bienestar para la población.
En Belice, a Dean Barrow le fructificó la idea de adelantar el sufragio 17 meses antes de la fecha prevista y llevó con éxito a su Partido Democrático Unido (PDU) a la tercera victoria consecutiva, un hecho inédito en la historia del país.
Incluso, la agrupación gobernante incrementó de 17 a 19 los asientos que controla en la Asamblea Nacional.
Barrow buscó la continuidad para seguir adelante con sus planes de elevar el desarrollo económico y el bienestar social en la nación centroamericana y caribeña.
El programa 2015-2019 propone inversiones en la infraestructura, nuevos hospitales, escuelas y viviendas, ampliación de los servicios públicos y extender la electricidad con fuentes renovables de energía a las zonas rurales más intrincadas, entre otras iniciativas.
San Vicente y las Granadinas cerró el período electoral del Caribe con la cuarta victoria consecutiva de Ralph Gonsalves y de su Partido Laborista de Unidad, que retuvo en este diciembre sus ocho bancas legislativas.
El Primer Ministro batirá así el récord en su país de ser el gobernante con más tiempo en el poder, pues su antecesor, James Mitchell, estuvo 16 años al frente del Ejecutivo.
Gonsalves buscó la reelección con una plataforma que promete miles de empleos, planes de renovación urbana, reducir la pobreza extrema, estimular los sectores productivos y concluir el aeropuerto internacional Argyle, que se vislumbra como el catalizador de la economía y del turismo.
Asimismo, el Caribe logró en este año insertar algunas de sus demandas en el acuerdo de la cumbre mundial sobre cambio climático que sesionó en París.
La región está complacida porque el pacto propuso mantener por debajo de 1,5 grados Celsius la temperatura global y crear una sección especial para atender las pérdidas y daños derivados de los impactos climáticos inevitables como el aumento del nivel del mar.
*Jefa de la Redacción Centroamérica y el Caribe de Prensa Latina.
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