El día del Poder Judicial solo sirvió para demostrar el nivel de degradación ética y moral que ha alcanzado no solo el Sistema de Justicia, sino todos los poderes del Estado, para convertir este país en un corral amurallado con muros de acero y un tope electrificado con alambres de púas para que nadie pueda huir del fango y el estiércol que nos consume como en una hoguera de la inquisición feudal.
Si para algo sirvió el día del Poder Judicial fue para comprobar los niveles de simulación y burla al pueblo de las autoridades, donde sobresalieron el presidente de la Suprema Corte de Justicia, Mariano Germán y el Procurador General de la República, Francisco Domínguez Brito, con la complicidad del Presidente Danilo Medina, testigo ciego, sordo y mudo de un espectáculo deprimente propio de una nación subdesarrollada que involuciona cada cuatro años.
Mi mayor decepción –y lo digo con pena y dolor porque le guardaba admiración, cariño y respecto- es el Procurador Francisco Domínguez Brito porque olvidó su rol como representante de la sociedad para subordinarse, como un crótalo, a las decisiones del partido de gobierno permitiendo que continúe la corrupción y la impunidad sin indignarse y renunciar para conservar su orgullo y dignidad. ¡Qué decepción tan grande me embarga!
El nivel de simulación del Procurador es inaudito. Su respaldo “incondicional” al presidente de la Suprema Corte es un monumento antológico a la inconsecuencia jurídica propia de un hombre que un día dice no creer en la justicia, que se siente decepcionado y asqueado y al otro día, de manera inverosímil, es convierte en un ferviente creyente, como el ateo que dice haber encontrado a Dios sin haberlo visto y sin recibir ninguna señal de su existencia.
Si de algo sirvió el sainete del Palacio de Justicia y del Altar de la Patria el triste día del poder judicial, fue para demostrar por enésima vez como el PLD se burla del pueblo contado con su ignorancia y su pobreza material, pues nada de lo que dijo Mariano German es cierto, ni nada de lo que dijo Domínguez Brito tampoco. Ambos mintieron, ambos se burlaron del pueblo, ambos mostraron sus caretas en el carnaval de la podredumbre judicial.
No es verdad que las denuncias sobre las mafias en el poder judicial la encabecen Awilda Reyes y Arias Benites, como tampoco es verdad que los responsables de la mafia en la Oficina Supervisora de Obras del Estado (OISOE) sean los que están presos. Ellos son los eslabones más débiles de las cadenas de corrupción y crímenes en el gobierno. ¡Y lo sabe Domínguez Brito¡ ¡ Y lo sabe Danilo! ¡Y lo sabe Leonel! ¡Y lo sabemos todos!
De igual modo esas autoridades saben que existen oficinas de “prestigiosos” abogados cuya tarea es “resolver” entre fiscales, generales y jueces casos de corrupción, evasión, contrabando, lavado, narcotráfico y crímenes, cobrando por sus “servicios” sumas millonarias, en pesos, en dólares o en especie. ¡Y no pasa nada!
Mientras los jueces no sean todos de carrera judicial, no de carrera política partidaria, al igual que los fiscales, mientras el Procurador General de la República no sea ajeno a los partidos y la política, mientras lo siga designando el presidente de la República, que es un político, jefe de un partido, no podemos hablar de una justicia independiente, libre y soberana. ¡Y mucho menos honesta!
PD: En Perú más de 13 mil personas condenadas por corrupción en un año. En Brasil hay decenas de presos por la misma causa incluyendo altos funcionarios y dirigentes prominentes del partido de gobierno. En República Dominicana, uno de los países más corruptos del mundo, no hay un solo preso en los últimos 16 años.