"La República Dominicana tiene el dilema de transitar en este año electoral hacia la continuidad e impudicia del PLD o el salto dialéctico del cambio político generacional e iniciar la Tercera Ola Democrática."
Hay en América Latina una ola de cambios políticos y sociales, que anuncian un nuevo paradigma de gobiernos auspiciadores del Estado del bienestar, dejando atrás el clientelismo político, el populismo, y condenando la corrupción e impunidad como estilo perverso y despótico de gobiernos que han destruido la credibilidad de la democracia y ampliando la brecha de la pobreza, marginalidad y desigualdad social.
En la República Dominicana se inició la primera ola democrática en el año 1963, cuando se celebraron las primeras elecciones democráticas a la caída de la dictadura de Trujillo, este proceso democrático se estaba registrando a nivel de América, con el ascenso de John F. Kennedy a la presidencia de EE.UU.
Esta primera etapa de la democracia dominicana aunque tuvo los fulgores de la libertad y el inicio del sistema de partidos, fue muy accidentada caracterizada por un golpe de estado en el 1963, una guerra civil en el 1965 y un régimen democrático pero de mano dura hasta el año 1978, que es cuando asciende al poder el presidente Don Antonio Guzmán que es quien inicia la segunda ola democrática en nuestro país.
En la actualidad el pueblo dominicano está abatido por el deterioro de sus instituciones. La crisis de los poderes públicos del estado, caracterizado por el colapso del sistema de justicia, carencia del estado de derecho, un poder legislativo que es un sello gomigrafo del poder ejecutivo, y un poder ejecutivo sacudido por la corrupción e impunidad, donde como si fuese una escena dantesca, se suicida un ingeniero por extorsión y chantaje de la OISOE, madriguera de corruptos y no pasa nada. Podemos asegurar que estamos ante un estado jurídico fallido en República Dominicana.
El país hay un agotamiento del Sistema Sanitario, sin las capacidades para resolver asuntos epidemiológicos fundamentales como el dengue, constituye una vergüenza universal el numero porcentual de muertos en el año 2015, el Sistema Hospitalario está colapsado. Hay que producir una nueva reforma al Sistema de Seguridad Social, donde la universalidad y solidaridad no sea un simple enunciado. Actualmente las ARS son industrias sin chimeneas, que solo le importa la rentabilidad, no garantizan coberturas a las enfermedades catastróficas y por otro lado pagan honorarios miserables a los médicos por consultas especializadas (RD $300.00 menos el 10%= RD $270.00 esto es igual a 6 dólares).
La Policía Nacional institución que debe ser la garante de la Seguridad Ciudadana, ha sido rebasada por el crimen organizado y la delincuencia, además de ser una madriguera donde a diario se detectan uniformados comprometidos con la delincuencia común, hay que proceder a una reforma de profundo calado institucional, además esta reforma debe incluir al Ministerio de Interior y Policía.
La política social del gobierno no puede seguir siendo una plataforma clientelar y de chantaje electoral, debe haber una reforma en la que se establezca una política de estado de asistencia social producto de la investigación sociológica con igual oportunidad para todos los ciudadanos desprotegidos. La política social debe ser producto de una ley, que garantice las Tarjetas Solidaridad, SENASA y otras conquistas sociales que no estén sujetas a gobiernos, ni partidos gobernantes, a la vez quean reajustadas según el costo de la vida, para que los desheredados de la fortuna tengan una vida digna.
La crisis alcanza al sistema de partidos políticos, las cuales son instituciones cada vez menos creíbles según latinobarometro, manejan los fondos sin transparencia y en ocasiones para beneficio de una cúpula parasitaria. Los tres grandes partidos del sistema han sufrido erosiones internas que han provocado conflictos internos, hay ausencia de liderazgos fuertes y la democracia interna ha sido gravemente afectada, perjudicando liderazgos emergentes. No se valoran los militantes por sus aportes sociales y méritos intelectuales, profesionales o ascendencia en su sector de clase, sino, por la capacidad para financiar la campaña y realizar aportes institucionales, por eso el congreso y las alcaldías son en especie de un botín de guerra, donde los electos van a buscar beneficios económicos, así no se construye un Estado fuerte, eso es parte de los lastres institucionales producido por los partidos políticos. El transfugismo es la resultante de la ausencia de una ideología que comprometa espontáneamente a los militantes y dirigentes, y es el reflejo más elocuente de la Crisis del Sistema de Partidos Políticos en República Dominicana.
Entonces hay que volver por los senderos de la construcción de un sistema de partidos, hay que aprobar la Ley de Partidos Políticos y auspiciar liderazgos que tengan como base la vocación de servicios a la comunidad y comprometidos con una mejor nación. Donde los dirigentes tengan todos iguales oportunidades, así podrán emerger los líderes del futuro.
Estos cambios y reformas sociales tienen que ser la resultante de un diálogo social con todos los sectores que componen la sociedad en su conjuntos sin exclusión. Las sociedades que más han avanzado son aquellas que se fundamentan en un piso social amplio, equidad, justicia social y solidaridad. En la era moderna es imprescindible que los seres humanos sean liberado de la preocupación de la sobrevivencia humana, y dirigir el pueblo hacia un nuevo modelo de desarrollo fundamentado en la sociedad del conocimiento. Entonces habrá paz social, tal como dijo el papa Pablo VI, en nuevo nombre del desarrollo es la paz.
Hay una expresión muy cierta, Alexis de Tocqueville: "Lo que une y separa a los hombres son los intereses", en tal virtud, todos los dominicanos que aspiran a un cambio político y de gobierno deben unirse en el interés primario que es la "Ola del Cambio". Hay momentos en la historia de los pueblos, que sus ciudadanos se ponen por encima de los partidos políticos, sobre todo cuando sus líderes les fallan, por estas razones los obreros, chiriperos, profesionales, empresarios, comerciantes, mujeres y jóvenes votantes que desean una República Dominicana "vivible" con una democracia de calidad, donde la innovación y el conocimiento nos conduzcan por un desarrollo sostenible y amigable con el medio ambiente, una sociedad de oportunidades fundamentada en el estado del bienestar, para emprender esta gran empresa patriótica, el índice colectivo ha señalado a Luis Abinader como el próximo presidente dominicano, tendrá la responsabilidad de hacer el transfer hacia el cambio generacional y de auspiciar la "Tercera Ola Democrática de la República Dominicana".