Este domingo debieron celebrarse las votaciones de la segunda vuelta, pero miles prefirieron lanzarse a las calles a pedir la renuncia del gobierno de Martelly, las que se esperan continúen.
El caldeado ambiente en Haiti ha hecho que las autores dominicanas hayan desplazado vientos de soldados a la frontera en prevención de grupos de haitianos intenten refugiarse en este país huyendo de la crisis, matizada por disturbios y violencia.
Prensa Latina en un despacho desde Puerto Príncipe establece este domingo que aunque las cuestionadas elecciones previstas para hoy quedaron suspendidas, es de esperar que las protestas continúen para impedir que las autoridades haitianas fijen una nueva fecha.
La víspera el candidato oficialista, Jovenel Moise, llamaba a reprogramar la segunda vuelta de las presidenciales mientras en las calles miles de manifestantes exigían su anulación definitiva porque las consideran fraudulentas.
Moise brindó el sábado una conferencia de prensa para pedir una rápida reprogramación de la votación aplazada e insistió en que "las personas están dispuestas a votar en masa por él".
Tal vez obvia que los comicios de este domingo fueron suspendidos por el tribunal electoral después que sus miembros comprendieron que no había un ambiente seguro para realizarlas.
Mientras Moise hablaba, en las calles una gran manifestación opositora rechazaba la continuidad del proceso electoral alegando que ha estado plagado de fraudes y ahora plantean exigencias más radicales.
Entre ellas están la renuncia del presidente Michel Martelly y del primer ministro Evans Paul, la disolución del tribunal electoral y la formación de un gobierno de transición que castigue el fraude y celebre nuevas elecciones.
La víspera se repitieron en las calles escenas que caracterizaron las protestas del jueves y el viernes últimos: quemas de oficinas electorales, automóviles apedreados y barricadas de neumáticos ardientes.
La policía local y las fuerzas de la Misión de Naciones Unidas para la Estabilización de Haití (Minustah) vigilaron a la indignada multitud que reclamaba el respeto a la voluntad popular.
La misión de observadores de la Organización de Estados Americanos (OEA), Naciones Unidas y Estados Unidos insistieron en que se debe dialogar para superar la crisis y seguir sin demora el programa electoral.
Pero esas recetas de entidades internacionales que financiaron el proceso electoral distan mucho del clamor popular pues en las calles la multitud exige el cese de la injerencia extranjera en Haití.
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