VAIL, Colorado.- ¿Tenemos conciencia los dominicanos que entre nuestras principales riquezas está la valoración positiva de nuestro país en la región latinoamericana y de la ventaja competitiva que esa imagen acarrea?
Pienso que no, porque el principal punto de referencia es un atributo que solamente se aprecia cuando se pierde: la estabilidad macroeconómica combinada con una vocación de crecimiento que se mantiene aún en los momentos críticos de la economía mundial, como acaba de ocurrir en 2015 que figuramos en el puñado de países de la región con crecimiento mayor de un 4%; mérito al que añadimos otro del que quisieran disfrutar los venezolanos, argentinos, chilenos, brasileños y haitianos: el sosiego político, en RD como en todas partes hay confrontaciones políticas, denuncias de corrupción, pero el país se ha mantenido alejado de las crisis políticas que padecen los países referenciados.
Con familias de esas y otras naciones de la región suelo coincidir en la primera semana de cada año en las clases de esquiaje, en la góndolas que llevan hacia las montañas y en las pausas para el almuerzo, y se hacen inevitables las tertulias en las que salen a relucir las cosas buenas y malas de cada país, y de ninguno de habla mejor que de la República Dominicana.
No sé en números si estará antes o después que la dominicana (que esta temporada volvió a ser bastante amplia), hay una apreciable concurrencia de familias venezolanas y con algunos de ellos participamos de un brindis por la recuperación de un contrapeso democrático en ese país, con el deseo de que termine la macabra separación entre dos Venezuela, que a lo único que ha contribuido es a crear los más altos niveles de inflación, una estampida de capitales, mayor grado de inseguridad y empobrecimiento generalizado.
Hace unos años teníamos a los brasileros como el referente esperanzador, el ejemplo de que nacer en la pobreza no condenaba a padecerla durante toda la vida, el país se había colocado junto con China, Rusia y la India, entre los de mayor auge e influencia en la economía mundial, pero la virtud de Brasil: crecimiento con equidad, millones de favelados pasaron a engrosar la clase media, y los grandes consorcios empresariales del país expandían su presencia por todas partes del mundo.
¡Lástima que todo se ha venido abajo!
Argentina tiene nuevo gobierno, pero escasas posibilidades de lograr los consensos necesarios para empujar una agenda de recuperación, los propios argentinos tienen escasas esperanzas de cambio, por el contrario, perciben un panorama sombrío.
Aquí se observan más argentinos ganándose la vida en los alquileres de esquís que vacacionando
Michel Bachelet y Dilma Rousseff, han estado marcadas por la misma suerte de impopularidad que nos les ha permitido levantar cabeza, se han mantenido en el gobierno porque es lo más conveniente para la institucionalidad, pero permanentemente acosadas por la oposición y la sociedad civil.
Los haitianos hacen unas elecciones y meses después no se saben ni de los resultados ni de la fecha cierta de una segunda vuelta para definir ganador, y los colombianos, que también abundan por aquí en estos días, tienen una economía estable, pero muchas incertidumbres con las conclusiones del proceso de paz con las guerrillas de las FARS que encabeza su presidente Juan Manuel Santos.
Otro punto para RD: su turismo, de Punta Cana la mayoría de los extranjeros hablan con mayor propiedad y fascinación que muchos dominicanos.